Jungkook.
Él siempre se estaba entrometiendo en temas de poca importancia que no le afectasen, eso hacía que su corazón latiese más fuerte por él. —¡Espera, ¿Por qué me evades?!— y ahí estaba a unos escalones de distancia, no se había fijado cuando ni como llegaron a las escaleras de emergencias, pero eso no importaba.
—Lo siento, no podemos hablar— él era estúpido, no entendía absolutamente nada.
—¡Jeon Jungkook para ahí en este preciso momento!— le había hablado de una forma tan demandante y no podría ser el momento para pensarlo, pero le pareció un poco sexy de su parte.
—Yo robé el amor de aquella chica— y por esa razón quería alejarse, a Jimin le gustaba esa chica. ¿Cómo puedes estar tan seguro? Esa pregunta calló como golpe sobre sí.
—Oh... así que es mi culpa— no, no debía culparse, no tenía que ver. —Debí explicarlo desde un principio, no quise gritarle, es solo que... es que ¡Ella se burló de ti! Comparándote con ese estúpido libro suyo y me enojo tanto, dijo «Me da tanta lástima, tanto que quiero hacer lo mismo que hace la heroína de mi libro» no directamente, pero lo hizo y quería lanzarle la taza, pero no podía, ja, ja, ja qué idiota soy ¿No?— la mandíbula que alguna vez tuvo apretada se soltó mientras por sus mejillas caían gotas, estaba llorando.
—¿Por qué lloras Jimin?— solo pudo preguntarle eso mientras lentamente se acercaba a su rostro, él había bajado su rostro y con sus manos intentaba limpiar todo ese desastre.
—¿Cómo voy a saberlo?— no importase la situación, solo quería hacerle lo que por su mente pasaba en ese preciso momento... quería aprovecharlo al máximo, quería besarlo y lo hizo no fue el beso más largo, pero podría recordar como sus labios se estamparon a los suyos en tan solo tres segundos incluso un segundo más, podría recordar como sus ojos se abrían como platos intentando buscar una explicación a la situación sin más podría asegurar que era un tonto completamente lento para comprender lo que sucedía.
— Eres demasiado lento como para comprenderlo ahora, Adiós, Park Jimin— podía irse con una sonrisa porque lo había disfrutado, al máximo sin interrupciones ni disculpas, le había dado una probada muy corta, pero se sentía conforme lo suficiente como para decir quiero volver a intentarlo.