Él había comenzado a secar su cabello y se sentía tan bien, tenía esa sonrisa que hace mucho no veía en él. —Gracias— comentó el rubio tocando su cabello, no estaba completamente seco pero ya no goteaba.
— ¿Y de que querías hablar?— preguntó el castaño sentándose a su lado.
—Lo lamento... lo lamento tanto— se había puesto de rodillas mientras inclinaba su cabeza hacia abajo.
— ¿A qué se supone que viene esto?— el castaño se había puesto en frente de él así que decidió ponerse en pié.
—Tenías razón— tomo una gran bocanada de aire. —Soy muy lento respecto a las cosas que tienen que ver conmigo, me gustas... lamento haberte hecho esperar estúpidamente— dio un trago amargo y continuó. —Cuando Grace te besó, no encontraba una explicación para excusar el hecho de que me dolía hasta el alma y luego esa foto, si tan solo me hubiese dado cuenta antes...— Dan se sentó de golpe en la silla rotatoria. —No estarías saliendo con nadie más— Lee se encontraba desconcertado.
— ¿Cuál foto, préstame tu móvil?— no se lo esperaba pero el castaño había estallado en carcajadas. — ¿Hablas de esto?— el asintió. —Es mi madre, ayer me pidió acompañarle a una reunión de la oficina— pero que vergüenza, Derian hijo de puta. —De seguro Derian la tomó, me lo encontré y lo saludé... pero... respecto a lo que has dicho...—
—Olvídalo, solo olvídalo— se sentía tan estúpido, Derian eran un gran imbécil hijo de perra.
—Así que me correspondes, ¿Entonces solo tenía que tomarme una foto con una chica para que lo confesaras?— Este chico le iba a volver loco.
—De seguro lo oíste mal— se había puesto algo nervioso.