Fuera de hielo

❄️PASADO❄️

Doce años antes

—¿Te podrías quitar de mi lado, fenómeno?

Miré al chico pelinegro que me veía en completa molestia. Yo me envaré en mi poca estatura y lo encaré sin temerle. .

—Este es mi hielo, puedo hacer lo que quiera.

—Las niñas no tienen que estar aquí, es momento del hockey —escuché decir a mi hermano y mi mayor molestia.

—No Ivan, es mi hielo y mamá te lo dijo. Me toca.

—Mamá dijo que era mi turno.

Yo fui a lanzarmele encima, estaba a nada de las nacionales y este tonto no podía arruinarlo.

Hasta que alguien jaló de mi coleta.

—¿Qué te pasa? —pregunté enfurecida.

—Molestas, ahí dice que de 3 a 5 es nuestro turno. Así que vete.

Decidí que era hora de hacer mi mejor actuación.

—Mamá, el amigo de Ivan me jaló el pelo —dije con un chillido y lágrimas en mis ojos.

—No, no, señora. Fue un accidente.

—Mamá, Katie está inventando.

—Ahora los dos van a usar la pista al mismo tiempo. Mitad y mitad.

Miré al pelinegro mientras me sacaba la lengua, desde ahí comenzó mi odio hacia Mason Wright.

Ocho años antes

—Katerina Volkov está a punto de hacer historia. La chica más joven en conseguir el triple Axel de la competencia.

La ovación me impulsó. poco más en el hielo, preparándome para el despegue hacia adelante. La pierna libre se balanceó con fuerza, impulsando mi cuerpo hacia arriba y hacia el frente. En mi mente, ya estaba girando, ya estaba en el aire, ya estaba aterrizando.

Sin embargo eso no sucedió, caí sobre el pie que no era y logró que todo mi cuerpo aterrizara sobre el hielo cayendo de panza.

Hijo de su m….

Me levanté a pesar de que todo mi cuerpo dolía, pero tenía que terminar todo pese a que las cosas habían salido mal. Hasta aquí llegó mi oportunidad de un podio. Hice un giro de tres, pero ya había perdido la motivación. Cuando acabé, me despedí con una sonrisa forzada y salí de la pista tratando de no derramar ni una lágrima, pero estaba siendo difícil.

Busqué a mi hermano, pero no estaba en ninguna parte. Era mi gemelo, y no estaba cuando lo necesitaba, seguramente estaba haciendo cualquier tontería de las que hacen los de nuestra edad.

Estaba despotricando contra mi mala suerte, hasta que me tropecé con alguien.

—Katie —Mason estaba frente a mí y yo tenía los ojos llenos de lágrimas. Intenté alejarme para que él no me viera, pero fue imposible—. Hey, no pasa nada.

Siendo él un año mayor que yo, no había tanta diferencia, salvo de estatura. Siempre me molestaba la existencia y yo a él, pero llegó a mi y antes de que pudiera detenerlo, me abrazó.

—Me preparé por meses —susurré.

—Lo sé, pero fue una caída. Vendrán más competencias y serás la mejor.

—Pensaba que creías que era tonta.

—Y lo eres, pero no eres mala patinadora —solo es idiota podía decir algo como eso—. Vamos, te llevo con tu hermano. No te encontraba.

Así como Mason Wright, el chico que no soportaba me calmó como nadie.

Seis años antes

—¿Has visto a Mason?

Todos sus compañeros de equipo negaron, mi hermano no era partidario de que yo estuviera aquí, pero tenía que conseguir a Mason. Puede que no fuera mi persona favorita en el mundo, pero no podíamos dejarlo solo así.

Seguí buscando entre todos los lugares que pensé que podía estar. Me podía manejar en todo el radio porque nadie me haría daño. Era Katerina Volkov, la hija de los dueños de la Arena Volkov. Meterse conmigo era como hacerle daño al presidente o algo así.

Solo una persona no tenía miedo de eso y era la misma que estaba buscando. Este día no podía estar solo. La gente hacía locuras cuando estaba en su momento más bajo.

Llegué hasta uno de los cuartos de mantenimiento y ahí en medio de lo que parecía los casilleros, estaba una figura solitaria, envuelta en una chaqueta que parecía más grande que él.

—Mase.

Se tensó al oír su apodo, yo no creí que fuera a encontrarlo. Pero al parecer había un don entre los dos de que siempre nos hallábamos en los momentos más oscuro del otro.

—Todos te estaban buscando —dije tratando de no molestarlo demasiado.

—Tal vez era una señal de que quiero estar solo.

Era una realidad, sin embargo, estaba pasando por un mal momento y no podíamos abandonarlo de esa manera.

—No has venido a la arena ni un día en el último mes.

—Creí que podría hacerlo, pero no pude patinar. No sin ella.

No sin su madre.

La señora Wright había muerto hacía un mes atrás en un accidente automovilístico. Desde ahí la vida de Mason cambió por completo.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.