Jungkook.
—Lo lamento me he vuelto a dormir, lo siento, intentaré no dormirme nuevamente— pensaba en que aquel chico era un caso perdido.
Desde aquella vez en que Jimin le reveló aquella realidad en la que pensó que solo él notaba, le agrado aún más, Park era especial, él podía notar cosas que otras personas no y eso le hacía feliz. —Está bien, se me ha quedado el pote de comida en casa— instantáneamente contó en retroceso 3... 2... 1 para que Park se quejara.
—Oh, estoy hambriento— y era verdad podría jurar que oía a su estómago gruñir. —Vamos a la cafetería ¿Cuánto dinero te has traído?— otra vez estaba sonriendo como un idiota. —Vez, no está mal sonreír de vez en cuando— al sentir como él tomaba su muñeca llego a pensar que su corazón se saldría de lo fuerte que latía, jamás en su vida su corazón se había acelerado de aquella manera.
—Esto se ve delicioso— no habían pasado tres minutos en la cafetería para cuando las de aquel club se acercaron a él.
Hablándole en señas, pero también moviendo sus labios le confundían más. —Vemos que estás solo, ¿quieres sentarte con nosotras? —él solo no dejaba de seguir a Jimin con su mirada, él se había apartado.
—Hola chicas, invitadnos a nosotros también— unos chicos de la facultad de ingeniería se agregaron a la charla, instantáneamente, comenzaron a discutir y todo ese ruido le incomodaba, ya que tenía aquel auricular.
Había decidido irse, no estaba hecho para estar incluido en aquellas discusiones, ya que no las podía controlar.
Sin notarlo ya se dirigía a su escondite. Pero una voz que reconoció al instante le hizo girar y verlo ahí moliendo a golpes a aquel chico de Ingeniería.