Capitulo 1- Aguascalientes la chispa inicial

Aguascalientes no es Sinaloa,ni Tamaulipas. No es tierra famosa por cárteles... pero la muerte llega igual nomás que más callada.

Santiago nacio en la colonia Ojocaliente, en una casa de concreto mal echa,con techo de lámina y paredes que sudaban humedad, su madre, doña Irma, era el tipo de mujer que envejecia doblando ropa ajena y vendiendo comida para que sus hijos tuvieran para comer. El papá ni en fotos salía, se fue una madrugada y nunca volvió.

Desde morro, Santiago aprendió que el hambre no se quita llorando. A los ocho años ya sabía calentar tortillas y echarle agua a los frijoles para que rindieran, y que había que esconder los zapatos buenos para que no se los chingaran en la escuela.

Pero más que eso, sabía ver. Era callado, pero tenía los ojos bien abiertos. Se sentaba en la banqueta con un jugo barato en la mano, viendo cómo los hombres en motos llegaban,hablaban bajito, se iban, y luego las patrullas pasaban sin voltear. Nadie decía nada, pero todos sabían que estaba pasando

A los doce ya conocía los puntos de venta,los nombres de algunos que mandaban en la zona y qué casas había que rodear por la banqueta de frente. No era porque lo buscaran. Era porque lo veía todo. Porque escuchaba más de lo que hablaba.

----Ese morro tiene la mirada pesada ----dijo un día el Neto,uno de los de la esquina, flaco, tatuado y con la risa siempre torcida

Neto fue el primero en hablarle. Le pidió un mandado luego otro. Cigarros. Comida. "Un sobrecito bien sellado." Santiago nunca preguntó. Solo asentía y cumplía,rápido y sin hablar de más.

Doña Irma creía que el dinero extra venía de ayudante en la tienda. Nunca preguntó mucho,tenía miedo de saber la verdad. Y Santiago.... él ya había dejado de soñar con ser otra cosa,miraba a los que traían motos.cadenas.respeto. y en su mundo,eso ya era ser alguien

Aún no portaba fierros ni daba órdenes. Solo era un morro que caminaba entre sombras, viendo cómo se mueve el poder desde abajo

No sabía que lo estaban probando.

Tampoco sabía que pronto lo iban a elegir.

Y mucho menos... que de ahí ya no se regresa.