¿fuiste tú?

Capitulo 5

 

Capítulo 5



 

— Por favor, dime qué esas pastillas son recetadas.

El agua fría pasa por mi garganta como una avalancha, tenía esperanza que las medicinas me ayudaran a reencontrarme con el control.

Mis ojos no pueden evitar mirar a Christian con desdén, aunque sé que se preocupa por mí.

— Sí, son recetadas — y la verdad era esa, estaba prescripta a pastillas para la ansiedad desde hace varios meses, lo que no era correcto era la cantidad de pepas por días — el psiquiatra me las recetó, recuerdas cuando Nina y tú me llevaron a la clínica.

— Lo recuerdo perfectamente, aun así, no me tranquiliza — nos encontrábamos en mi cámper solos, mi jefe había echado a todo el equipo para que tengamos una conversación — En la madrugada después que tú salieras como una loca de la habitación y Octavio fuera tras tuyo ¿Qué paso? 

— ¿Te despertaste? — Obviamente se despertó, me regaña mi conciencia; me paro de mi silla y me tiro a la pequeña cama que tengo en mi cámper.

— No te hagas la sorda ni la tonta, estoy genuinamente preocupado, eres una modelo y una sensacional, estamos entrando a las grandes ligas. Llevamos más de un año trabajando duro y estamos viendo los frutos, mi teléfono no para de sonar para que seas imagen de grandes marcas. No voy a permitir que todo se vaya a la mierda por tu vida privada. Voy a intervenir y me vale que te enojes, responde, ¿qué paso que te dejó tan ansiosa para tomarte tres pepas de un tirón?

Tapo mis ojos con una toalla, en definitiva tengo que contarle, primero porque no me va a dejar en paz y segunda porque me estoy ahogando. 

— Lo presioné para tener sexo — hablé rápidamente tratando de ocultar mi vergüenza.

— ¿Lo presionaste…? — está desconcertado — Octavio es el hombre más calmado del mundo, excepto cuando se trata de ti.

Volteo los ojos aunque él no pueda verme.

— Octavio me destrozó el alma. — Mi jefe me ha limpiado suficientes lágrimas en la última semana como para no tener ese punto claro

— Tenía… tengo mucho dolor y rabia. — estoy buscando la manera de sacar todo lo que guardo dentro sin revelar las verdaderas razones. — Ayer perdí el control absoluto de mí, más de lo normal y quise hacerle daño, la única manera que se me ocurrió fue a través de mí —. Quitó la toalla de mis ojos — entonces lo bese, lo toqué donde sé que lo vuelve loco y me desnude frente a él, quise que sintiera el dolor de mi alma, con cada caricia, con cada suspiro. — Espabilo para que las lágrimas no salgan de mis ojos y dañar el maquillaje también logrado en mi cara — y lo logré… fue una entrega caótica y dolorosa donde yo también caí al abismo con él.

— No sé qué decirte… — procede a darme lo único que en verdad necesito en este momento, un abrazo-

— Lo amas tanto que te duele más a ti todo eso que haces para que sufra — es verdad, el amor que siento por él es tan grande que duele más que el daño que me hizo — me tienes a mí, acude a mí cuando te sientas mal, yo te protegeré. 

— Gracias… — Decido que he mostrado mis verdaderos sentimientos por mucho tiempo, dejo que consuele por un minuto más. — Hay que seguir trabajando — me pongo de pie para revisar mi vestuario y el temor me recorre. — Hoy no hay fotos en ropa interior, ¿verdad? — desde hace varios meses esas fotos no representan el temor de antes, gracias a Octavio, él me dio la seguridad y la fuerza para hacerlo, pero mi cuerpo hoy no está listo para eso.

— Al final del día — comenta haciendo que yo tosa — tenemos el tiempo justo — se da cuenta de mi inquietud — Dímelo, ¿qué te preocupa?

— Bueno… — me pongo como un tomate ¡Dios! Jamás hablo de estas cosas en voz alta. — Es que… — Odio sentirme intimidada. — Tengo marcas —.

Cierro los ojos, recordando la frustración de Octavio al estar dentro de mí y que ninguno de los dos pudo llegar al orgasmo. — Mira — abro mi bata y le señaló con mis dedos mi cadera donde están los dedos de Octavio marcados.

— No quiero nadie especulé cuando las estén tapando con maquillaje.

— No voy a preguntar — lo que agradezco — pero el día extra de sesión de fotos va directo a la cuenta de los hermanitos Michaelson, y no me importa que estas fotos no sean para su catálogo.

Las siguientes seis horas me concentro en mi trabajo, es como una catarsis al desastre que me espera al final del día, el cual espero huir. Me sorprende como el modelaje se ha convertido en el eje de mi mundo, me da la estabilidad que necesito ahora que mi vida está caminando, un hijo de nilón, sonreír, mirar y girar, las palabras en las que me concentro.

Al terminar huyó lo más rápido que puedo de la locación, lo último que necesito es que el fotógrafo me interrogué. Subo al auto dispuesto por Christian para mí, aunque sería una maravilla poder dormir no me quiero parecer por el hotel, por esa razón le pido al chofer que me lleve al centro. Antes de salir del auto me pongo unas gafas grandes de sol, y un sobrero donde esconder mi cabello, la soledad es bendita cuando no se sabe qué hacer.

Tomó asiento en un restaurante cerca a la playa, donde pido algo de comer y una gran limonada para el calor, quizás la telepatía entre almas gemelas exista porque la única persona que me entiende llama a mi celular.    



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En el texto hay: pasado, romance, amor

Editado: 19.09.2022

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