Capítulo 14:
¿Cómo saldremos de aquí?
En estos momentos en los aposentos de Lucifer...
—¡¿Cómo es que pudieron escapar?! ¡¿Acaso no pueden hacer algo bien?! —eleve mi voz.
—¡Alguien los ayudó a escapar mi Lord! —chillo asustado Astaroth y así justificar su incapacidad de hacer algo bien.
—¡Sóis unos inútiles! —solté con veneno—. ¡¿Quién los ha ayudado?! ¡Quiero que traígan al traidor ante mí! —advertí y lancé cada cosa de mi alrededor.
—¡Lo traeré ante usted! —promete y luego desaparece de mi vista.
¡Demonios! ¡Estoy rodeado de inútiles! Se han ido y con ellos la espada. ¡Estoy como en el principio! Gabriel tiene la ventaja nuevamente.
Horas antes...
[Gabriel]
—Me olvidaba —dice con diversión—. Bienvenidos a mi humilde morada —sonríe con malicia, una que prometía demasiado.
¡Demonios! ¿Ahora que haremos? Estamos perdidos, más que perdidos. ¡Estamos jodidos!
—Llevaros a los calabozos, allí les daremos una excelente bienvenida —pide con una sonrisa lobuna y así somos arrastrados hacia donde sea que queden ese asqueroso lugar.
Una vez que llegamos, somos empujados dentro de una celda repugnante. Pero a esos malditos demonios no les es suficiente con dejarme dentro y me golpean sin piedad. Uno de ellos me propina una patada en las costillas, ahogo un grito de dolor. ¡Mierda! ¡Duele como los mil demonios! Aprieto mis dientes ante el dolor.
Los veo carcajearse sin parar, disfrutando el momento. Luego de un par de golpes más, se van dejándome derrotado. Mi aspecto debe ser asqueroso, me siento como la mierda. ¡Peor que la mierda!
Me incorporo lentamente y gruño ante el dolor que se hace presente en mi cuerpo. Levanto mi camiseta y puedo apreciar que un moretón de un color viólaseo se hacía presente en la zona que aquellos demonios golpearon sin piedad alguna. Esto es estupendo, menuda suerte tengo.
¿Qué haremos ahora? ¿Cómo vamos a escapar? ¡Estamos pérdidos! ¡Estamos jodidos!
Nota mental: no volver a seguir los planes de Miguel. ¡Sus ideas apestan!
Flexionó mis piernas y apoyó mis brazos en ellas. Pensando o intentando idear alguna clase de plan.
(...)
No sé cuanto tiempo a pasado, tal vez horas, tal vez días. ¡Mierda! ¡Estoy perdiendo la cabeza! ¡Necesito salir de aquí!
—Gabriel —escucho la voz de Metatrón.
Me observa con cautela y se podría decir te hasta con miedo, le dedicó la peor de mis miradas. ¡¿Pero que coño pensaban al venir?! ¡¿Acaso no saben usar sus cabezas?! ¡Lo peor es que me mintieron!
—¡POR VUESTRA CULPA ESTAMOS EN ESTE APRIETO! ¡HAN PASADO DÍAS! —me alteré, dejando que mi drama queen de dentro hablase. Estoy perdiendo la poca razón que me quedaba.
—Gabriel —interviene tomando una pausa, Miguel—. Solo ha pasado una hora —avisa y no dejo pasar el tono divertido de su voz. Sí, el arcángel acaba de dejar su lado serio en una situación como esta. Estupendo colega.
—¡NO LE ENCUENTRO LA PUTA GRACIA! ¡¿POR QUÉ DEMONIOS ME MINTIERON?! ¡¿POR QUÉ NO ME CONTARON DE SU PLAN?! ¡¿ESTÁIS CHALADOS O QUE DEMONIOS PASA CON VOSOTROS?! —lo sé, estaba demasiado alterado.
—Lo sentimos, ¿vale? —se disculpa Metatrón por ambos—, Pero es que queríamos ayudar y pensamos que la mejor forma era hacerte creer que no iríamos contigo —me observa cauteloso y sopesa su siguiente respuesta—. Y así ser el elemento sorpresa —termina por decir.
—¡Sóis unos idiotas! —me quejé.
Me crucé de brazos y les di la espalda. No me apetecía seguir hablando con ellos, estaba demasiado molesto. ¡Me mintieron! ¡Pusieron sus vidas en peligro! Y eso que yo les había dicho que no lo hicieran.
¡¿Acaso son fans de la adrenalina?! ¿No temen por sus vidas? ¡Los odio por hacerme preocupar por ellos! ¡Malditos insencibles! ¡Capullos! ¡Imbéciles! Y podría seguir con mi lista de insultos, pero tengo que idear un plan para escapar.
¡Y no te olvides de la espada!
Me recuerda mi vocecita interior.
¡Nadie pidió tu opinión! ¡Y claro que no me olvidaré de ella! Fruncí mi ceño. ¿Y cómo demonios salimos de este lugar?
¿Habrá alguna forma de escapar? Estamos encerrados en los calabazos. ¡Esto es misión imposible y yo soy Tom Cruise! Genial, estupendo.
(...)
Ya han pasado días y está vez no exagero. Sigo buscando la manera de escapar, pero no sé me han ocurrido ideas. Tampoco le he pedido ayuda a Miguel o a Metatrón, aún sigo un poquitín molesto con ambos.