Capítulo 2:
Una figura misteriosa.
Horas antes...
Todo iba normal, era como cualquier día para mí. Estaba en mi clase de Historia, como odiaba esa maldita asignatura. Era una clase aburrida, mi profesor solo se dedicaba a hablar sobre "La segunda Guerra Mundial". ¿A quién le importaba esa mierda?
A nadie.
¡Exacto!
Ya había comenzado a dormirme en mi asiento, en eso se me da por desviar mi mirada hacia la puerta del salón y allí lo vi. Una misteriosa figura que parecía ser la de una persona, miraba en mi dirección. Puedo jurar que un escalofrío recorrió toda mi espina dórsal, había algo en aquella figura o silueta que me hacía pensar que no era humana.
Has perdido la puta cabeza.
Quizá.
Tal vez aparentaba serlo, pero había algo maligno en ella. Llamadme idiota o loco, pero juró que lo rodeaba una aura demoníaca.
Si se están ríendo lo entiendo —ríanse, pero cuando estén en mi situación haré lo mismo —. No dudé ni un segundo y me dirigí hacia Gonzalo — mi mejor amigo—.
—¿Gonza ves a ese hombre en la puerta? —pregunté sin rodeos.
Pensará que te has vuelto loco.
Y no estaría lejos de estarlo.
—¿De que hablas? ¡No hay nadie allí! —respondió sin entender y me miró como si estuviera loco — yo lo hubiera mirado de la misma forma —.
—¿¡Enserio no lo ves!? ¡Hay alguien en la jodida puerta y esta observandome —respondí refunfuñando.
—¡No hay nadie! ¿Acaso ahora ves fantasmas? —preguntó con sarcásmo y rodando sus ojos.
—¡Joder, te estoy diciendo que hay alguien! ¡Y no, no veo cosas!. —escupí molesto ante su desconfianza.
Vale, vale. Tal vez estaba perdiendo la poca cordura que me quedaba.
La has perdido completamente.
—¿Qué sucede Gabriel? ¿Acaso tiene algún aporte importante sobre la segunda Guerra Mundial? — preguntó Ignacio el jodido profesor de historia.
—No señor —respondí apretando la mandíbula.
—Entonces dejé de molestar a Gonzalo y presté atención a la clase —contestó altanero.
Cabron.
Coincido contigo.
Solo asentí con un leve movimiento de cabeza, para luego dirigir mi mirada a la puerta y la misteriosa figura ya no estaba. Me dije a mi mismo que tal vez mi imaginación me jugó una mala jugada. ¿Pero porque demonios Gonza no pudo verlo? ¿Acaso estoy viendo cosas dónde no las hay? ¡Maldición! ¿Qué esta pasando conmigo?
Mande esos patéticos pensamientos a lo más profundo de mi mente y me dispuse a prestar atención.
(…)
Al salir de clase aún rondaba por mi mente lo ocurrido y una pregunta: ¿Porqué Gonza no pudo verle? ¿Estaré viendo cosas donde no las hay?
—¡Gabriel! —escuché a Gonzalo gritar mi nombre.
—Hey Gonza —saludé desanimado.
Y no era para menos, había quedado como un idiota frente a todos.
Habíamos quedado como todo un desquiciado sin razón.
Exacto.
—¿¡Estás seguro que había alguien en la puerta!? —gritó mi amigo.
—¿¡Puedes bajar la voz!? —pregunté en su mismo tono un tanto irritado—, Sí, estoy seguro de que había alguien observandome —susurre en un tono bajo para que solo él pudiera escucharme.
—¿¡Ahora ves cosas dónde no las hay!? —gritó aún más fuerte y llamando la atención.
Esto era el colmo, de los colmos.
—¡Baja la puta voz! —espeté con cólera—, ¿Acaso no puedes hablar sin gritar? —le fulminé con la mirada. ¿Es que acaso sólo sabía gritar?
—¡Lo siento! —se disculpó volviendo a gritar.
Le miré con el entrcejo fruncido, no dije nada más y me giré sobre mis talones alejándome de él. Si me quedaba de seguro le daba un puñetazo, es que este tío logra sacarme de quicio enseguida. Es mi mejor amigo pero a veces se comporta como un pequeño niño.
Se parece a alguien que conozco.
El resto del día tuve la sensación de que alguien me seguía y observaba. Tal vez estoy un poco paranoico, ¿no? Ya era algo normal en mí, la paranoia era mi mejor aliada.
Este día había sido un poco raro, primero creo ver una silueta y ahora tengo esa estúpida sensación.
Me dirigí a mi última clase, Gonza había intentado pedirme disculpas de todas las maneras posibles. Sé que mi enojo no durará tanto, siempre le perdonó muy rápido. ¿Por algo es mi mejor amigo, no?
(...)
A la salida del Instituto aún tenía la sensación de que me seguían, miré varias veces hacia atrás pero no había nadie.