La graduación
La graduación universitaria de Mariana fue un momento de alegría y emoción para todos los que la rodeaban. La ceremonia estaba llena de risas y aplausos mientras Mariana cruzaba el escenario para recibir su tan esperado título. Entre la multitud, Juan Brown observaba con orgullo, sabiendo que Mariana había trabajado arduamente para llegar a este día.
Al finalizar la ceremonia, Mariana fue rodeada por sus seres queridos, quienes la felicitaban efusivamente por su logro. Juan se acercó a ella con una sonrisa radiante.
Mariana se quedó sin palabras por un momento, asimilando la oferta de Juan.
Mientras Mariana se sumía en la emoción del momento, un sentimiento de tristeza la invadió al recordar a sus padres, quienes no estaban presentes para presenciar este importante hito en su vida. Sus ojos se nublaron por un momento mientras recordaba la tragedia que los había arrebatado de su vida cuando tenía solo diez años.
En ese momento de melancolía, sintió un cálido abrazo envolverla. Era Wendy, quien había notado el cambio en la expresión de su prima y la abrazó con ternura.
Las palabras reconfortantes de Wendy llenaron el corazón de Mariana de consuelo y gratitud. Se sintió profundamente conmovida por el apoyo y el amor de su familia extendida, y recordó que, aunque sus padres ya no estuvieran físicamente presentes, su legado y su amor siempre vivirían en su corazón. Con una sonrisa agradecida, Mariana abrazó a Wendy con fuerza, sintiéndose bendecida por tener a alguien tan especial a su lado en este día tan significativo.
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Mariana caminaba hacia el lujoso restaurante italiano, sintiendo una mezcla de emoción y gratitud por la cena de graduación que su jefe, Juan Brown, había organizado en su honor. Mientras se acercaba a la entrada, su corazón latía con fuerza, anticipando la noche especial que le esperaba.
Al entrar al restaurante, Mariana fue recibida por la cálida atmósfera del lugar, con mesas elegantemente decoradas y el aroma tentador de la comida italiana flotando en el aire. Sus ojos se iluminaron al ver a Mirtha, Max, Wendy y Juan Brown esperándola con sonrisas radiantes.
Sin embargo, justo cuando se disponía a saludar a sus seres queridos, una voz familiar la llamó desde el otro lado del salón.
Mariana se volvió hacia la voz y su corazón dio un vuelco al ver a un hombre de 33 años con una presencia imponente y una sonrisa contagiosa que ilumina cualquier habitación en la que entra. De estatura media, su porte es seguro y su mirada franca denota una confianza en sí mismo bien cimentada, su cabello oscuro y bien peinado enmarca un rostro con rasgos definidos, destacando unos ojos avellana profundos y expresivos que reflejan su pasión y determinación, Marcelo, el hermano de Wendy, parado frente a ella con una sonrisa amplia.
Marcelo correspondió al abrazo con alegría.
Los ojos de Mariana brillaban con emoción mientras asimilaba la sorpresa.
-Mariana: "¡Es increíble tenerte aquí, Marcelo! ¡Gracias por hacer este viaje especial!"
Marcelo sonrió con ternura.
Con el corazón lleno de alegría por la inesperada presencia de su querido primo, Mariana se unió a sus seres queridos en la mesa, sabiendo que esta noche sería una celebración que recordaría para siempre.
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El lujoso restaurante italiano estaba adornado con elegancia, con mesas cubiertas de finos manteles blancos y luces parpadeantes que creaban un ambiente íntimo y romántico. En una de las mesas, Mariana estaba rodeada de sus seres queridos, celebrando su graduación universitaria con una cena especial patrocinada por su jefe, Juan Brown.
Mariana estaba radiante, vestida con un deslumbrante vestido que realzaba su belleza. A su lado, Juan Brown lucía impecable en un traje oscuro, listo para celebrar el logro de quien fue su pasante más destacada y ahora su empleada.
La atmósfera estaba impregnada de una energía vibrante y emocionada, con la emoción palpable en el aire.