Jimin.
Él había dicho que no lo comprendería y Jimin estaba de acuerdo, no lo hacía, aunque le hubiese besado, seguía en aquel momento intentando comprender el porqué ¿Qué había visto en él? ¿Por qué no a Misoo? Ella era realmente hermosa, mientras que él era un cero a su lado.
Había intentado hablarle ya en muchas ocasiones, pero él le ignoraba, incluso buscaba a un nuevo tomador de notas.
No fue hasta que le vio recibir aquellos chocolates de una chica a quien nunca había visto que lo supo, quería tirar esos chocolates lo más lejos posible, él le sonreía y eso le enfureció, no podía sonreírle a nadie más que a él, no podía ¡¿Cómo se atrevía?! Le gustaba más que a nadie, quería volver a tener sus labios sobre los de él, tomó el anuncio y tomó rumbo a aquel manzano.
Todo como si fuese la primera vez, pero esta vez sin caídas. —¿Qué haces aquí? Deberías odiarme por lo que hice— ¿Cómo podría pensar eso? Si odiarle implicaba besarle muchas veces, eso sería muy gratificante para él.
—He intentado, he estado buscando razones para hacerlo, pero no hay ninguna— sacó el anuncio de su bolsillo delantero y se lo tendió. —Hola, soy Jimin y quiero tomar tus notas— aquella sonrisa que llevaba tiempo sin ver volvió a aparecer, esta vez con un poco de resignación, para Jimin se veía tan hermoso.
Él simplemente asintió con esa sonrisa en su rostro, el cual tapo con su brazo. —Gracias— ¿Acaso estaba sorbiendo? Otra vez gotas cubrían sus mejillas.
—¿Por qué lloras Jeon?— él estaba ahí con una sonrisa en su rostro, pero eso no impedía que sus lágrimas salieran.
—Esto... esto me hace feliz, tan feliz— él se había acercado al rubio haciendo que su corazón corriese a mil por hora. —Nunca en mi vida había sonreído tanto con una sola persona, pero tú has logrado eso, me encanta cuando hablas fuerte, me encanta cuando estás sonriendo... todo el tiempo, me gusta tu cabello rubio, tu gran apetito y la forma en la que aprecias todo desde lo más pequeño a lo más grande, me gusta todo de ti... jamás pensé que algo o alguien me gustase tanto— ahí estaba frente a Park mientras sus ojos se conectaban como si fuesen circuitos, el momento era de apreciar.