¿fuiste tú?

Capitulo 7


 

Capítulo 7


 

La desesperación juega muchas veces un papel importante al momento de realizar actos, la razón siempre ha sido primordial en mi vida, cada paso que daba era analizado con lupa.

Los sentimientos que una hermosa mujer despierta en hombre es mortal, la serenidad de la cual me he sentido orgulloso toda mi vida, hoy brillaba por su ausencia.

Esa mujer que está frente a una cámara brillando como un sol me tenía agarrado de las huevas, su belleza era tan resplandeciente como el brillo de sus cabellos rojos.

— ¡Nos tomaremos un descanso de cinco minutos! — Hablan a través de un megáfono, encuentro su mirada, viene hacia mí, sonrió al notar la seguridad con la que lo hace. Todas las veces anteriores que nos hemos visto han sido algo dramáticas.

— Me sorprende verte aquí — la acompañaba en su sentir, mi presencia fue un arranque. 

Durante mucho tiempo me he martirizado por una culpa que no me deja vivir, desde que la vi tuve la sospecha de que era ella, aquella chica que tanto mal sufrió.

Alejarme fue la primera opción, no lo conseguí, ayudarla desde un lugar seguro, tampoco funciono.

Ella se convirtió en una especie de imán, nos atraemos de una manera difícil de argumental. 

Tuve miedo, la verdad aún lo guardo, el hecho de acercarme a ella era lo correcto, lo pensé tanto, intente por varios meses ser un hombre racional respecto a mis sentimientos hacia ella, pero fracase. 

— Me gustaría decirte un par de cosas — Miro de un lado a otro, todos parecen muy ocupados a pesar del descanso — Si es posible. 

Me daría pena confesar que conté los segundos en que duro para contestarme. — Claro que si — mira su reloj — La sesión dura una hora más, si no tienes afán podrías esperarme en mi cámper —. Lo señala. — Es solo mío, no habrá inconveniente o alguien que te moleste.

Sigo sus indicaciones y voy a esperarla al sitio que me indico.

— Llego el momento, si no quiero vivir mi vida como un despojo, por no ser valiente y no enfrentar mis sentimientos.

Pasada la hora exacta entra al cámper — Aquí estoy —. Puedo sentir lo nerviosa que esta — ¿Qué me quieres decir Octavio?

Sus ojos son grandes y expresivos, lo que Lilian no se atreve a decir en voz alta, sus ojos lo hace. 

— Estás hermosa… — lo radiante que es ella es casi alucinante.

— Gracias…

Su actitud es de nervio al igual que yo — No aguante las ganas de venir a verte.

— Mm… — 

— No tienes que decir nada… — le digo — Más bien discúlpame por perseguirte a todas partes — mi objetivo actual en mi vida es cuidarla — Pero no lo puedo evitar.

— Nunca antes me habías dicho estas cosas.

— Tienes razón — me acerco a la silla donde se encuentra, me arrodillo y tomo sus manos entre las mías. — A veces se me va un poco la onda y otras ocasiones naufragio en tus ojos.

No mueve un solo músculo, la duda en su cara es tan evidente — ¿Lilian?

— ¿Si? 

— ¿Puedo besarte? — asumo su silencio como un sí. 

Los primeros besos entre dos personas por lo general son tiernos o apasionado, este por lejos es angustioso, quedo hipnotizado por el olor de su aliento, huele a cítrico, tal vez sea naranja. Una naranja jugosa y dulce.

Con suavidad muevo mis labios sobre suyos, dándole un beso suave y nada explosivo, quería demostrarle ternura, amor.

 

— Hoy parece un día tan lejano — le digo al mar tranquilo, el cual me responde chapaleando. 

Dejo de observar al mar para entrar a la habitación, con mucho cuidado cierro las puertas corredizas del balcón, por mucho que ame a la mujer que duerme en la cama, no tengo ganas de pasar una noche de infierno a su lado; estar cerca de ella sin poder tocarla por miedo a cuál sea su reacción es una castigo.

Me grabo su rostro dormido en mi mente y salgo de ahí, realmente no tengo un lugar a donde ir, que desaparezca sería tranquilizante para Lilian; pero me niego a darme por vencido.

Mis pies me llevan al bar de hotel — Hoy podría graduarme de patético. 

El sitio está aborrajado de personas y de música alta. Me hago un sitio en la barra y pido algo de beber, lo más fuerte que tenga es mi elección, si amarla hasta el amanecer no es una opción entonces elijo un poco de alcohol, tal vez me ayude a desinfectar las heridas de mi alma.

— Solo se puede beber así por una mujer o por falta de dinero ¿Qué es? 

Alzando una ceja analizo a la mujer que acaba de sentarse a mi lado — Llevas tres copas y todas las acompañas con un suspiro, hay dolor en cada trago.

— Absurdo… — le contesto entre dientes, no quiero ser molestado, ni muchos menos hablar con nadie.



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En el texto hay: pasado, romance, amor

Editado: 19.09.2022

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