La noche es neutra junto con las luces de la mansión, los músicos tienen todo un escenario para ellos mientras los " anfitriones" dan el brindis, copas y vino por montones.
Y una mesa larga de un roble negro decorado con un mantel morado con pintas negras, todos los invitados con sus trajes negros y las señoritas con sus largocaballeros vestidos.
Con todos los asientos ocupados salvó dos de ellos, los cuales pareciera que no hay nadie, hasta que ves que son niños tan pequeños jugando con hombrecitos de madera.
—¡No es justo! te robaste una rama del patio... ¡Eso es una trampa! no puedes usarlo como arma
—¡Si puedo hacerlo! si fueras inteligente usarías un tenedor, pero no eres más que un niño llorón
—¡No es cierto!
—¡Si es cierto! ¿estás lagrimeando? ¿niño llorón?
—¡Ya basta! déjame en paz... por favor...
Lucius se limpia las lágrimas con la manga de su traje, tan incómodo que dan ganas de estar sin nada.
Al chico que parece acompañarlo le da un ataque de risa y empieza a picar la cara a Lucius con el palo, hasta que este se intenta defender y su hombre de madera se cae perdiendo el brazo.
—Mi... Mi caballero... lo mataste...
—¡Ahora el mío es el único en pie! ve llorar con tu mamá niño llorón
Lucius explota en llanto tapándose los ojos, mueve la silla para irse corriendo hasta que ve como alguien tira la silla del niño hacia atrás, haciéndolo caer de cabeza.
Todos los otros invitados se quedan callados y sus murmullos hablando mal de los padres de los chicos no se hacen esperar
—¡Eso te enseñará!
Verdugo grita como un bárbaro al cielo
—¡Hermano! mi... mi caballero... perdió su brazo
—¡No te preocupes! ahora luchará más feroz que antes, ¡ese tonto guerrero de tu enemigo no conoce el dolor!
Alguien agarra de la cabeza a Verdugo resultando ser el niñero
—Señor Kronos lo lamento mucho... pero su hijo esconde mis cosas en la casa del perro y me distraje, lo lamento mucho
—Verdugo...
dijo en voz baja el señor de la Irá
—Hola... papá... ¿te cortaste el pelo?
El señor de la Irá se levanta de su asiento y la comparación de alturas con su hijo es monstruosa, camina lenta y pesadamente hasta su hijo, pone una mano en su espalda y se lo lleva
—Suerte... Hermano...
—¡No perderé ninguna extremidad en esta guerra! Ay Ay Ay Papá! ¡no soy tan rápido como tú! ¿por qué me tiras?
Ambos caminan por un pasillo solitario con la vista al jardín, flores doradas lo decoran mientras todo se llena de luz por los fuegos artificiales explotando.
—¿Y no vas a decirme que hiciste...? ¿Quieres que adivine?
—Pero el niñero te dijo todo papá...
—La opinión del niñero y de quién sea no me importa, lo que quiero es que seas sincero.
—Le tire caldo a un niño...
—¿Bien...?
—me castigaron... y rompí la ventana del cuarto...
—¿de acuerdo?
—Y tire las cosas del niñero a la casa del perro...
—Bien... pero te falta algo...
—¿Qué cosa Papá?
Verdugo no se dió cuenta de que su padre lo llevó a la terraza, ambos ponen sus codos por los bordes de esta y mantienen cuidado de no tirar las plantas colgadas por abajo.
—La razón... todo tiene un motivo...
—¡Estaban molestando a Lucius! Los hijos de los Aristócratas son unos abusadores...
—Tienes un corazón de oro hijo... no lo desperdicies, algún día no estará tu viejo para salvarte... ¿viste tu cara?
—¡Algún día acabaré con todos esos abusadores! ¡Así ya no tendrás que trabajar nunca más! ¿a dónde iríamos con tanto tiempo? a Júpiter... o a marte!?
—Saturno...
.
.
.
Tantos años han pasado y todo parece gastado, aunque ahora ya nadie usa los dormitorios, el casino está completamente abandonado, los pasillos dejan caer pesados candelabros al pasar.
ahora la mesa larga de un roble negro no es más que usada para las juntas.
Los aristócratas se volvieron extranjeros que vienen a invertir en grandes empresas de manufactura.
Verdugo tardó 10 minutos en sanar sus heridas, su hermano en cambio demora 2 horas.
—Sé que estás despierto...
—...
Lucius no responde sin embargo abre los ojos y mira a la ventana.
—Papá me encargo de buscar al pasado... al menos antes de que todos empiecen las fiestas, no será algo difícil...
—¿Cómo sabes?
—Yo conozco a quien lo podría tener...
—Cariote Verdugo... si me llegó a enterar de que estás en cosas extrañas de nuevo... papá te dió otra oportunidad y sales con esto...
—¡Yo no estoy involucrado! confía en mí... tengo contactos que podrían saberlo... recibí una llamada...
—Te ayudaré... pero me mantendré bien lejos... si la llegas a cagar... Papá ya no puede ayudarte...
—Te estaré esperando...
El ángel corre por los pasillos como un niño, pasa por la cocina y saca un pescado crudo para ponerlo en una bolsa.
Camina a la terraza y una voz lo detiene.
—Hola... hijo...
—Hola mamá...
La señora de la Lujuria es una mujer corpulenta con largas trenzas, una piel morena y un anillo de bodas en su mano derecha.
—¿A dónde vas?
—Oh pues... Papá me dejó un encargo... Viene Lucius también
—Ah...
El interés de la lujuria quedó en nulo cuando escucho de Kronos.
Se retiró sin más y cuando recordó que quería decirle algo a su hijo, este ya se había ido.
Verdugo se asoma por la terraza, a las afueras un jardín pero más allá la parte superior de las nubes y el padre sol iluminando todo como siempre
Da un salto hacia los pastos y luego abre la reja para llegar al límite.
Da un pie en el aire y cerrando los ojos se lanza al vacío, sin miedo, abre los ojos luego de chocar con las nubes.
desde arriba puede ver toda la capital como un dios, Pone un pie por delante para aterrizar y cae como una pluma sobre el último piso de un estacionamiento.
#14260 en Novela romántica
#1373 en Detective
perdida y dolor, espiritual y religin, detectives y asesinatos
Editado: 31.07.2023