Desde ese día que cruce mi mirada con Ángel, no he podido dejar de pensar en él.
Es un chico muy lindo con sus ojos azul cielo, una sonrisa que cautiva, cabello negro como la noche, y muy alto. Siendo un año menor que yo.
Ese sábado llegué temprano, nos reunimos todos los sábados de cada semana, junto con él resto de los jóvenes que estaban en la Pastoral como le llamamos al grupo de la iglesia.
Ese día él estaba ahí.
Me abordo - como estas Eva dijo.
Yo me puse muy nerviosa, no es común en mí ya que soy una de las líderes del grupo.
Pero Ángel me ponía nerviosa, me daba pena hablarle.
Él noto mi desconcierto y me miró… uff fue peor.
Tartamudee - es... estoy bi.. bien dije.
Él me brindo una hermosa sonrisa, logrando que me ruborizara.
Eva, no te de pena hablar conmigo no muerdo, dijo pícaro.
Ángel se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla diciendo: “No pasa nada, soy solo yo”. Uff… lo que él no sabía, es que me sentí en las nubes con ese beso.