Fuera de la reglas

F u e r a d e l a s r e g l a s

Uno podría decir que ser la chica popular es lo mejor que existe. O ser la invisible de los pasillos, y desaparecer, es un alivio. Sin embargo, ser todo eso mezclado con una boca dispuesta a hablar de demás, es lo mejor para sobrevivir a la secundaria.

 

Eso... Eso no suena tan bien si lo vives. Desde ahora te digo que no es la gran cosa.

 

¿Ser la popular, estudiosa y altanera es horrible? Claro que sí, por supuesto.

 

Eres el ente que todos sueñan así como detestan. Tienes el plan escolar casi planeado que todos ambicionan como también odian. Estas en la mayoría de conversaciones y luego pasas a ser parte de la revista escolar, sin mencionar que si utilizas mal el delineador eres convocada a la columna de peores vestidas en la sección de modas. Y, no podemos olvidar, que así como te adoran muchos no quisieran escucharte: estresante a mil.

 

Aunque, desde luego, no es tanto como ver al único contrincante peligroso -haciendo un paréntesis en que también es el único chico que compite por los primeros puestos del aula-, postular para el mando de la banda escolar a la que soñaste ingresar desde el kinder. Ese chico tiene nombre, apellido y mi odio acompañado del rencor del pasado: Christopher Vance.

 

El único chico carismático, odioso, inteligente, tramposo, futuro actor y modelo casanova y coqueto que toda chica quiere tener en su vida excepto yo.

 

Es tan insoportable como los clichés de popularidad, pero al parecer él es diferente. Esta fuera de las reglas al igual que yo y eso sigue sin gustarme.

 

¿Acaso es mucho pedir que desparezca y no vuelva a aparecer?




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