Fuego Azul

Capítulo 3

Desde el funeral de mi madre, no me levantaba y sí lo hacia era para ir al baño, mi abuela decía que estaba en una depresión crónica, pero solo habían pasado 3 semanas.

Mi abuela se las había ingeniado para sacarme de la cama varias veces, su ultimo intento había sido fingir una caída de las escaleras y un grito de desesperación para que saliera de mi cuarto y funciono salí del cuarto pero, Margo la señora de llaves la dejo en evidencia, diciéndole "Vamos Cassie levantate de ahí, necesito trapear". Después de escucharlo me entre al cuarto y no volví a salir y mi abuela no intento mas nada quizás se cansó.

Miré el reloj de la mesa y eran las 3 a.m. y estaba que me dormía pero no quería desde estos últimos días, había tenido pesadillas con mi madre siendo correteada por un hombre de ojos azules en la oscuridad. Ya llevaba 3 días sin dormir y eso me hizo perder mi propósito,el sueño me venció y esta vez soñé con la montaña que en su sima había fuego azul, me veía sola en ella y como siempre sucedía luego alguien me llamaba.

—¡Rachel!

Pensé que era el sueño y no hice caso, hasta que sentí que me pegaban en la cara. Me desperté somnolienta y ahí estaba mi abuela sentada al pié de la cama.

—No piensas levantarte de la cama— se cruzó de brazos con un gesto molesto.

—Pensé que ya te habías rendido— volví a cerrar los ojos intentando dormir.

—Yo nunca me rindo.

Me tiró de la cama y la cerró, debí comprar una nueva y mi abuela fuera tenido que aguantarse que pasara todo el día, pero no, era una cama plegable y ahora estaba en el suelo dando golpes de impotencia.

—Bien hecho—cerré los brazos—Ahora dormiré en el suelo.

—No lo harás señorita, ¡Jasmin!

¿Quien era Jasmin?

A los pocos segundos entró una mujer corpulenta,de piel color chocolate y con cara de muy pocos amigos.

—Si señora.

—¡Jasmin levantala!

Jasmin me cogió por las piernas y me levanto como si fuera pluma.

—Ves en lo que me pones Rachel, pero recuerda que lo hago por tu bien y por eso te inscribí en la mejor clase de pintura de la ciudad, sé que te gustara siempre quisiste entrar.

—Pero ya no—Dije con muy pocas ganas de hablar.

—Rachel es Heims Arts, sé que te gustara.

—No.

—Bueno entones Jasmin haz lo tuyo.

Sonrió como un psicópata mirando a su víctima. Tragué en seco.

—¡Ve al baño!—Gritó.

No me moví.

—Vas o yo lo hago por ti .

Moví la cabeza en señal de un no, pero su mirada era tan irritable que decidí darme un duchaso.

Al llegar me mire al espejo y me veía terrible, tenia unas ojeras de zombie y el cabello hecho un desastre, ¿Por qué me obligaban a salir? golpee el vidrio con la mano izquierda, los nudillos se me llenaron de sangre, parecía haberme roto la mano, me dolía lo bastante como para no ir a clases de pintura. Busqué el maletín de primeros auxilios y saqué gasa y alcohol. Primero me unte el alcohol y después cogí  la gasa para vendarme la mano. Y finalmente me cambié.

—Creo que no puedo ir a las clases de pintura, me lastimé la mano y así no puedo pintar—. Dije mostrando mi mano enmendada.

—Pues creo que no funcionó porque te rompiste la mano izquierda y tú eres diestra, así que vámonos niñita

—¡Te Odio a Jasmin!

Le saqué la lengua.

—Si vuelves a sacarme la lengua tu nuevo labial sera rojo sabor a sangre y se te verán voluminosos los labios.

—¡Abuela!—Exclamé.

—Es su trabajo y tiene derecho a darte un golpe con mi permiso.

Que gran abuela tenia...

Jasmin me cogió del brazo y me hizo bajar y montarme en su carro para ir a Heims Arts.

En el recorrido no le dirigí la palabra y miraba por la ventana, por donde íbamos estaba todo rodeado de césped, si abría la puerta y me tiraba no me haría daño. Intenté abrir la puerta pero no abrió.

—Ni lo intentes, el conductor tiene el control—sonrió.

Maldita Jasmin

El recorrido se sintió lento y yo empezaba a aburrirme, me arrecoste para dormir.

—No te duermas ya llegamos.

Siempre arruinaba todo. Miré por la ventana y ahí estaba el viejo instituto Heims Arts que lo más novedoso en su infraestructura eran los letreros. Jasmin quitó el seguro y yo abrí la puerta del Chevy.

—No te enseñaron modales ni mucho menos a despedirte como veo.

Hice una mueca.

—Vete al infierno.

—Tú igual, niñita.

Bajé del carro e hice una mueca cuando me sonrió desde la ventanilla.

Los pasillos en Heims Arts estaban abarrotados de gente, era la primera vez que venía y estaba pérdida, no sabía dónde quedaba el nivel de principiante, así que le pregunté a una chica pelirroja que estaba guardando algo en su casillero.

—Disculpa, ¿Dónde queda el nivel principiante?—Le toqué el hombro y la pelirroja sonrió.

—A la derecha, el primer curso.

—Gracias.

Seguí las indicaciones, doble a la derecha y entre al primer salón. Ya había comenzado la clase y sólo había un asiento. Caminé hacia él, ahí se encontraba un chico con la cabeza escondida dibujando algo, me senté y le toqué el hombro. No levantó la cabeza.

—Disculpa—. Dije con un tono fuerte tocando su brazo de nuevo.

Él levantó la cabeza y pude ver sus hermosos ojos azules, era Miller, el chico que había conocido un año atrás en la preparatoria y había desaparecido sin razón alguna, por él cual me había sentido atraída o quizás intrigada. Él me miró con sorpresa, volviendo a agachar la cabeza.

—Podrías ser más educado y decir hola—. Dije viendo que me ignoraba.

Este chico era un grosero y mal educado. No pronunció palabra alguna y yo por mi orgullo no lo seguí molestando para que me hablara.

—Bueno como llega tarde la señorita de cabello negro, te voy a explicar la clase—Dijo la profesora de cabello castaño
claro rizado y ojos verdes.

—Hoy haremos una pintura en óleo de un paisaje y es en parejas, como veo al único que falta por pareja es a Miller, así que trabajen juntos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.