Buena compañía
En una tarde soleada, en la amplia sala de la casa de Juan, Wendy y Max esperaban con impaciencia la llegada de Juan y Mariana. Habían decidido reunirse para hablar sobre los eventos recientes y ponerse al día con lo que había estado sucediendo en sus vidas.
Cuando Juan y Mariana llegaron, Wendy y Max los recibieron con abrazos cálidos, pero sus rostros reflejaban preocupación y seriedad.
Juan y Mariana respondieron con saludos corteses, pero notaron de inmediato la tensión en el aire. "
Max suspiró profundamente antes de responder.
Juan bajó la mirada, sintiéndose avergonzado por no haberles informado antes.
Wendy asintió, aunque su expresión seguía siendo seria.
Mariana intervino suavemente, tratando de calmar la situación.
Max y Wendy se miraron el uno al otro antes de asentir en silencio. Aunque seguían sintiendo resentimiento por no haber sido informados antes, sabían que lo más importante era estar allí para Juan y Mariana en este momento difícil. Juntos, se sentaron alrededor de la mesa de la sala, listos para hablar sobre lo que había sucedido y cómo podían seguir adelante como familia.
En la acogedora sala de la casa de Juan, la luz tenue de las lámparas creaba una atmósfera íntima y relajada. Wendy y Max, junto con Juan, Mariana, Mirtha y Marcelo, compartían momentos de complicidad y cercanía, disfrutando de la compañía mutua en aquel ambiente familiar.
Max, con una expresión seria pero amistosa, se dirigió a Juan.
Juan asintió, agradeciendo la preocupación de su primo y amigo.
- Juan: "Sí, Max, tienes razón. Unas vacaciones suenan como una buena idea en este momento", respondió, considerando la propuesta.
- Mirtha, siempre dispuesta a colaborar, agregó con amabilidad: "Juan, no te preocupes por la empresa mientras estés fuera. Estoy aquí para ayudar en lo que necesites".
Wendy, con una sonrisa pícara, intervino con un guiño de complicidad.
Mariana, ligeramente ruborizada, miró a Juan con una mezcla de sorpresa y expectativa.
Juan le devolvió la mirada con una sonrisa suave.
La atmósfera se llenó de calidez y camaradería mientras compartían ideas sobre posibles destinos y detalles para el viaje. En ese momento, la casa de Juan se convirtió en un refugio de amistad y apoyo, donde la familia y los amigos se unieron para cuidar unos de otros y disfrutar de la vida en buena compañía.