Jungkook.
Estaba tan profundo en sus pensamientos que ni recordaba haber tomado su almuerzo, lo tenía ahí en sus manos sin haber probado ni un bocado. —¡OH mierda, que idiota!— se había estremecido un poco, desde que su problema de audición había comenzado no había escuchado algo tan claramente. —Ah, Hola... lamento el alboroto— aquél chico era Park, Park-Jimin, nunca había hablado con el pero le agradaba porque hablaba fuerte y no se le dificultaba entender lo que decía, también le conocía por su temperamento siempre estaba metido en peleas. —Mmm, eso se ve delicioso ¿Lo haz preparado tú?— estaba nervioso e incomodo no sabía que hacer y sin notarlo le había dado su pote de comida. —He oído toda esa mierda sobre ti pero si fuese real no me habrías dado tu almuerzo, eres un buen tipo— cuando cayo de esa valla pensó en _Que chico mas estúpido— pero ahora el le decía que era un buen tipo, era la primera persona en la universidad que pensaba de una forma positiva respecto a el y instantáneamente se puso en pie. —Oye ¿Qué pasará con tu pote?— pasar de el, debía hacerlo.
Park-Jimin ese nombre se repetía en su mente como si fuese su canción preferida, su voz era gruesa y estruendosa por lo que le era muy fácil entenderle y su piel era fina como si de una muñeca se tratara. Están en la misma faculta, la Facultad de Salud pero ambos estudian distintas ramas, el estudia Medicina mientras que Park-Jimin estudia Psicología... se preguntaba como una persona tan estruendosa y con su temperamento pensaba en convertirse en un Psicólogo, sin duda sus sentidos pésame para sus pacientes. Park-Jimin toda una caja de sorpresas.