Fuego Cruzado

CAPÍTULO 8: SANGRE Y SECRETOS

La noche envolvía la ciudad con su manto de sombras y peligro. Hailey y Logan caminaban en silencio, sus pasos resonando en las calles desiertas. Aún sentía el calor de la tensión en su piel, el peso del trato que habían hecho y las posibles consecuencias que los acechaban.

—No confío en ese hombre —murmuró Logan finalmente, rompiendo el silencio.

Hailey no apartó la vista del camino, pero su mandíbula se tensó.

—No tenemos opción, Logan. Si queremos encontrar a El Cuervo, necesitamos jugar con las reglas de este mundo.

Él se detuvo en seco, obligándola a girarse hacia él. Sus ojos grises brillaban con una mezcla de rabia y preocupación.

—¿Y si estas reglas nos matan? —preguntó con voz áspera.

Hailey sostuvo su mirada, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. La proximidad de Logan, su intensidad, la hacían sentir vulnerable de una manera que no podía permitirse.

—Entonces moriremos haciendo lo que debemos hacer —susurró.

Él exhaló bruscamente, apartándose como si intentara calmar la furia que ardía dentro de él. Logan no era un hombre que aceptara la derrota fácilmente, pero tampoco era alguien que dejara ir a las personas sin luchar por ellas.

—Voy a asegurarme de que no mueras, Hailey. Te guste o no.

Antes de que pudiera responder, un ruido metálico en el callejón los alertó. Instintivamente, ambos sacaron sus armas y se movieron en sincronía, espalda con espalda.

La figura emergió de las sombras con una pistola en la mano, apuntándolos con una expresión de acero.

—Bajen las armas —ordenó con voz firme.

Hailey no obedeció de inmediato. Su dedo se mantuvo sobre el gatillo mientras evaluaba la situación. El hombre era alto, con una cicatriz cruzándole la mejilla. No estaba solo.

—Dijeron que vendrían solos —murmuró Hailey a Logan.

—Nos emboscaron —respondió él en voz baja.

El líder del grupo dio un paso adelante, su dedo jugueteando con el gatillo.

—Dije que bajen las armas. No repetiré la orden.

Logan fue el primero en reaccionar, levantando las manos lentamente. Hailey lo miró de reojo y, a regañadientes, hizo lo mismo. Sabía que estaban en desventaja.

—¿Quién eres? —preguntó ella con voz controlada.

El hombre sonrió con frialdad.

—Alguien que puede decidir si salen vivos de aquí o no.

El grupo se movió con precisión, desarmándolos rápidamente y empujándolos contra una pared de ladrillos desgastados. Hailey sintió la textura áspera contra su piel, pero no mostró miedo. Si querían matarlos, ya lo habrían hecho.

—¿Qué quieren? —intervino Logan, su voz tensa pero calculada.

El hombre con la cicatriz sonrió aún más.

—Un mensaje de El Cuervo. Quiere saber por qué lo están buscando.

El corazón de Hailey latió con fuerza. Esto significaba que estaban más cerca de lo que pensaban.

—Dile que queremos hacer negocios —respondió sin titubear.

El hombre inclinó la cabeza, analizándola. Luego miró a Logan y dejó escapar una risa seca.

—¿Negocios? No me parece que sean el tipo de personas con quien él quiere negociar.

—Entonces dale razones para que lo haga —replicó Logan—. O dile que ignorarnos será su peor error.

La provocación colgó en el aire como un filo de navaja. El hombre los observó por unos segundos eternos antes de asentir lentamente.

—Se lo haré saber. Pero si no le gusta lo que oye, no habrá una segunda oportunidad.

Los dejaron ir, pero Hailey sabía que la verdadera prueba apenas comenzaba. Caminaron en silencio por las calles oscuras, sus mentes procesando lo que acababa de ocurrir.

—¿Crees que realmente nos llevará con El Cuervo? —preguntó ella.

Logan se pasó una mano por el cabello, claramente frustrado.

—Si lo hace, será porque cree que tiene la ventaja.

Hailey apretó los puños. No importaba. No importaban los riesgos ni las mentiras. Había llegado demasiado lejos para detenerse ahora.

—Entonces hagamos que piense que la tiene —dijo con determinación.

Logan la miró, y por primera vez en mucho tiempo, sonrió levemente.

—Eres más peligrosa de lo que recordaba, Carter.

Ella le sostuvo la mirada.

—Siempre lo fui. Solo que ahora lo sabes.




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