Fuego Cruzado

CAPÍTULO 30: UN PASADO QUE QUEMA

El USB pesaba en la palma de Hailey como si cargara con todo el peso de su pasado. Se sentó frente a la laptop en la pequeña mesa del apartamento seguro, con Logan descansando en el sofá y Ryan apoyado en la pared, observándola con los brazos cruzados.

—¿Estás segura de que quieres verlo ahora? —preguntó Ryan, su tono sin burla, solo advertencia.

Hailey lo ignoró. Introdujo el dispositivo y esperó. La pantalla parpadeó y luego se llenó de archivos encriptados, nombres codificados y documentos clasificados.

El primer video se abrió automáticamente.

Una grabación borrosa. Una sala de interrogatorios. Y en el centro de la imagen… ella misma.

Hailey contuvo la respiración.

En la pantalla, su versión más joven estaba sentada frente a una mesa de acero, esposada, con el rostro ensangrentado. Una voz hablaba fuera de cuadro, fría y metódica.

—Operación Centinela ha fallado. El sujeto ha demostrado ser incontrolable. Procederemos con la reestructuración de memoria.

Hailey sintió que su piel se erizaba. Observó cómo su yo del pasado levantaba la cabeza, su mirada llena de furia y confusión.

—No puedes hacerme esto —decía en la grabación—. Yo trabajaba para ustedes.

Un silencio denso. Luego, la voz respondió:

—No más.

La pantalla se oscureció. El siguiente archivo se abrió automáticamente: un informe médico detallado.

Paciente 0487. Procedimiento de eliminación selectiva de memoria completado. Integración de nueva identidad en progreso. Riesgo de recuperación: medio.

Hailey sintió que el aire se volvía denso. Cada palabra era como una daga clavándose en su mente.

—Ellos… me hicieron olvidar —susurró.

Ryan asintió lentamente.

—Querían una soldado sin pasado. Sin dudas. Sin moral que interfiriera en sus órdenes.

Logan, desde el sofá, luchó por incorporarse.

—Dime que esto no es cierto —murmuró, su voz ronca.

Hailey no pudo responder. Porque la verdad estaba ahí, en la pantalla.

Siguió leyendo los informes con manos temblorosas.

Nueva asignación: infiltración en la red de Mikhailov. Objetivo: extraer información y eliminar si es necesario.

Sus recuerdos eran una mentira. Su vida había sido moldeada por las mismas personas a las que había intentado destruir.

Se levantó abruptamente, alejándose de la computadora.

—No puedo… no puedo seguir viendo esto.

Ryan se acercó, su expresión seria.

—Tienes que hacerlo. Porque cuanto más sepas, más difícil será que te usen otra vez.

Hailey cerró los ojos por un segundo. Luego se giró, con el fuego ardiendo en su mirada.

—Entonces terminemos con esto.

El siguiente archivo era una lista de nombres. Operativos infiltrados. Agentes eliminados. Y al final de la lista, un nombre que le heló la sangre.

Logan Reed - Estado: Objetivo de eliminación.

Hailey sintió que su estómago se hundía.

—No… —murmuró.

Ryan miró la pantalla con el ceño fruncido.

—Sabían que estabas demasiado cerca de él. Temían que despertara tus recuerdos. Por eso lo marcaron.

Hailey apretó los dientes, la rabia burbujeando en su interior.

—Entonces ellos también están marcados. Y voy a acabar con cada uno de ellos.

Logan, aún débil, intentó hablar.

—Hailey, si haces esto…

Ella se giró hacia él, su expresión de pura determinación.

—No hay vuelta atrás.

Ryan cerró la laptop y se pasó una mano por el cabello.

—Si realmente quieres destruirlos, no podemos hacerlo solos. Necesitamos aliados.

Hailey cruzó los brazos.

—¿Y a quién propones? ¿A otra agencia corrupta?

Ryan negó con la cabeza.

—A Adler.

Hailey resopló.

—¿Después de todo lo que hicimos para encontrarlo? ¿Después de que nos vendió a Mikhailov?

Ryan se inclinó hacia ella.

—Él no te vendió. Te puso en el único lugar donde podías obtener las respuestas. Y ahora que Mikhailov está muerto, él es el único con la información suficiente para derribar la red completa.

Hailey respiró hondo. No le gustaba, pero tenía razón.

—¿Dónde está Adler? —preguntó finalmente.

Ryan miró su reloj.

—En su escondite en los muelles. Pero no somos los únicos que lo buscan.

Hailey tomó su arma y la revisó.

—Entonces tenemos que llegar antes.

Logan intentó levantarse, pero ella lo detuvo con una mano en su pecho.

—No. Necesitas descansar.

—No pienso quedarme aquí mientras ustedes se meten en la boca del lobo —protestó.

Hailey lo miró con ternura, aunque su decisión estaba tomada.

—Si algo me pasa, alguien tiene que vivir para contar la verdad.

Ryan abrió la puerta y asintió.

—Tenemos que movernos.

Hailey le dio una última mirada a Logan, su corazón dividido entre lo que quería y lo que debía hacer.

—Vuelvo pronto —susurró.

Logan la tomó de la muñeca antes de que pudiera alejarse.

—Si no lo haces… haré que el mundo arda hasta encontrarte.

Hailey sonrió levemente.

—Entonces más me vale volver.

Y con eso, desapareció en la noche junto a Ryan, lista para la próxima batalla.




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