Capítulo 20:
Ojos azules.
—Me gustó la película —comenta sonríendo, Lilith.
Recién salimos del cine, me pareció correcto llevarla a ver una película. ¿Qué? No sería una cita si no viéramos una.
Tal vez solo quiero disfrutar mis últimos momentos con ella, cuándo las puertas del infierno sean cerradas, todos lo demonios —incluida ella— serán arrastrados de regreso al Infierno.
¿Siguen pensando que esto está mal? ¡Lo sé! Sé que un demonio y un ángel no pueden estar juntos. ¿Pero que puedo hacer? Le quiero y ella a mí. ¡No sé como demonios sucedió! Sólo sé que paso y ahora no quiero perderla. También comprendo, que una relación como la nuestra es una aberración para el resto.
¿Quién diría que terminaría enamorado un demonio? Y no cualquier demonio, sino de la despiadada Lilith.
—¿Sigues aquí cariño? —pregunta divertida, logrando que salga de mi ensimismamiento.
¿Me ha llamado cariño? ¿Enserio a usado ese mote? No sé porque, pero con solo decirlo ha hecho que mi piel se erize.
—Sigo aquí —rasqué mi nuca con nerviosismo.
—Te decía, que podríamos ir a McDonald's. ¿Te gusta la idea? —sugiere tomando mi mano en el proceso y entrelazandola con la suya.
Una corriente eléctrica recorre toda mi espina dórsal, le doy un apretón juguetón.
—No iremos a ese lugar —digo y ella me mira extrañada por mi respuesta—, Iremos a un gran restaurante y tendremos una cena especial —aclare y le regalé mi mejor sonrisa—. Esto me sería una cita sino hiciésemos eso.
Ella solo asintió con una sonrisa y seguimos nuestro camino hasta el lugar.
Una vez allí, pedimos una mesa. Nos acomodados en nuestros lugares, realmente el lugar era muy bonito. Gonzalo tenía razón, sí, él me recomendó el lugar. ¿Cómo le conoce? No lo sé, jamás ha tenido una cita. ¿Raro, no? O puede haber tenido una y no lo haya mencionado.
Mandó esos pensamientos a lo más profundo de mi mente y me concentro en la chica frente a mí. ¡Se ve tan hermosa! ¿Ha mencioné lo hermosa que se ve? ¿Ya lo hice, cierto? ¿No quieren que se los vuelva a decir? ¿No? ¡Está bien! ¡Déjare de babear por esta mujer!
Él mesero aparece al fin y hacemos nuestro pedido.
(...)
La cena fue muy divertida, no dejé de reír a su lado. ¡Estoy tan jodido! Jodidamente perdido por ella.
Ahora nos encontramos caminando hasta casa, la noche está perfecta para caminar.
Todo ha sido muy perfecto. ¿Estoy siendo demasiado cursi? ¡Lo siento! Ella saca mi lado más tonto.
Vamos tomados de la mano, como una pareja normal. ¿Esta bien que sienta una especie de revoloteo en el estómago? ¿Puedo quedarme tranquilo?
Al estar tan pérdido en mis pensamientos, no me he dado cuenta que ya nos encontrábamos en casa.
—¿Quieres ir a mi habitación? —pregunta con picardía.
—¿Es alguna clase de invitación sexual? —le seguí el juego.
—¡Yo no he hecho tal insinuación! —se defiende e fingiendo estar indignada—. Pero si tú quieres —dice subiendo y bajando sus cejas de manera sugerente.
Suelto una gran carcajada.
—Deberé pensarlo —respondo rodeando su cintura con mis manos.
—Pues apúrate, tal vez me arrepienta —sonríe de oreja a oreja.
Depósito un pequeño beso en sus labios. —¿Tú habitación o la mía? —reí sobre sus labios, en cuanto acabo de hacer la pregunta.
Lilith lo sopesa un momento —Tú habitación —sonríe de manera sensual.
(...)
Me remuevo en la cama, abro mis ojos y la veo a mi lado. La rodeó con mi brazo y aspiró su exquisito olor.
Depósito un beso en su cuello, la siento moverse y se apega aún más a mi torso desnudo.
—¿Ya estás despierto? —pregunta con voz adormilada.
—Acabo de despertar —digo acercándola más a mí.
La escuchó bostezar, se gira y quedamos frente a frente. La veo fruncir el ceñó al verme.
—¿Sucede algo? —curioseo.
—Tus ojos son azules —responde.
—¿Qué dices? —inquiero incrédulo.
—¡Que tus ojos ahora son azules! —chilla.
Me levanté de la cama y me dirigí al espejo de mi habitación. ¡Tiene razón! ¡Son azules! ¡¿Pero que jodidos está pasando?!
Tomo lo primero que encuentro de ropa y salgo fuera de la habitación. Busco a Miguel, el podrá explicar esto.
(...)
Estamos todos sentados en la sala, estoy esperando respuestas. Aún no han dicho nada. ¿Es tan díficil?