Fuego Cruzado

CAPÍTULO 14: EL BESO QUE LO CAMBIA TODO

El aire fuera del club estaba cargado de electricidad. La noche seguía siendo densa, llena de secretos y amenazas ocultas en cada sombra. Hailey caminó con pasos firmes detrás de Ryan, su hermano, mientras Logan se mantenía cerca, cada músculo de su cuerpo listo para actuar si algo salía mal.

—¿Qué diablos haces aquí, Ryan? —espetó Hailey cuando finalmente se detuvieron en un callejón oscuro, lejos de los oídos indiscretos del club.

Ryan se giró lentamente, su expresión indescifrable bajo la tenue luz de una farola. Su sonrisa burlona no había cambiado, pero sus ojos estaban más fríos que nunca.

—Esa es la pregunta equivocada, Hailey. La verdadera pregunta es: ¿qué haces tú aquí? ¿Desde cuándo te involucras con hombres como Mikhailov y El Cuervo?

Hailey apretó los dientes, su paciencia colgando de un hilo.

—Eso no es asunto tuyo —replicó.

Ryan soltó una risa baja, cruzándose de brazos.

—Siempre has sido testaruda. Pero esta vez, te estás metiendo en un juego que no puedes controlar.

Logan dio un paso adelante, su mirada afilada como una navaja.

—Si tienes algo que decir, hazlo rápido. No tenemos tiempo para juegos.

Ryan lo escaneó de arriba abajo, evaluándolo con una expresión calculadora.

—Así que este es el famoso Logan Reed —murmuró—. Sabes, he escuchado muchas cosas sobre ti. Ninguna buena.

Logan sonrió de lado, sin inmutarse.

—Lo mismo digo.

El ambiente se volvió aún más tenso. Hailey sintió la necesidad urgente de mantener la situación bajo control antes de que la testosterona hiciera explotar todo.

—Ryan, basta. Si tienes información, dila. Si no, lárgate.

Su hermano suspiró y sacó un sobre del interior de su chaqueta.

—Esto te va a interesar.

Hailey tomó el sobre con recelo y lo abrió. En su interior había fotos. Documentos. Pruebas.

Cuando su mirada recorrió las imágenes, sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Eran fotografías de agentes infiltrados, contactos que habían trabajado con ella en el pasado. Todos muertos. Todos ejecutados con precisión quirúrgica.

—¿Qué es esto? —susurró, sintiendo su estómago encogerse.

—Es lo que pasará contigo si sigues en esto —respondió Ryan con voz baja—. Están eliminando a cualquiera que se acerque demasiado a El Cuervo.

Hailey sintió que su respiración se volvía superficial. Lo sabía. Sabía que esto era peligroso. Pero ver esas pruebas en blanco y negro hacía que todo se sintiera más real.

Logan le quitó los documentos de las manos y los repasó con el ceño fruncido.

—¿De dónde sacaste esto? —preguntó con dureza.

Ryan sostuvo su mirada sin pestañear.

—Tengo mis contactos. Lo importante es que entiendan que ustedes son los siguientes en la lista.

Hailey sintió su pecho apretarse, pero no dejó que el miedo la dominara.

—¿Y qué sugieres? ¿Que corra y me esconda? —preguntó con sarcasmo.

Ryan negó con la cabeza.

—Sugiero que pienses en cuánto vale tu vida. Y en cuánto vale la suya —añadió, señalando a Logan.

Logan tensó la mandíbula, pero no dijo nada. Sabía que esta era una conversación que solo Hailey podía decidir.

Hailey miró las fotos una vez más y luego a su hermano.

—No voy a retroceder. No ahora.

Ryan exhaló con frustración.

—Entonces estás condenada.

El silencio que siguió fue pesado. Finalmente, Ryan se pasó una mano por el cabello y miró a su hermana con una mezcla de frustración y resignación.

—No puedo hacer que cambies de opinión, ¿verdad?

Hailey negó lentamente.

—Nunca pudiste.

Ryan sonrió levemente, aunque su expresión seguía siendo sombría.

—Bien. En ese caso, al menos deja que te ayude. Puedo conseguirte información, pero necesitaré algo a cambio.

Hailey arqueó una ceja.

—¿Qué quieres?

Ryan la miró fijamente.

—Que cuando todo esto termine, desaparezcas. Para siempre.

Hailey sintió el peso de sus palabras. Sabía que Ryan no lo decía a la ligera. Si aceptaba su ayuda, tendría que renunciar a todo después.

Antes de que pudiera responder, Logan se interpuso entre ellos.

—Eso no es una opción —gruñó—. Ella no va a ninguna parte.

Ryan soltó una risa seca.

—¿Y tú quién eres para decidir eso?

Logan dio un paso adelante, pero Hailey lo detuvo colocando una mano en su pecho.

—Basta —susurró.

Sus ojos se encontraron con los de Logan, y en ese momento, la tensión explotó en una chispa imparable. Sin pensarlo, sin importarle nada, Hailey lo tomó por la nuca y lo besó.

El mundo desapareció. Solo existía el calor de su boca, la fuerza de su agarre. Logan respondió de inmediato, con una intensidad que la dejó sin aliento. No era un beso suave. Era una declaración de guerra.

Cuando se separaron, la respiración de ambos estaba agitada. Ryan los miraba con incredulidad y una pizca de burla en sus ojos.

—Bueno, eso fue inesperado —dijo.

Hailey se pasó una mano por los labios, aún sintiendo la electricidad del momento.

—Nos vemos pronto, Ryan —dijo, dándose la vuelta.

Sin decir más, ella y Logan se alejaron, dejando atrás a su hermano y todo lo que representaba. La guerra aún no terminaba, pero algo dentro de ella había cambiado para siempre.




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