Me hubiera gustado borrarle esa sonrisa del rostro, pero no iba a arriesgarme a que quisiera abandonarme por agresiva. Así que hice algo que sabía que podría cabrear a cualquier hombre que amara su auto.
Entonces, en vez de bajar del coche como una persona normal, hice lo último que podía haber pasado por su cabeza y me pase al asiento del chófer apoyándome de los asientos y dejando las huellas de mis zapatos. Una vez posicionada en mi nuevo lugar lo miré y no supe que expresaba su rostro si asombro o ganas de gritarme.
—¿Acaso no sabes cambiar de asiento como una persona normal? —lo escuché decir por lo bajo mientras cerraba la puerta—. Dejara de sorprenderme.
Lo seguí con la mirada mientras volvía a rodear el auto.
—Es simple lo que vas a hacer, a mi señal solo tendrás que... —mi mente se distrajo con sus facciones, sus gestos, sus pestañas y fue entonces cuando mi subconsciente me traicionó porque esta vez mis ojos no se perdieron en el café embriagador de los suyos, sino que fue en sus labios, en sus movimientos tras la salida de cada palabra que articulaba.
Me encontré imaginando en como se sentiría probarlo, serían igual de cautivadores que sus ojos. A qué sabría ser sometida a una tormenta por esos labios.
—¿Me estás prestando atención? —joder me había pillado observándolo de nuevo, así que solo asentí para disimular—. Entonces todo ha quedado claro.
Lo vi marcharse hacia el capo a seguir revisando y joder que vergüenza porque me quedaba embobada mirándolo si era un gruñón.
Lo vi colocar una mano en el capo y entonces recordé lo de la señal y mierda que tenía que hacer ahora.
No te pongas nerviosa no debe ser complicado. Así que con las llaves puestas en el contacto encendí el auto y presione mi pie sobre un pedal.
Y mientras me sentía orgullosa por mi buena gestión en la tarea encomendada, lo próximo que captaron mis ojos me dejó con la boca abierta. Tenía la cara y parte de la camisa con unas manchas negras. Y tras fijarme en su cara de nuevo, mi cuerpo solo puedo tener una reacción mientras lo veía dirigirse a mí y fue ponerle el seguro al coche.
—Abre la puerta Amara —como respuesta solo pude negar con la cabeza—. En estos momentos no me queda mucha paciencia, así que más te vale abrir la puerta y bajar tu culo de mi coche.
—Si la abro me abandonarás aquí —su cara lo dejaba muy claro.
—No, Mara, solo quiero entrar porque está comenzando a llover, así que abre la puta puerta de una vez.
—¿No me vas a abandonar? —pregunté con una sonrisa y mis ojos llenos de esperanza.
—No soy un monstruo, no podría hacerte algo así.
Entonces, mientras él cerraba el capo y volvía a la puerta, retire el seguro.
Fue entonces cuando en cuestiones de segundos me saco del auto de un tirón nada amigable y se encerró ahí el muy capullo.
Y recuerdan eso de que el universo estaba conspirando a mi favor, pues ya no, al parecer se había caído la señal porque justo fue salir del auto y empezar a llover.
-¿Qué crees que haces? -pregunte golpeando la ventanilla al ver que me ignoraba.
Esto tenía que ser una broma, como había confiado en él, estaba empapada y él ni siquiera se dignaba a mira por la ventana.
-Déjame entrar -le pedí, pero era inútil- Eres un insensible de mierda, yo podría estar ahí y tu aquí empapado hasta el culo.
Y al parecer eso sí hizo reacción en él, porque bajo del coche y el portazo me hizo sobresaltar.
Seguí cada movimiento suyo con la mirada, mientras me rodeaba y yo giraba con él, entonces empezó acercarse y con cada paso que él daba yo retrocedía hasta que mi espalda choco con el auto.
Cada vez sentía más cerca su respiración hasta que lo tuve a centímetros de mi rostro, mirándome fijamente a los ojos para luego desviarla a mis labios y volver a donde estaban antes.
-No creas que no me di cuenta de que como me mirabas hace un rato -podía haberlo negado, pero me había quedado sin palabras- ¿Qué pasaba por esa cabecita tuya?
Se acercó más, nuestros labios casi se rozaban cuando...
-¿Ya no eres tan valiente para explorar lo que tienes delante?