¿Y si iba a hablar con él? No, él era demasiado terco, la lluvia chocaba demasiado fuerte contra el suelo, dedujo según lo que veía a través de su ventana, su madre entró en su habitación y lo interrumpió sacándolo de sus pensamientos. —Te busca un amigo, Dan— ¿Porque su corazón tenía que latir tan velozmente solo con escuchar su nombre o era porque estaba ahí en el salón esperándole. — ¿No piensas ir a ver?— oh, sí, si por supuesto.
—Oh, claro— su madre estaba sujetando su cabello con una liga, ella debía ir a la oficina.
Y ahí estaba parado frente a su puerta, sin retrasarse un poco más la abrió de golpe y salió, camino por el estrecho pasillo ¿Dónde estaba? — ¿Madre? Acaso lo has dejado afuera con esta lluvia— su madre negó tragando rápidamente su café caliente quejándose por la brusquedad.
—Le invite y no quiso— como siempre siendo tan terco.
—Tyler— ahí estaba el con su nariz roja y completamente empapado.
—Dan...— debía secarse o atraparía un resfriado. —Estas completamente empapado, ven te prestaré algo— el asintió y el castaño concluyó que Dan le seguía.
Finalmente habían entrado en su habitación, decidió cerrar la puerta igualmente casi todo el tiempo lo hacía, saco unos Shorts y una playera de su armario finalmente se las extendió. —Puedes vestirte en mi baño— inconscientemente le abrió la puerta del mencionado, él asintió y decidió entrar.
Se había sentado en la silla giratoria de su escritorio, estaba intentando mantener los malos pensamientos fuera de su cabeza.
Cuando su nariz se ponía roja se veía jodidamente sexy, su sus Shorts se habían pegado a su trasero lo que hacía que este resaltara más... no, concéntrate si no lo hacía se volvería loco. —Necesito hablar contigo... sobre algo— comento el rubio con su cabello aun goteando.
—Espera un momento— tomo una toalla de su armario y se aproximó a él. —Solo Mírate estas hecho un desastre—