Fuego Azul

Capítulo 7

Me despierto asustada y con la frente llena de sudor, había soñado otra vez con mi madre y esta vez el sueño era así:

Mi madre como un ángel que caía del cielo con los ojos botando chispas, me acercaba a ella y ella desaprecia, yo decepcionada me tiraba al suelo y lloraba y una mano me hacía levantarme y cuando estaba a punto de verle a la cara desperté.

-¿Una pesadilla?--- Era Miller sentado en una silla al lado de mi cama mirándome

-¿Acaso no conoces la privacidad?

Seguro me había estado mirando por un buen rato y eso me molestaba.

-Sí, pero ese beneficio está prohibido para ti, quien sabe qué clase de locura harás mientras nadie te vigile.

-Eres repugnante

-Que tendrás que aguantar, porque seré tu guía por un mes---. Hice mala cara.

-Pues no te acepto como guía, prefiero a Mark.

-Mira novata aquí tu no pones las reglas, el que las pone es Mark y él decidió que yo fuera tu guía, y créeme yo tampoco quería serlo.

Miller había cambiado desde la preparatoria ya no era el chico amable y reservado, ahora era un grosero.

-¿Por qué eres así conmigo? ¿Qué te hice?

-En parte arruinarme mi vida, gracias a ti estoy aquí, yo solo quería hacer una vida normal y tu apareciste en la preparatoria que tanto anhelaba estudiar, cuando nos estrechamos las manos tu completaste mi transformación de fuego azul. Cada vez que un fuego azul de 18 años de edad tiene un encuentro con otro fuego azul, se completa la transformación.

Así que esa era la razón por la que Miller me odiaba, le había arruinado la vida, quería llorar pero no quise hacerlo delante de él.

-Lo siento.

-No, no lo sientes porque no tuviste que pasar por una terrible transformación que te hace gritar del dolor, tú en cambio la tuviste fácil, yo te traje aquí antes de que ocurriera la transformación dolorosa y además no hiciste lo que yo hice por culpa de la maldita transformación yo....

Se calló como si algo por dentro le doliera, bajo la cabeza y se puso las manos en ella, lo que sea que había hecho, era muy doloroso para él, en parte sentí lastima por él pero la otra parte se sentía muy dolida por lo que me había dicho.

Miller levantó la cabeza y no tenía lágrimas en sus ojos pero si una gran expresión de dolor y tristeza.

-Ahora tengo que llevarte para que conozcas el lugar, si no lo hago Mark se molestará y no me dejara salir del campamento por un mes. Creó que debes cambiarte, no querrás que te vean los otros habitantes así.

-Si por supuesto, pero no tengo más ropa que esta.

-No te preocupes, a tu derecha ahí un closet lleno de ropa para ti, Mark siempre se preocupa por mandar a comprar ropa para los novatos.

-Bueno entonces espérame ahí afuera en una hora.

Miller salío y aproveché para tomarme mi tiempo arreglandome.

-¡Rayos! ¿Por qué las mujeres se tendrán que demorar tanto para arreglarse?, yo demoro solo 15 minutos en el baño y 5 cambiándome.

Me fui a la ducha que había en esa cabaña y me di un buen duchazo, al salir del baño, vi el closet del que me había hablado Miller, era pequeño pero en su interior había abundante ropa que encajaba con mis gustos, vaqueros, camisas sencillas de colores fríos como violeta, azul, negro y gris, habían también vestidos, eran muy elegantes.

La ropa interior estaba en una gaveta, era como la que solía usar. Los zapatos estaban en la parte de abajo del closet, estaban compuestos por botas de cuero de tacón bajo, tennis y tacones que no me imaginaria usando. Viendo mis opciones opté por unos tennis, una camisa de mangas largas gris y unos vaqueros, mire si en la habitación había espejo y si había uno escondido detrás de una pared, me mire en él y me veía radiante parecía como si hubiera fuego dentro de mí, eso seguro era por la transformación, me arreglé mi cabello rizado negro y salí del cuarto, fuera estaba Miller con las manos cruzadas y una expresión en la cara de impaciencia.

-Pensé que te demorarías menos, casi saco raíces aquí.

-Lo siento

Caminamos por los alrededores de la montaña y él me mostró cada cabaña y a quien pertenecía cada una por rango, novatos, enfermeros, los que luchaban en inconvenientes con vampiros y si existían desde ahora lo sabía y por otro lado estaban las cabañas de los guardianes como Mark que se aseguraban de que todo anduviera bien en el campamento y todo con los fuego azul, estos tenían la capacidad de leerla mente y son los que tienen el mayor rango.

-¿Y cómo salen de aquí?-Pregunté.

Miller me miró con sorpresa.

-¿No estarás pensando escaparte?

-No-. Mentí si quería hacerlo quería estar de vuelta con mi abuela y sobre todo alejarme de Miller.

-Bueno pues si hay una salida y es por ahí-. Señalo un árbol

-¿Qué?

-Puede que lo veas como un simple árbol, pero si derramas sangre de un fuego azul en él, este te abrirá un camino que te devolverá por donde viniste, pero ni se te ocurra hacer eso porque los guardianes se darán cuenta y te volverán a traer aquí y no querrás saber lo que son unos guardianes furiosos.

-No te preocupes no lo haré.

El recorrido terminó con la vista a la hermosa montaña Heims era más bella de lo que había pensado. Miller y yo nos sentamos al borde de ella, se sentía una brisa helada pero que no te congelaba los huesos.

-Es realmente hermosa.

-Si lo es. ¿No quieres comer algo?

No tenía hambre pero este era mí oportunidad de escapar.

-Bien iré por unos sándwiches.

Esperé a que se alejara lo suficiente y me dirigí al árbol que me había mostrado Miller, era el más alto en ese lugar, tenía que derramar sangre en él, así que busque algo con que cortarme y encontré una rama tirada en el suelo, la cogí y me hice un corte en la muñeca, me arrodille y deje caer la sangre en el pie del árbol, apenas cayó la primera gota, el árbol pareció quemarse por fuego azul y desapareció, dejando un camino.

Me di la vuelta para ver si alguien me observaba, sin encontrar a nadie a mi alrededor. Era el momento perfecto. Salí y corrí sin volver a mirar atrás.




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