CAPÌTULO 11: “MI PLAZOLETA , MI PARAÍSO“

Abandonamos el campo de juego. La atractiva figura de la chiquilla, se había desvanecido más allá de la arboleda. Pero la fragancia de su piel, el irresistible aroma de su cuerpo, flotaba en nuestras narices, como la suave pluma de las alas de un ángel.

 Dem y yo, decidimos dar una vuelta por la ciudad. Llegamos hasta la la Plaza de La Fertilidad, un espacio creado en conmemoración de la primera mujer sueca en morir en estas tierras, a causa de los enfrentamientos, por el control del

comercio sueco, a mediados del siglo XV. Hubo levantamientos del campesino en muchas zonas. Eduviges Lottar, se ocultó en Dalecarlia, fue perseguida. Arribó a Malmo, y perdió su vida a causa de los disparos enemigos.

Estaba embarazada. Murió poco después de dar a luz.  Fue un siete de mayo. No recuerdo el año. En su honor, cada siete de mayo, festejamos el Día de La Fertilidad. 

Disculpen si los embarullé con mi historia, es que de tanto en tanto, me pongo un poco cerebrito. Y, a menudo no me percato de que la gente viene a este sitio a pasarla bomba, y no a escuhar mis historias dinosaurias. En fin , tanto hablar estupideces, me abrió el apetito.

 Disculpen mi vocabulario... pero, ¡tengo un hambre mortal!

Y, créanme cuando les digo, que me engulliría una manada de elefantes, de un solo bocado. Sin sal y sin aceite.

Me fascina este lugar. Sus aromas, los simpáticos y traviesos mocosos, con la cara embadurnada de helado de chocolate, las madres, luciendo gustosas sus piñatas de embarazadas, sacándose fotos junto a una fuente de aguas danzantes, mientras el dulce rocío del alba besaba el carmín de las rosas, de aquel diminuto pero bello jardín. Y los adolescentes, luciendo pantalones que les bailaban en la cintura y estrafalarias cadenas de bicicleta por colgantes, rodeando sus cuellos.

Tratando de seducir , sin éxito alguno, al alfajorcito de turno.

Y modernas abuelas tatuadas hasta en el intestino delgado, fantaseando con un viejo feo y pelado con cara de cucurucho, que parecía tener habilidad, haciendo jueguitos con una pelotita de madera.