Fuego Interno©

Capítulo 4

Tal y como quedamos, me planto a las siete de la tarde ante la verja de la mansión con el coche cargado de cosas y con mi perro.

—Espero por mi bien no equivocarme  —digo en voz alta antes de tocar el timbre, y como siempre, el señor sustitos me sobresalta hablando por el intercomunicador.

—No lo lamentarás. Qué bien que estés aquí. La verdad es que dudaba de que fueras a venir.

—Y yo.

—Pasa  —dice en tono cortante, y veo como se abre la verja. Sigo pensando que esa cosa es inestable y que cualquiera podría tirarla dándole una buena patada.

Como la anterior vez, él me espera en la puerta, apoyado en el marco, y cuando me bajo del coche, me ayuda a trasladar todos los trastos a mi nuevo cuarto. Cuando terminamos, falta por sacar a mi perro del coche y ni falta que decir, pero tiene su propia maleta: los cuencos del pienso y el agua, su mantita y su juguete.

—¡Vaya! Tu perro es impresionante. Muy guapo, sí señor, ¿Cuál es su nombre?  —Me pregunta, mientras lo acaricia y juega con él.

—Turco  —le digo asombrada.

Será traidor. Normalmente a las personas desconocidas les ladra como un poseso, pero con Dante parece que haya tenido una conexión especial.

—Creo que le gustas.

—Dicen que los perros reflejan el comportamiento de sus dueños —me dice sonriendo.

—Pues debe de haber comido algo en mal estado, porque se le ha ido la cabeza. Él no es así. Desconfía mucho de los demás  —le suelto con cara de pocos amigos. Hum, rata traidora.

—Vamos a la parte de atrás, tengo una caseta para perros muy bonita y grande para él. Estará a gusto aquí.

—¿Puedo preguntar de dónde la sacaste?

—Ya estaba aquí cuando vivía con mis padres. También teníamos un pastor alemán llamado Ozu. Murió hace tres años. Ya estaba muy viejo el pobre.

Veo que, al menos, compartimos el amor por los animales. Es un buen comienzo. Entramos en la casa y nos dirigimos al comedor, donde nos espera la cena. Hay pechuga de pollo con ensalada de acompañamiento.

—¿Lo has preparado tú?  —Le pregunto.

—Sí. Algo ligero. No es bueno comer pesado por las noches. No te lo he preguntado antes pero, ¿comes de todo, no?

—Ahá  —asiento con la cabeza pues ya tengo la boca llena de comida—.  ¿Te gusta cocinar?

—Digamos que sí. ¿Y a ti?

—No mucho, la verdad.

—Bueno, pues estás de suerte. No vas a tener que cocinar en un largo tiempo. Yo me encargaré de todo.

—Qué bien. Está todo delicioso y has sido agradable. Debes de estar cansado, porque no me has dicho ni un solo comentario grosero típico tuyo en toda la cena.

—Es cierto, voy a tener que ponerle remedio a este tema mañana  —me dice guiñándome un ojo—.  Hoy he tenido un día ajetreado. Por cierto, me han llegado los resultados de tu reconocimiento médico, y he de decirte que estás en perfectas condiciones aunque, tus pulmones me preocupan un poco. ¿Has dejado el tabaco?

—Sí, y de momento, no lo echo de menos  —es una verdad a medias. Me compré un cigarrillo electrónico sin nicotina para reemplazar el tabaco por el momento—.  Yo he tenido unos días muy entretenidos. Me he ido de vacaciones con mi amiga.

—¿Y, dónde habéis ido?

—A Alemania.

—¿Por algo en especial?

—Nop.

—Bueno, si has terminado, acaba de instalarte y mañana te espero a las seis en punto en el gimnasio. Te haré una prueba de esfuerzo rápida y empezaremos. Y si te sientes sola durante la noche, recuerda que mi habitación está al final del pasillo. Buenas noches, Ángela.

Vaya, ya tardaba en hacer un comentario inapropiado. Le ayudo a recoger los platos y subo a mi cuarto, mientras que él, se encierra en su despacho. Mi habitación es amplia y con baño incluido. La tenue luz de la lámpara colocada en la mesilla de noche, ilumina una cama enorme y de aspecto cómodo. Hay una pequeña mesa de estudio, un par de sillas y un sillón. Mi ventana da al jardín, por lo que puedo vigilar a Turco. Decido, antes de deshacer la maleta, darme una ducha rápida. No me gusta mucho estar fuera de la comodidad de mi hogar pero supongo que terminaré por acostumbrarme. En cuanto lo tengo todo arreglado a mi gusto, me meto en la cama. Espera, mejor corro el cerrojo. Por esta semana, al menos, no le doy el beneficio de la duda. Me cuesta dormirme un rato, y cuando lo consigo, sueño con aviones, un montón de perros negros sentados en filas, como si fueran un ejército, y que voy corriendo por un bosque oscuro sin ver nada ni encontrar salida alguna. Nada sobre Dante, estoy orgullosa de mi cerebro.

 

 

¶¶¶¶¶

 

Me suena el despertador a las cinco y cuarenta y cinco. Me siento con bastante energía. Hago mi rutina mañanera que consiste en: cepillarse los dientes, lavarse la cara, vestirme y bajar al jardín a saludar a Turco. No ha dado problemas durante la noche. Si está en un sitio nuevo, suele ladrar un poco cuando no estoy con él. Esto también me parece extraño. Con un jardín tan grande y el bosque pegado a la mansión, no hace falta sacarlo para que haga sus necesidades. Se va al bosque solito y las hace. Es muy limpio, y dudo que me encuentre ningún regalito en el jardín. Como parece que está contento y feliz, me despido y subo al gimnasio. Cuando abro la puerta, me encuentro con Dante dentro, haciendo flexiones en una barra alta. De fondo resuena Black Sabbath, la de “Sabbath, bloody Sabbath”. Me encanta esa canción.

—Buenos días, Ángela. ¿Qué tal has dormido?  —Tiene el pelo ligeramente despeinado y lleva un chándal negro que le queda de muerte.

—Genial, gracias.

—Ven. Aquí tienes una botella de agua y una toalla. Esto en un monitor cardíaco  —me extiende una cinta elástica con una pantallita en el medio—,  debes ponértelo alrededor del tórax, para que te pueda monitorizar el ritmo, y esto, es una mascarilla que mide el volumen de aire que entra y sale en los pulmones. Anda cinco minutos en la cinta y yo te iré programando los tiempos en los que tendrás que correr, lo más rápido que puedas, durante cuarenta y cinco segundos. Andas durante quince, y vuelta a empezar. Todo esto, lo repetiremos 6 veces, sin descansos entre medias. Simplemente es para ver la respuesta de tu corazón ante un ejercicio físico intenso, ¿vale? Como ya tengo tus datos en reposo, ahora podremos contrastarlos con estos. ¿Preparada?



#43649 en Novela romántica
#28893 en Otros
#4242 en Acción

En el texto hay: pasion, accion, artesmarciales

Editado: 01.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.