“En un principio para la consciencia solo era un mundo, un simple planeta; El único capaz de poseer vida humana. Al primer quinto, todo pasó de ser “El mundo” a algo un poco más complicado “El sistema solar”, al segundo quinto todo se había convertido en “La galaxia”, a la mitad del camino todo se transformó en simples pero maravillosos “Cúmulos” de estrellas, al cuarto quinto se transformó en el “Universo observable.”
Una mujer hermosa cual muñeca de porcelana observaba el cielo, era todo tan extraño…
No sabia donde estaba, o qué hacía allí. Volteo a ver a la figura que le acompañaba; Tan borrosa como los recuerdos que tenia, aún sin el sentido de la vista la voz del hombre era suficiente para identificarle.
“Pero… ¿Y al final?, ¿Qué es lo que hay padre?”
La voz volvió a responderle mientras acariciaba algo de su cabello rojo fuego, tan corto que ni a los hombros le llegaba, a excepción de dos mechones que estaban frente a ella.
“No hay final, muchos lo llaman “Universo no observable”, lo que está afuera de la línea temporal del universo observable, pero esto siempre depende de la mirada del ser consciente.”
La joven ladeó la cabeza, aún absorta en la bella vista que la galaxia le proporcionaba.
“¿Entonces para nosotros todo es observable no?, vivimos de observar otros universos y cuidarlos…”
La figura sonrió ante la pregunta.
“Incluso para un Tusrem nada es del todo observable, por más que queramos, no podemos ser capaces de ver todo y defender todo, pero podemos protegerlos.”
Entre un pequeño suspiro preocupado, la chica miró el pasto, varios pensamientos le asfixiaban, sin embargo, jamás salía de la misma posición. Imperturbable y determinada, esa era su naturaleza.
“Hay demasiadas estrellas que proteger en este basto universo, y es tanta la oscuridad que les rodea.”
La figura siguió observando a la contraria.
“El cómo sea, o lo que yo sea no importa. Mi única función será proteger esas luces.”
La gabardina morada de la chica se vio levantada por una ráfaga de viento que vino de la nada, esta salió volando despojándole de su elegante pose y revelando una realidad, aquella mujer tan hermosa… Se trataba en realidad de un joven.
“Oh dios… ¿P-padre?”
Su voz pasó de ser firme y tranquila, a volverse quebradiza e insegura.
Cuando este volteó buscando a la figura, ya no estaba… Se había desvanecido en el aire.
Y de pronto, simplemente ya no estaba en aquella pradera estrellada.
Cientos de miradas acusadoras le rodeaban, viéndolo cual bicho raro. Podía ver que le decían algo, pero, no escuchaba nada. El chico empezó a retroceder temblando hasta tropezar y caer en un abismo sin fondo, conforme caía veía como sus esperanzas y sueños quedaban atrás, empezaba a sentirse impotente, pequeño y desconfiado...Como si… No valiera nada.
(-)
Con un sobresalto y el corazón latiendo a mil por hora, un pelirrojo se levantó de su cama, las pequeñas bolsas oscuras bajo sus ojos indicaban que no había tenido un buen descanso por tercer vez en la semana.
Respiró profundo dejando salir todas sus inquietudes y se preparó mentalmente para el día que le podía esperar. En el proceso, intento recordar que sueño le había asaltado, la sensación de familiaridad le indicaba que ya había pasado por ese anteriormente, pero como siempre, olvidaba al momento de despertar.
Soltó un bostezo largo, desperezándose y miró de reojo la habitación, su habitación era extremadamente ordenada y limpia, sus muebles estaban acomodados de manera simétrica, tal como adoraba.
El tono pistacho apastelado de dos paredes de su habitación siempre le recibían al despertar, eso más el tono blanco de las que sobraban ayudaban a que la luz llegará de mejor manera a la habitación, y por ende, ayudaba a que se viera mejor.
Podría haber seguido observando con orgullo el cuarto, pero un grito perteneciente a su discrepante “gemelo” le hizo sobresaltarse y agarrarse el torso con agitación, si antes ya le latía el corazón con fuerza, ahora se le salía del pecho.
Otro gritó de su hermano Heros le logró alterar aún más.
—¡VALILLA!—
Con sus pupilas temblando del horrible susto que se había llevado, se levantó.
Algo irritado al ser llamado por su apellido, se dirigió a la puerta, tomando la perilla y abriendo un poco, justo a tiempo para que su hermano la pateara violentamente, el chico chillo por segunda vez, pero del dolor al recibir el portazo en su mejilla derecha y caer.
Heros le tomó de la manga y lo levantó con una fuerza bruta impresionante, a veces el chico se preguntaba como podrían ser “gemelos”, uno era de cuerpo tosco y el otro de cuerpo fino. Uno con golpes dignos de un luchador experimentado y el otro con la velocidad digna de el corredor más hábil.
—¡LEVÁNTATE MALDITO FLOJO! ¡NUNCA PASARÁS DE PRIMER NIVEL SI SIGUES ASÍ!—
Valilla dio un suspiro bufando y haciendo una mueca molesta. Empezó a denotar nervios. —Buenos días hermano Heros. Amanecí muy bien, gracias por preguntar.— Dijo secamente con una pizca de sarcasmo a el contrario.
Heros le dio una mirada fría y sutilmente intimidante, le soltó un gruñido a su hermano soltándole y salió de la habitación esperándolo en la puerta.
Vallila suspiró con cansancio. El guardián Ilk se dirigió a su closet buscando que ponerse ese día. Oía a su hermano quejarse y eso sólo le presionaba, anhelaba alguna mañana despertar de buena manera.
A Heros le preocupaba más el hecho de que siguiera en el nivel uno de la jerarquía de su dimensión, una la cual vivía para proteger a las demás, para prevenir catástrofes de niveles universales que podían afectar a más de una dimensión.
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Editado: 07.03.2019