"Frutyland:#1 (basada En Hechos Reales)

CAPÍTULO 13: “LA PASTELERÍA DE PEPE LUIGGI“

“Comienzo a creer que la vida es un pañuelo“. ¿Y quién es ese ser tan especial que menciona la leyenda... ? ¿ Lo conoceré alguna vez? ¿Serán nuestros corazones el uno para el otro?

Ese es solamente un sueño. ¡Un bellísimo sueño, que sólo el manantial de sus labios, volverá realidad!

En fin. Por fin llegamos a la pastelería CUORE DI LIMONE:( “ Corazón de limón“), la pastelería donde trabaja Pepe Luiggi.

 Unos carteles muy luminosos y elegantes, nos dieron la bienvenida.

Dem, me miró con cara de culo gordo... y, poco antes de ingresar, me preguntó quién era este tipo. Le comenté, que Pepe, según viejas anécdotas, arribó a nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial. ¡Es italiano, como tú! _ le dije a Dem, quien esbozó una sonrisita cómplice. Aquí, en Suecia, despuntó el vicio por la pastelería. Hoy, sus pastelerías, son sinónimo de vanguardia y muy buen gusto a nivel mundial _ concluí.  Mientras, un gigantesco pastel multicolor , con una sonrisa en la cara, en su cara de payaso, se hallaba adosado al pórtico. Tratamos de entrar, pero no hallamos el picaporte. 

El pastel pintado sobre los cristales, se veía tan real, que se me hizo agua la boca.

_ ¡Espera, tonto!,  ¿qué vas a hacer!,  ¿No te das cuenta que esa torta es de fantasía...?  _ examinó Dem.

_ ¡Ya veremos! _ exclamé, mientras dos enormes hilos de baba, pendían de entre mis labios. “ Como una cama paraguaya, pendiendo de dos árboles cercanos “ .

Estiré mis manos hacia la torta y sentí cómo las mismas, partían el vidrio como gelatina, atravesándolo de lado a lado.  

Estuvo “de pelos“. Y, tras unos instantes, la mágica aspiradora, me soltó.

Pero, para mi sorpresa, me quedé con el preciado botín, ante la patética cara de Dem.

Me devoré el pastel en un abrir y cerrar de ojos.

 _ ¿Quieres un poco? “ _ ofrecí a Huesitos, con una barba blanca de crema pastelera, bordeándome las mejillas. Hues... , así lo llamo a Dem, por su extrema delgadez, y su silueta desgarbada. Aunque, las apariencias engañan. El muy pícaro, en su casa, comía como si fuera la "Última Cena".  ¿Y después el lechón soy yo... ?

¡Patrañas!

¡Es que Huesitos tiene más suerte, que manco ganando a  la lotería! ¡Es todo!  




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