A flor de un beso
Mariana y Juan caminaban juntos por la acera, disfrutando del cálido sol de la tarde mientras se dirigían a la floristería. Habían decidido encargarse del ramo de novia y el botonier para la boda de Wendy y Max, queriendo contribuir con los últimos detalles para hacer que el día especial fuera aún más memorable.
Al entrar en la floristería, fueron recibidos por el dulce aroma de las flores frescas y el colorido despliegue de arreglos florales. La florista los saludó con una sonrisa cálida y comenzaron a discutir las opciones para el ramo y el botonier.
Juan asintió, admirando el buen gusto de Mariana.
Después de finalizar el pedido, la florista les entregó cuidadosamente las flores en un elegante envoltorio. Agradecidos, Mariana y Juan salieron de la floristería, llevando consigo los hermosos arreglos para la boda.
Mariana asintió emocionada.
Caminaron hacia el vehículo último modelo de Juan, y al subir, Mariana se acomodó en el asiento del pasajero. Mientras Juan conducía, no pudo evitar mirar de reojo a Mariana, admirando su belleza y su energía contagiosa.
Juan sonrió, avergonzado de haber sido descubierto.
Mariana sonrió tímidamente, sintiendo un cosquilleo en el estómago ante las palabras de Juan. Antes de que pudiera decir algo más, Juan detuvo el vehículo y se volvió hacia ella, sus ojos brillando con emoción.
Mariana asintió, sintiendo que su corazón latía con fuerza en su pecho.
Sin decir una palabra más, Juan se inclinó hacia ella y la besó apasionadamente, sus labios encontrándose en un encuentro ardiente y lleno de deseo. Al principio, Mariana se sorprendió, pero pronto se dejó llevar por la intensidad del momento, correspondiendo al beso con la misma pasión.
Cuando se separaron, sus respiraciones entrecortadas, Mariana miró a Juan con los ojos brillando con emoción y asombro.
Juan sonrió, sus ojos brillando con amor y afecto.
Con el corazón palpitando de emoción, Mariana y Juan continuaron su viaje hacia el helado.
Después del apasionado beso, Mariana y Juan se encontraban en un estado de excitación y anhelo. El breve pero intenso contacto de sus labios había encendido una chispa entre ellos, dejándolos sedientos de más. Podían sentir la electricidad en el aire, una conexión palpable que los envolvía en un aura de deseo y anticipación.
Mariana, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, se encontraba aturdida por la intensidad del momento. Cada fibra de su ser anhelaba la proximidad de Juan, deseando explorar más a fondo los sentimientos que habían surgido entre ellos. Su piel ardía con el roce de sus labios, y su mente se inundaba de pensamientos y emociones que no podía controlar.
Por su parte, Juan se sentía igualmente abrumado por la pasión que había surgido entre ellos. El sabor dulce y embriagador del beso de Mariana aún bailaba en sus labios, dejándolo con un anhelo irresistible de más. Quería perderse en el abrazo cálido y reconfortante de Mariana, explorar cada centímetro de su ser y descubrir los secretos que ocultaba su corazón.
Mientras continuaban su camino hacia la heladería, el silencio entre ellos estaba cargado de tensión y anticipación. Cada mirada furtiva, cada roce casual de las manos, solo servía para avivar las llamas del deseo que ardían dentro de ellos. Sabían que este beso había sido solo el comienzo de algo más profundo y significativo, y estaban ansiosos por explorar hacia dónde los llevaría este nuevo capítulo en su relación.
Con el corazón palpitando de emoción y los sentimientos a flor de piel, Mariana y Juan se encontraban en un estado de éxtasis y anticipación, listos para dejarse llevar por la corriente de la pasión y el deseo que los unía.