Gamaliel

CAPÍTULO 3 Dina. Jueves, 25 de junio de 2009. Noche

Los ojos se me cierran solos del sueño, se van volviendo más y más pesados, como si la fuerza de gravedad atrajera hacia sí solamente a mis parpados, y quieren ceder, estoy muy cansada, hoy ha sido un día muy largo, las piernas me duelen y la espalda me grita “descanso”, estoy terminando de lavar los platos donde cenamos, después de hacer eso, me voy a acostar, quiero descansar, aunque sea por un instante, quiero perder la noción del tiempo y dormir. Termino de hacer el quehacer y suena el teléfono, es mi hermana, ¿Qué será lo que quiere? Son casi las 11 de la noche y ha estado lloviendo, todavía caen lloviznas cada diez minutos, tal vez se olvidó de contarme algo, contesto y escucho su voz agitada, «“se llevaron a gama, se lo llevaron”» se le quiebra la voz y solloza por lo que no entiendo lo que dice luego, solo fue un balbuceo, la llamada se corta. Probablemente por la mala recepción que tengo en esta casa. Mi corazón se acelera y me dan nauseas, ¿Qué quiere decir mi hermana? ¿Se llevaron a gama? ¿Quién se lo llevo? Y más importante aún ¿Por qué? Las piernas se me comienzan a desmallar y siento una enorme presión en mi pecho, trato de calmarme cómo puedo y regreso la llamada. El sonido del repique nunca me había parecido tan desagradable, es como si se demorara a propósito, como si no quisiera que hablara con ella, no quería que supiera.

El primer intento fracaso y mi hermana no contesto, se me hizo un nudo en la garganta y volví a intentarlo, esta vez lo cogió en seguida.

-Loida… “cálmate, trata de calmarte, para que me expliques” —dije eso para calmarla, pero yo sentía que colapsaría en cualquier momento—. Su respiración se fue haciendo uniforme poco a poco, hasta que por fin dijo:

-De repente, cuando estábamos durmiendo, llego la policía, tumbando la puerta principal, escuche el escándalo y Salí a ver que sucedía, cuando Salí de la habitación, me encontré a Josué, mi papá y mi mamá despiertos, no dirigimos a la entrada y la puerta estaba a punto de caer, y calló, provocando un estruendo que sonó en todo el barrio, entro el comandante y muchos policías, tantos como para detener a un cartel de la droga o derrocar un gobierno, parecía un enjambre de moscas azules, estábamos desconcertados, pero nos incorporamos y comenzamos a reclamar el atropello, dijo que se llamaba Ron Delgado y que tenían indicios de actividad criminal en la casa.

- ¿Actividad criminal? Sera Josué que anda en malos pasos otra vez. —interrumpí.

-También lo pensé, pero en lo que estábamos haciendo el reclamo, notamos la ausencia de gama, y se escucha un alboroto en la parte de atrás de la casa, en el patio, vamos todos a ver de qué se trata y tiene a gama, sin franela, y arrodillado en el barro del patio, y estaba todo golpeado dina, estaba botando sangre por la boca”, —comenzó a llorar y se le trabo la lengua,  algo dentro de mí se partió.

-Tranquilízate Loida, todo va a salir bien, «sabía que todo estaba mal, pero tenía que tratar de calmarla» trata de decime que paso luego.

- El tonto salió a esconder una escopeta vieja que tenía y lo encontraron en el patio, mi papá les reclamo por todo el mal que nos estaban haciendo y mi mamá menciono que no era posible que el estuviera implicado en lo que fuese que estuvieran investigando, pero lo ignoró y lo montaron en la camioneta… se lo llevaron, dina, iba muy golpeado.

- ¿Dónde lo llevaron?

-No lo sé nadie nos dijo nada o dio una explicación de lo ocurrido. Mi mamá está a punto del colapso y está temblando mucho, mi papá esta como en otro lugar.

- Trata de calmarlos, me voy a cambiar y voy para allá.

- “Por favor apúrate, no sé qué hacer”.

Colgó la llamada, y comencé a llorar, luego me centre y le conté a mi esposo e hijo acerca de lo ocurrido, inmediatamente nos cambiamos, mi hijo abrió el portón y mi esposo prendió la camioneta (una vieja pickup azul del 87), todos muy coordinados en la urgencia, salimos y nos trasladamos a la casa de mis padres, que está a unas dos cuadras de distancia.

Cuando llegue, estaban reunidos en la entrada, unos vecinos y familiares que viven cerca, la puerta tirada en el piso, mallugada y dolada, esa noche fue densa, ni siquiera los animales se atrevían a salir, de sus escondites, una extraña sensación recorría el ambiente y el aire estaba cargado de amenaza, comenzó a llover un poco, una llovizna, era tenebrosa, las pocas luces se veían difusas y parpadeaban, nadie transitaba las calles, ni autos ni personas. Mi esposo se estaciono y bajamos rápido de la camioneta, ¿Qué paso? —Pregunte— todos tenían caras largas y tristes, el desánimo y la desesperanza se apoderaron de lo acontecido. Uno de mis hermanos contesto esta vez.

- La policía se llevó a gama.

- Eso ya lo sé, pero a donde.

- No lo sé, no lo dijeron.

- Y… ¿De qué lo acusan? ¿Cuáles son sus intenciones al proceder de esta manera?

- Ninguno sabe, pero podemos estar seguros que no son buenas.

- Pero tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos de brazos cruzados.



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En el texto hay: romance, amor, carceles

Editado: 13.12.2018

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