Gaelania

Capítulo 5

Contuve mis ganas de chillar espantada, por lo que tenía ante mis pupilas

Contuve mis ganas de chillar espantada, por lo que tenía ante mis pupilas. Todo era tan atípico y raro. Lo primero que ubique fue lo sombrío, que era el ambiente. Unas cuantas luces de color verde y rosado, se emergían en el cielo. Eso era lo único que alumbraba, mi cuerpo estaba en una expansión que parecía nieve, pero no estaban tan segura. Me incorpore.

Trague saliva.

No veía por ningún lado a Baltazar.

¡Genial!, ¡me ha dejado abandonada!

Sacudí mi chamarra y falda de flores, me abracé así misma, al sentir una ráfaga de frió. Deambule por la estancia desconocida. Cada paso, era una hundida por esa cosa blanca, que no sabia que era, a ese grado mis tenis negros estaban empapados de blanco. Sin darme cuenta, llegue a una parte distinta, de la que estaba caminando. Se asemejaba a un bosque, igual a los de mi mundo, excepto por los árboles. No había árboles. Solo unas cosas que simulaban ser hojas grandes, y secas. Me agache al pasar debajo de una. La niebla blanca, no me dejaba ver nada, no fui consciente cuando choqué con algo. Toque esa textura con la que me tope, sentí un golpeteo en el lado izquierdo, ¿será una hoja?

Es un corazón idiota, respondió una voz de mi cabeza.

Instintivamente me alejé, en un santiamén tuve dos pares de muñecas agarrándome.

— Sh sh, soy yo. — Me dijo, reconocí esa voz.

Respire tranquila.

— Pensé que me habías dejado botada. — Le comenté sincera. Soltó una de mis manos, la otra no, y me guió por el camino que casi no veía.

— No quiero ni imaginar, lo que pasaría si te viera un gaelano. Mas él. — Respondió con deje de preocupación.

— ¿Él?... ¿quién es? — investigue.

Soltó un suspiro.

—Alguien que no debes conocer. — Aseguro Baltazar.

Vaya, quizás él, era alguien demasiado peligroso.

Baltazar y yo caminamos atravesando varias de esas hojas largas, en el lapso que trotábamos, la niebla desaparecía. Arribamos en una parte e imaginable. No es nada igual a lo que he visto, ni se como describirlo. Observe que a lo lejos terminaba en una colina. Esa colina daba luces, que se reflejaban abajo, en lugar que esta la "nieve". Estuve un rato con la boca abierta, hasta que Baltazar me dijo que la cerrara. Baltazar se dirigió a un puente de madera, que al mirar abajo te daba pavor, caer en ese hielo helado. Le pise los talones. Di un paso, lista para cruzar el puente.

Mi acompañante, me hiso señas que me detuviera.

— No puedes subir, no deja que ningún humano lo haga. — Replico Baltazar con la vista en la colina, y ya casi terminado de atravesar el puente.

Ensanche los ojos.

— No hablas enserio ¿verdad?

No quería quedarme sola, otra vez.

Baltazar giro siguiendo su camino. Si hablaba enserio.

— Y recuerda, no te dejes ver de un gaelano. Hay que manipular primero tu esencia para que no sepan que eres humana. — Asevero con simpleza, antes de introducirse en una cueva que llevaba a la dichosa colina que no me dejara pasar.

¿Una esencia? ¿esencia de que?

Refunfuñando como una niña pequeña, con los brazos cruzados, me aparte del camino para sentarme en un lado que me daba la vista de la colina. Trate de brindarme calidez, pero el viento fuerte que se avecino en un segundo, hizo que corriera en busca de un refugio, para protegerme de lo que parecía una tormenta de granizos. Resollé serena, cuando encontré una roca inmensa que bien cabía mas de diez personas en ella. Esforcé a mi mente a calmarse por la cantidad de pelotitas de hielo que caían. Repare como en minutos se detuvo, y en un instante las bolitas de nieve, se abrieron, cediéndole la vida a flores que empezaron a crecer con una rapidez inigualable. Mire de hito en hito, como todo el hielo se desvanecía convirtiéndose en un poblado de flores bellísimas, hasta la piedra en la cual estaba inicio a mutar hierba verde. Maravillada con el paisaje, pase mis dedos con incertidumbre por cada una, estupefacta, sin creer como es que podría ocurrir un hecho tan exótico. Pronto me percate que hasta las hojas grandes se habían crecido aún más, ahora son el triple de mi tamaño. Con la admiración en mi sistema, me retire no queriendo hacerlo, pero tenia que volver al lugar en el que perdí de vista a Baltazar.

Ubique el ambiente más distinto, dejándome muda. La colina, cambio, las luces ya no se veían, todo es verde, el cielo estaba celeste, ya no quedaba nada oscuro. Estuve unos momentos así, escrutando el panorama con incredulidad. Mis sentidos se pusieron en alerta, cuando escuche unas voces cerca de donde estaba. Afligida por la advertencia que me hizo Baltazar, de no dejarme ver de ningún Galeano. A medida que los murmullos se aproximaban me ponía mas nerviosa, no encontrando donde esconderme. Conseguí colocarme entre la hierba que es lo suficiente grande para cubrirme, me agaché justo cuando varias siluetas se presentaban. Alce una ceja, con gracia al ver la manera en que vestían. Tres de ellos, cargaban con armadura de hierro y una capa roja, con escudo, apuntándole con las espadas al hombre que me daba la espalda. Este último mantenía los manos amarrados, desde mi lugar veía que trataba de soltarse. Sus ropajes, que consistían en un atuendo parecido al vestido; blanco con una faja negra en medio, estaban cubiertos de gotas de sangre. Deje de verle la gracia, en el momento que uno de ellos, hirió al hombre con su espada en el pecho.

Jadee internamente. Cubrí mis labios, haciendo silencio.

— Pensáis que los quedaríamos sin hacer nada, por tu tan grandiosa hazaña. — Soltó con repudio, una carcajada llena de maldad, broto de sus labios. Perforo más su espada en la piel del joven, hice una mueca de dolor — No contabas con que tu queridísima consorte, nos diera el lugar exacto en el que te encontrarías, solo y sin ningunos de tus guardias que te salvé el pellejo. — Volvió a reírse. — Ha llegado su hora, majestad. — Se burlo, realizando una reverencia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.