Sentimientos a flor de piel
Después de la declaración a medias de Juan, Mariana regresó a su casa con una mezcla de emociones que la dejaban en un estado de confusión. Sus pensamientos estaban revueltos, y su corazón latía con fuerza mientras intentaba comprender lo que acababa de suceder. Se sentía ilusa por haber permitido que sus sentimientos florecieran tan rápido, nerviosa por lo que eso significaba para su relación laboral con Juan, pero sobre todo, emocionada por la posibilidad de que sus sentimientos fueran correspondidos.
Aquella noche, Mariana se encontraba en su habitación, recostada en la cama, con la mente llena de preguntas y dudas. Repasaba una y otra vez las palabras de Juan, intentando descifrar su verdadero significado. Cada vez que recordaba su expresión y la chispa en sus ojos, un escalofrío recorría su cuerpo y su corazón latía con fuerza.
Al día siguiente, con sus sentimientos de amor a flor de piel, Mariana decidió confiar en su prima Wendy y compartirle lo que había sucedido. Necesitaba desesperadamente desahogarse y buscar consejo en alguien en quien confiaba plenamente.
Wendy, notando la seriedad en la voz de Mariana, se sentó a su lado y le ofreció su atención completa.
Mariana inhaló profundamente, reuniendo el coraje necesario para compartir sus sentimientos más íntimos. "Anoche, después del trabajo, Juan me dijo algo... algo que me tomó por sorpresa. Me confesó... algo que me hizo sentir ilusa, nerviosa y emocionada al mismo tiempo".
Wendy la miró con curiosidad, esperando a que Mariana continuara.
Mariana sonrió tímidamente, con las mejillas sonrojadas por la emoción.
Los ojos de Wendy se iluminaron con comprensión y alegría.
Mariana asintió, sintiendo un cálido hormigueo de esperanza en su pecho.
Wendy le ofreció una sonrisa tranquilizadora.
Mariana se encontraba decidida a hablar con Juan sobre sus sentimientos. Después de una noche de reflexión y con el apoyo de Wendy, había reunido el coraje necesario para enfrentar la situación. Decidió que la hora del almuerzo sería el momento perfecto, ya que últimamente era habitual que ella y Juan compartieran ese momento juntos.
Con el corazón latiendo con fuerza, Mariana se dirigió hacia el lugar donde solían almorzar. Mientras caminaba por los pasillos de la empresa, se topó con Marcelo, quien había venido de visita.
Mariana sonrió, tratando de ocultar su nerviosismo.
Marcelo asintió con complicidad.
Después de despedirse de Marcelo, Mariana continuó su camino hacia el lugar del almuerzo, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo en el estómago. Sabía que tenía que hablar con Juan, pero la idea de abrir su corazón y revelarle sus sentimientos la llenaba de temor.
Finalmente, llegó al lugar del almuerzo y encontró a Juan sentado en una mesa, revisando algunos documentos. Con una respiración profunda para tranquilizarse, se acercó a él.
Juan levantó la mirada y devolvió la sonrisa.
Mariana asintió, tomando asiento frente a él. Mientras compartían el almuerzo, Mariana luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos. Finalmente, reuniendo todo su valor, decidió hablar.
Juan la miró con curiosidad, sus ojos fijos en los de ella.
Mariana tomó una respiración profunda, reuniendo todo su coraje.