Regresé con paso apresurado hasta donde estaba Manuel, no sabía por qué, pero sentía una satisfacción que no sabía explicar, al final me había enfrentado a él, está cansada de sus traumas y demás, era hora de vivir en el presente, no podía seguí permitiendo que su recuerdo y lo que vivimos me consumiera por más tiempo.
Toco el hombro de Manuel y cuando se voltea bufo reconociendo a la mujer que está frente a ella, lo que me faltaba, Natalia, sus ojos me recorren completo y cuando llega a mi rostro sonríe.
—Tú sí que eres muy descarada, aparecerte aquí de la mano de mi primo y con el vestido que te regalo mi hermano, al final estás mostrando tu verdadera cara.
—No tengo por qué darte explicaciones, puedo hacer y ponerme lo que yo quiera.
—Sí, eso es verdad, pero lejos de nosotros, no te quiero aquí, largo —asiento intentando caminar a la salida, pero Manuel me lo impide.
—No, tú no vas a ir a ninguna parte, esta también es mi fiesta y ella es mi acompañante, ve a escupir veneno en otra parte Natalia —aprieto los labios para evitar reír frente a ella por lo que él le dijo.
—¿Cómo te atreves?, no puedes venir e insultarme de esa manera, ¿Quién te crees?
—El socio de la empresa que te da de comer, así que deja de molestar y vete Natalia, tu veneno me enferma —gruñe y sin más se aleja haciendo que estalle en carcajadas.
—Perdón… Jamás imaginé que alguien le hablara así.
—Nunca hemos tenido una buena relación, su manipulación y demás me enferman, su comportamiento y la manera en como siempre trato a Ulises me dio mala espina —levanto una de mis cejas en su dirección por sus palabras.
—¿Eso que quiere decir?
—Ella siempre lo manejaba y manipulaba de una manera para nada buena, él siempre a amado a su hermana de una manera ciega, así que todo lo que ella le decía o pedía él lo hacía —asiento.
—Sí, recuerdo que le recalcaba eso siempre, pero su ceguera era muy grande.
—Sí, pero no quiero hablar más de eso, ¿quieres bailar conmigo? —asiento sonriéndole.
—La última vez que baile con alguien fue dos días antes de tener que irme —digo con nostalgia.
—Nunca debiste irte, pero ahora estás aquí, dejemos el pasado atrás.
—Tienes razón, eso fue lo que hice hoy, dejé el pasado atrás —tomo su mano y juntos caminamos hasta la pista de baile.
Sus manos se posicionan en mí caderas haciendo que una sensación que hace mucho sé. Apodere de mí, Manuel, me gusta, eso no podría negarlo, pero aun la negativa de mi cuerpo y corazón no me permite verlo como él quiere y se merece.
Coloco mi cabeza en su pecho y nos empezamos a mover al compás de la música, él es un experto en esto de bailar, yo la verdad siempre fui de tener dos pies, recuerdo que Ulises fue quien me enseño recordar eso ahora.
— Si hago algo que te molestó, te pido que por favor me lo digas — sonrío asintiendo aún en su pecho.
— No recordaba la bien que se siente hacer esto —digo con la nostalgia apoderándose de mi cuerpo. Me he perdido tantas cosas en mi vida, que cada día me recuerdo a mí misma, que aún no es tarde.
—¿Aún lo amas? —Mi cuerpo se tensiona cuando esas palabras salen de su boca. Alejo mi rostro de su pecho y pongo mi mirada en él.
—¿Por qué me preguntas eso?
—Puedo sentir la nostalgia en tu voz y sé que con la única persona que pudiste hacer esto fue con él. Así que no sería raro que aún lo siguieras amando.
—Voy a ser sincera porque te lo mereces —asiente.
—En este momento no lo sé. Han pasado muchas cosas, también está mi hijo, es algo que nos va a unir para toda la vida y eso no puedo evitarlo.
—Lo sé, y quiero que sepas que siempre vas a poder contar conmigo para lo que quieras. Sé la gran mujer que eres y nadie necesita decírmelo para yo saberlo, así que en mí siempre tendrás un apoyo y quisiera que me dieras la oportunidad de conocerte más — agacho la mirada porque sus palabras logran ruborizarme —.¿Ese rubor en tus mejillas es un sí?
—Sí, lo es —sonríe, gusto en el momento donde veo a Ulises llegar al lugar con su prometida del brazo, se ven tan perfectos juntos que entiendo en ese momento que son tal para cual
—¿Segura que verlo con ella no te produce nada? —dice Manuel logrando que me pregunte lo mismo.
—No sé qué responderé, pero ahora que los veo así, creo que siempre fueron tal para cual, aún no entiendo como él jamás tuvo algo con ella cuando era evidente que Dayna moría por él.
—Porque jamás la vio como mujer y porque apareciste tú —alejo la mirada de ellos para colocarla en Manuel porque su pregunta me causa mucha curiosidad.
—¿Eso que quiere decir?
—Cuando te conoció todo el resto desapareció para él, no necesitan conocerte para saber que serás la perdición de quien se fije en ti, eres una mujer que muchos hombres quisiera tener.
—No soy tan hermosa para lograr eso, creo que estás exagerando —él ríe negando.
—No se trata solo de tu belleza, Martina, es mucho más, tu forma de ser y expresarte produce mucha curiosidad, ahora metiendo porque él está tan loco por ti —levantó una ceja en su dirección.
—Creo que era, estaba tan loco por ti —él niega.
—No, soy hombre, sé cuando otro tiene interés en una mujer, y créeme que él aún sigue teniéndolo por ti —me siento tan incómoda que creo que necesito un poco de aire.
—Necesito el baño, regresó en unos minutos —le digo dándome la vuelta para ir al baño de servicio de la parte de abajo, no necesito que él me acompañe, estoy segura de que conozco mejor la casa que él.
Llego hasta el baño que queda cerca al estudio de la casa, abro la puerta del lugar, pero cuando voy a entrar unas voces viniendo de la habitación de al lado hacen que me detenga.
—¿Lo hiciste? —reconozco esa voz, es la de Natalia.
—No, desde que esa mujer apareció no hemos estado, aunque lo he Intentado —dice Dayna, no sé dé que están hablando, pero viniendo de esas mujeres puedo esperar lo peor. —Debes lograr que él este contigo, solo así podrás quedar embarazada —abro los ojos entendiendo mejor todo, son unas arpías de lo peor.