Fuego Cruzado

CAPÍTULO 7: LÍMITES DIFUSOS

El aire en la habitación estaba cargado de tensión. Hailey se encontraba sentada en una silla de madera desvencijada, observando cada movimiento del hombre que tenía frente a ella. Sus músculos estaban tensos, lista para cualquier cosa. La oscuridad del cuarto hacía que cada sombra pareciera moverse con intenciones ocultas.

—No tienes miedo —murmuró el hombre, inclinándose ligeramente hacia adelante. Su voz era áspera, como si cada palabra le costara esfuerzo.

Hailey levantó la barbilla, negándose a mostrar debilidad.

—El miedo es para quienes tienen algo que perder —respondió con frialdad.

El hombre sonrió levemente, como si su respuesta lo complaciera.

—Y dime, ¿qué crees que tienes para ofrecerme? —preguntó con un tono lleno de burla.

La puerta detrás de ellos se abrió de golpe y Logan entró, sus ojos relampagueando con una furia contenida. Su presencia llenó el espacio con una energía cruda, como una tormenta a punto de desatarse.

—Déjala ir —gruñó, su mano firmemente colocada sobre el arma en su cadera.

El hombre rio entre dientes y se acomodó en su asiento.

—No tan rápido, Reed. Aún no hemos terminado de hablar.

Hailey observó a Logan con una mezcla de alivio y frustración. Sabía que él haría cualquier cosa para protegerla, pero no podía permitirse depender de nadie.

—Estoy bien —dijo ella, su voz firme.

Logan la miró, sus ojos recorriendo su rostro como si buscara señales de daño. Finalmente, asintió con rigidez y se dirigió al hombre.

—¿Qué quieres?

El hombre entrelazó los dedos sobre la mesa y sonrió con lentitud.

—Información. Algo que sé que tú y tu preciosa amiga pueden conseguir.

Hailey sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No era la primera vez que alguien intentaba usarlos como piezas en un juego más grande. Pero esta vez, la sensación de peligro era más real que nunca.

—No trabajamos gratis —respondió Logan con un tono acerado.

El hombre inclinó la cabeza, divertido.

—Por supuesto. Puedo ofrecerles algo a cambio. Información sobre El Cuervo. Su ubicación exacta.

El nombre hizo que el estómago de Hailey se contrajera. Ese era el objetivo de su misión, la razón por la que había aceptado sumergirse en este mundo peligroso.

—¿Qué información necesitas? —preguntó, ignorando la mirada de advertencia de Logan.

El hombre sonrió como un lobo que acaba de atrapar a su presa.

—Quiero acceso a los movimientos de tropas en la frontera. Algo sencillo para alguien con tus habilidades.

Hailey sintió cómo su pulso se aceleraba. Compartir información clasificada no era una opción, pero necesitaban lo que ese hombre tenía.

—No es tan sencillo como crees —respondió con cautela.

Logan cruzó los brazos y la miró fijamente.

—No vamos a entregar información del gobierno.

El hombre suspiró, como si esperara esa respuesta.

—No lo necesito ahora. Solo quiero un seguro. Algo que me garantice que están de mi lado.

Hailey intercambió una mirada con Logan. Sabía que estaban al borde de una decisión peligrosa.

—Y si nos negamos… —empezó Logan, pero el hombre lo interrumpió con una sonrisa venenosa.

—Si se niegan, bueno… la información que tienen podría volverse un problema. Hay gente dispuesta a pagar mucho para saber quién está husmeando en su territorio.

Un escalofrío recorrió la espalda de Hailey. No solo estaban en peligro, sino que ahora estaban atrapados en un juego del que no podían salir ilesos.

Finalmente, Hailey tomó aire y miró directamente al hombre.

—Podemos conseguirte algo, pero con nuestras condiciones.

Logan tensó la mandíbula, pero no la interrumpió. Sabía que no tenían otra opción.

El hombre sonrió.

—Entonces tenemos un trato.

Hailey se levantó de la silla y extendió la mano. El hombre la estrechó con fuerza.

—Nos veremos pronto —dijo él, con una sonrisa que no prometía nada bueno.

Mientras salían del cuarto, Logan se inclinó hacia Hailey y susurró con voz baja y peligrosa.

—No me gusta esto.

Hailey tragó saliva. A ella tampoco. Pero ahora, ya estaban dentro del juego.

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, Hailey dejó escapar un suspiro contenido. Logan la tomó del brazo, deteniéndola.

—¿Tienes idea de en lo que nos acabamos de meter? —su voz era un susurro grave, lleno de preocupación y rabia contenida.

—No teníamos otra opción —respondió ella, apartándose bruscamente—. Necesitamos esa información, Logan. Si queremos atrapar a El Cuervo, tenemos que arriesgarnos.

Él la miró por un largo momento antes de suspirar y soltarla.

—Espero que sepas lo que estás haciendo —murmuró.

Hailey sintió su corazón latir con fuerza. No estaba segura de nada. Pero si algo había aprendido, era que la incertidumbre no podía detenerla.

Sin decir más, siguieron caminando por la calle oscura, sabiendo que el verdadero peligro aún estaba por venir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.