Fuimos Canciones 1

Capítulo Final

Hemos llegado al final y solo puedo recomendarles que se lean seguidos los tres capítulos que actualice.

Sin más que agregar disfrútenlo, besos Mara ✨;⁠)

 

—¿Estás …? —una voz me sacó de mis pensamientos—. No sé ni que decir, porque está claro que bien no estás.

—No, Sue —seguí mirando a la pareja con tres años de relación.

Una mano en mi espalda me hizo desviar la mirada y centrarme en mantener mi máscara de todo está bien.

—Cariño, acompáñanos un momento —pidió mi padre que me llevo hasta donde estaban sus amigos.

La mirada de Rebecca solo me dio las respuestas de lo que quiso decir aquella mañana que me encontró con su hijo.

—¡Felicidades! —dijeron mis padres—. ¿Qué se siente ver a tu bebé a unos pasos del matrimonio? ¿Dónde está el novio?

No quería escuchar nada que tuviera que ver con él, así que mire hacia otro lado esperando que alguien me sacará de aquí. Me vi bastante jodida en el momento que los novios decidieron hacer acto de presencia.

—¡Felicidades, campeón! Te llevas a una linda jovencita —siguió hablando mi padre.

—¿Esta es tu niña? —preguntó la chica de forma educada.

Yo, yo solo quería que la tierra se abriera y me evitará pasar por este momento. ¿Cómo la miraba a la cara? ¿Cómo le hablaba sabiendo que el chico que tenía al lado era mi novio? Un novio que estaba comprometido.

—Amara Grandstaff —tendí mi mano en modo de saludo.

—Claire Jhonson —respondió sujetada del brazo de Alex—. Al fin conozco a uno de sus amigos, es un poco reservado en ese aspecto y eso que ya son tres años, ni que le fuera a robar a sus amigas, tontito —dijo lo último para él, pellizcando una de sus mejillas.

—No somos amigos —respondí más seco de lo que quería sonar y me lamenté en cuanto tuve todas las miradas encima, incluso la de él—. Solo somos... conocidos.

—Pensé que ... No importa, aunque no seas su amiga, si puedes ser la mía —no lo creo, pensé para mí.

—No creo que las amistades funcionen así —dije tratando de ser educada.

—Verás que te caigo bien, no existe persona que me conozca y no quiera ser mi amiga —yo conozco a una, quise decir.

Me giré hacia Alex buscando terminar la conversación con su prometida. No tenía nada en su contra, pero estaba empezando a cabrearme.

Tratando de mantener la calma en medio de esta tormenta, tendí mi mano hacia él que la tomo enseguida y ahí estaba esa corriente que me recorría todo el cuerpo cada vez me rozaba, pero ya no tenía la misma intensidad.

—¡Felicidades por su compromiso! —dije con una sonrisa forzada.

Justo cuando fue a responder, alguien interrumpió y nunca estuve más feliz de ver Esteban como en ese momento. Aunque claro, Esteban era un arma de doble filo, no sabía por donde podría venir.

—Espero que no tengan ningún problema con que me lleve a esta belleza de mujer —expresó tomándome por la cintura—. Suegro con su permiso.

—¿Cómo qué suegro? —preguntó mi padre—. ¡Será atrevido!

—Algún día tendrá que aceptarlo —respondió Esteban con sorna.

—Pero, ustedes no habían terminado —bombazo informativo.

Aquí está la razón por la cual Esteban es una arma de doble filo, viene ayudar, pero a su paso algo debe salir dañado.

La cara de Alex era todo un cuadro, su mirada eran dagas filosas y la vena del cuello parecía querer explotar, nunca le agrado el tema de Esteban.

Una vez estuve lejos de todos en aquel jardín, pude respirar, dejar de poner buena cara, de fingir, quise llorar, pero eso lo guardaría para el momento en que estuviera sola.

—Sé que lo que voy a preguntar es estúpido, pero ¿Estás bien? —preguntó Esteban encendiendo un cigarrillo.

—No lo sé, siento que quema —dije tratando de entender incluso yo como me sentía—. Quema, quema cada mentira, cada beso, cada momento. Pero ¿Sabes que es lo que más está ardiendo ahora mismo? —lo vi negar mientras dejaba que me desahogará—. Cada vez que dijo pequeña. 

—No soy la mejor persona para desahogarse, ni sé decir las palabras correctas, pero se me da bien evadir la realidad y cambiar de tema —lo sentí como una oferta—. Dime Mara ¿Sabías que me voy dentro de una semana a Londres?

En ese momento tuvo toda mi atención, ¿Cómo que se iba a Londres? Hasta donde sabía estudiaría lo mismo que yo en Barcelona. ¿De qué me había perdido?

—¿Cómo que…?

—Me voy a Londres en busca de lo que realmente me hace sentir bien —los engranajes de mi cabeza empezaron a encajar.

—Vas a ...

—Sí, voy a dar por culo lo que quiere mi padre y voy a seguir mi sueño —confesó con una de sus sonrisas, esas que te podían robar el aliento—. Aquí solo soy un personaje secundario, necesito ser protagonista, tengo cualidades que mostrar.

Solo él podía hacer un chiste sobre los problemas que tenía y se le venían.

—Lo que hice hace un rato, tómalo como mi último acto de buena fe aquí. No sé cuál es la situación de ustedes, pero si tengo claro que no te mereces lo que acabas de presenciar —siempre fue un buen amigo, incluso luego de distanciarnos sabía cuándo debía estar—. No llores, no seas pastelosa, solo es un hasta luego.

Fui a darle un abrazo cuando fuimos interrumpidos por el señor compromiso. Su mirada dejaba ver cuan contento estaba de que estuviéramos aquí los dos solos, no me importaba lo que pudiera estar pensando.

—¿Interrumpo algo? —preguntó sin ningún tipo de delicadeza.

—Puede que si... —respondió Esteban, pero lo interrumpí.

—No te importa —no sé cuál respuesta era peor.

—Tenemos que hablar —dictó Alex con su voz de mandón—. Déjanos solos.

—No lo sé —le dijo Esteban, sabía que lo estaba provocando, era uno de sus hobbies.

—Por favor, déjanos solos, tarde o temprano esta conversación tiene que suceder —dije mirando esos ojos que alguna vez me embriagaron.

Por primera vez en la noche estuvimos solos, pero tenía el pequeño presentimiento que sería la última vez. Esto no tenía manera de acabar bien. Este sería nuestro ¿Final feliz? Dio dos pasos hacia mí con intenciones de tocarme.




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