Fuego Cruzado

CAPÍTULO 10: MÁS ALLÁ DE LO CORRECTO

El aire en el almacén era denso, cargado de tensión. Hailey aún no podía asimilar lo que tenía frente a ella. Jason Keller, un hombre al que había considerado un amigo, ahora se interponía en su camino con una sonrisa cruel. Logan permanecía inmóvil a su lado, pero Hailey podía sentir la rabia contenida en cada músculo de su cuerpo.

—¿Cómo es posible? —murmuró Hailey, su voz apenas un susurro.

Jason inclinó la cabeza levemente, su expresión burlona.

—Las cosas cambian, Hailey. Las lealtades también.

Hailey sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que en este mundo no había certezas, pero nunca había imaginado que Jason los traicionaría de esta manera.

—Siempre fuiste demasiado ingenua —continuó él—. Pensaste que podías entrar en este juego y no ensuciarte. Pero ahora, estás atrapada hasta el fondo.

Logan avanzó un paso, su postura imponente, pero Hailey extendió una mano para detenerlo. No podían actuar sin entender primero la situación.

—¿Qué quiere El Cuervo de nosotros? —preguntó ella, su tono más firme.

Jason sonrió, como si estuviera disfrutando de su desesperación.

—Quiere saber qué tan lejos estás dispuesta a llegar. Si realmente puedes jugar su juego.

Hailey sintió su mandíbula tensarse. Sabía que este momento llegaría. La línea entre lo correcto y lo necesario se estaba desdibujando ante sus ojos.

—No me interesa jugar su juego —respondió.

Jason dejó escapar una carcajada seca.

—¿No? Entonces, ¿por qué sigues aquí?

Antes de que Hailey pudiera responder, las puertas del almacén se abrieron de golpe. Cuatro hombres armados entraron, posicionándose alrededor de ellos. Jason dio un paso atrás, su sonrisa nunca desapareciendo.

—Tenemos compañía —susurró Logan, su voz tensa.

Uno de los hombres, alto y con una cicatriz en la mejilla, se adelantó.

—El Cuervo quiere hablar contigo, Carter.

Hailey intercambió una mirada con Logan. No tenían escapatoria. Sus opciones eran limitadas, y por ahora, solo podían seguir adelante.

—Vamos —dijo ella, su voz firme.

El hombre asintió y le indicó que avanzara. Logan se mantuvo a su lado, sus manos en tensión, listo para cualquier cosa.

Los escoltaron a través de un pasillo largo y oscuro hasta una sala de reuniones improvisada. La luz parpadeante del techo apenas iluminaba la habitación, y al fondo, sentado en una mesa con una copa de whisky en la mano, estaba él.

El Cuervo.

Era un hombre mayor de rostro curtido, con ojos oscuros que parecían ver a través de las mentiras. Se reclinó en su asiento, observando a Hailey con una calma inquietante.

—Así que tú eres la famosa Hailey Carter —dijo con voz grave.

Ella no respondió de inmediato. Sabía que cualquier palabra equivocada podría sellar su destino.

—Y tú eres el hombre al que todos temen —respondió finalmente.

El Cuervo sonrió levemente.

—El miedo es relativo. Depende de qué tan dispuesta estés a perder.

Jason se colocó a un lado de la habitación, observando la escena con los brazos cruzados. Hailey sintió el peso de todas las miradas sobre ella, pero se obligó a mantener la compostura.

—Dime, Carter —continuó El Cuervo—. ¿Por qué debería confiar en ti?

Hailey respiró hondo. Sabía que no podía demostrar debilidad.

—Porque quiero lo mismo que tú. Quiero respuestas.

El Cuervo arqueó una ceja, como si estuviera midiendo la sinceridad de sus palabras.

—¿Y qué respuestas buscas?

Hailey se inclinó ligeramente hacia adelante.

—Quiero saber quién está detrás de las filtraciones de inteligencia. Quiero saber quién mueve los hilos en la sombra.

El Cuervo sonrió de lado.

—Interesante.

El ambiente se volvió más denso. Logan no apartaba la vista de los guardias, listo para reaccionar si las cosas se torcían.

—Puedo darte lo que buscas —dijo El Cuervo finalmente—, pero a cambio, quiero algo de ti.

Hailey sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que este momento llegaría.

—¿Qué quieres? —preguntó con cautela.

El Cuervo tomó un sorbo de su whisky antes de responder.

—Quiero que elimines a alguien para mí. Alguien que me ha traicionado.

Hailey sintió que el aire se volvía más frío. La línea que siempre había trazado entre ella y el mundo de los criminales estaba a punto de desaparecer.

—Dame un nombre —dijo finalmente.

El Cuervo sonrió.

—Jason Keller.

El silencio fue absoluto. Jason, que hasta ese momento parecía confiado, perdió el color del rostro.

—¿Qué? —murmuró, dando un paso adelante.

El Cuervo se giró lentamente hacia él.

—Me has servido bien, Jason, pero cometiste un error. Vendiste información a la gente equivocada.

Hailey miró a Jason, viendo por primera vez miedo en sus ojos. No sabía si creerle a El Cuervo, pero sabía que si tomaba esta decisión, no habría vuelta atrás.

Jason sacudió la cabeza.

—Hailey, no puedes hacer esto. Sabes que no es cierto.

Ella apretó los labios, su mente luchando entre la lealtad y la misión.

—Tienes una elección, Carter —dijo El Cuervo—. O pruebas tu valía, o desapareces con él.

Logan intervino antes de que Hailey pudiera responder.

—Ella no es una asesina.

El Cuervo lo miró con calma.

—Todos lo somos cuando la situación lo requiere.

Hailey sintió que su mundo se cerraba alrededor de ella. Sabía que no podía confiar en nadie. Y sabía que la decisión que tomara cambiaría el rumbo de todo.

Tomó aire, apretó los puños y miró a Jason directamente a los ojos.

Era el momento de elegir.




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