Fuego Cruzado

Capítulo 41: En Busca de un Fantasma

La lluvia caía sobre Praga con una insistencia implacable, empapando las calles adoquinadas y oscureciendo aún más la ya sombría noche. Las luces de los faroles titilaban, reflejadas en los charcos de agua estancada, proyectando sombras distorsionadas en las paredes de los edificios antiguos. Hailey se ajustó la capucha de su abrigo y echó un vistazo a Logan, quien caminaba a su lado con la misma expresión impenetrable de siempre.

—Dime que este tipo realmente existe —murmuró Logan, su voz apenas audible sobre el repiqueteo de la lluvia.

—Existe —respondió Hailey sin dudar.

Llevaban días siguiendo una pista tras otra, algunas falsas, otras simplemente desvaneciéndose en la nada. Pero esta vez era diferente. Adrian Volkov no era un fantasma… aunque había dedicado su vida a convertirse en uno.

Volkov era una sombra en el submundo del espionaje. Un traficante de información, un exagente ruso convertido en mercenario que vendía secretos al mejor postor. Si alguien conocía el paradero de Graves, era él.

Se detuvieron frente a un edificio de aspecto desgastado. Un viejo club clandestino en el centro de Praga, donde se rumoraba que Volkov hacía negocios en las sombras. La música retumbaba detrás de las gruesas puertas metálicas, amortiguada por las paredes de ladrillo cubiertas de grafitis.

Logan tocó tres veces, una pausa, y luego dos más.

El visor de la puerta se deslizó con un chirrido. Dos ojos oscuros y desconfiados los escudriñaron.

—Contraseña —gruñó una voz en ruso.

Hailey no titubeó.

—Змеи никогда не спят. (Las serpientes nunca duermen.)

Hubo un breve silencio antes de que la puerta se abriera.

El hedor a cigarro, alcohol y sudor los envolvió de inmediato cuando cruzaron el umbral. El interior estaba iluminado por lámparas rojas que proyectaban sombras irregulares sobre las paredes descascaradas. Hombres con cicatrices y miradas peligrosas jugaban cartas en mesas pequeñas, mientras mujeres con vestidos ajustados servían tragos a clientes que hablaban en susurros.

Logan se inclinó levemente hacia ella.

—Mantente cerca.

Hailey asintió. Su mano rozó instintivamente la funda de su arma mientras avanzaban entre las mesas. Sus ojos recorrieron cada rostro, buscando la familiaridad de la foto que había memorizado.

Y entonces lo vio.

Adrian Volkov estaba sentado en un rincón oscuro, con un vaso de vodka en la mano. No parecía sorprendido de verlos. De hecho, los estaba esperando.

Se acercaron con cautela.

—Adrian Volkov —dijo Hailey, sin rodeos.

El hombre sonrió, apoyando su vaso en la mesa con un golpe seco.

—Se han tomado muchas molestias para encontrarme —su acento era espeso, sus palabras lentas y calculadas—. ¿Qué los hace pensar que quiero ser encontrado?

Hailey y Logan intercambiaron una mirada rápida antes de que ella hablara.

—Porque tienes información sobre Graves.

Volkov rió, pero no había humor en su risa.

—Ah, el hombre de las sombras… Todos lo buscan, pero pocos sobreviven para encontrarlo.

Logan cruzó los brazos.

—Entonces ahórranos tiempo.

Volkov los observó con la paciencia de un depredador. Su mirada se posó en Hailey.

—Tienes los ojos de él —dijo de repente.

Hailey sintió que un escalofrío le recorría la espalda.

—¿De quién hablas?

Volkov sonrió.

—Del hombre al que buscas.

La tensión en la mesa se volvió insoportable. Hailey se obligó a mantener la calma.

—Si sabes algo, dímelo.

Volkov tomó otro sorbo de vodka antes de responder.

—La información tiene un precio.

Logan dejó escapar un suspiro exasperado.

—¿Y cuál es tu precio?

Volkov ladeó la cabeza, disfrutando del momento.

—Quiero un nombre. Un hombre me traicionó hace años, vendió mi ubicación a la CIA. Si me dicen quién fue, les diré dónde está Graves.

Hailey apretó la mandíbula.

—No negociamos sin pruebas.

Volkov sonrió.

—Entonces, busquen en su pasado, señorita Carter. Porque la verdad es más cercana de lo que creen.

El aire pareció volverse más denso. Logan mantuvo su mirada fija en Volkov, evaluándolo.

—Nos estás haciendo perder el tiempo.

—Oh, no —respondió Volkov, inclinándose hacia ellos—. Soy el único que puede dárselos.

Hailey sintió que algo no cuadraba.

—¿Por qué te importa Graves?

Volkov dejó su vaso en la mesa.

—Porque él es el arquitecto de todo esto. Es el eslabón perdido entre el pasado y el presente.

Hailey cerró los ojos por un segundo, tratando de conectar las piezas.

Logan se movió primero.

—Vamos. No obtendremos más de él por ahora.

Volkov sonrió mientras ellos se levantaban.

—Buena suerte, señorita Carter. Nos veremos pronto.

Hailey salió del club con una sensación en el estómago que no podía ignorar.

Los fantasmas del pasado estaban más cerca de lo que imaginaban.




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