¿Nunca has sentido que jamás vas a encajar? Pues ese sentimiento, siempre está presente en mi cabeza. En la escuela todos creen que soy una especie de extraterrestre de otro planeta muy lejano a este. Mis padres siempre me han dicho que yo soy una chica increíble, pero creo que el hecho de que sea una de las mejores gamer de la ciudad hace que me vean como un experimento que salió mal.
—¡Ana levántate! —gritó mi madre.
Me levanto de la cama y me pongo mis pantuflas de conejo y me meto en la ducha, luego de cinco minutos salgo con mi bata de baño rosada, tomo mi camiseta que dice I Love Pizza, mis shorts de mezclilla y mis tenis azules. Bajo a la cocina y saludo a mi padre y a mi madre.
—Buenos días —digo somnolienta.
—Buenos días —responden los dos al unísono.
Mamá, me sirve un plato con pan tostado, huevos con tocino y jugo de naranja. Comencé a comer como si no hubiera mañana. Mis padres eran una de las personas más ricas del mundo, pero seguían siendo humildes, por lo que nunca he vivido en una mansión, no he tenido servidumbre y mucho menos padres obsesionados con el trabajo.
—¿En que piensas? —preguntó mi madre.
—En que quiero una bici nueva —dije con una sonrisa inocente en mi rostro.
—¿Qué tiene de malo la actual? —preguntó mi padre leyendo su periódico.
—La cuestión es que está algo vieja y se daña por todo —dije —, eso y que ayer Cole, Clarisse y yo vimos unas bicicletas increíbles.
—Ana, ¿Qué te hemos dicho sobre gastos innecesarios? —dice mamá con severidad.
Suspiro para luego responder:
—Que no lo haga —digo frustrada.
—¿Cuánto cuesta? —dice mi padre despegando su vista de su periódico para luego mirarme.
—Solo cincuenta dólares —digo contenta, mi padre me tiendo un billete de cincuenta dólares y yo los tomo para luego abrazarlo con fuerza —¡Gracias, gracias, gracias! Los amo.
Les doy un beso a ambos en la mejilla antes de que mi madre me obligue a irme a la escuela. Tomo mi mochila junto con mi casco y salgo al patio para tomar mi bici e irme a la preparatoria Ranger. Cuando llego estaciono mi bicicleta y la ato con fuerza y me adentro en los pasillos de la escuela.
Inmediatamente todos me miran como si fuera el mismísimo Voldemort, creo que son las consecuencias de ser Anastasia Clark. Escucho un fuerte pitido por los altavoces, para luego escuchar la voz del director Malcom.
—Atención alumnos, hoy las clases serán hasta el mediodía, a causa de que hoy se haran las pruebas para ver quien nos representará en el torneo anual de Gamers. Gracias por su atención.
De inmediato todos me volvieron a mirar y a murmurar entre ellos, era obvio que sabían que yo estaría en el dichoso equipo. Alguien cubre mis ojos y de inmediato sé quien es.
—¿Quién podrá ser? —finjo no saber quién es —¿Cole? —digo y escucho una risita ahogada detrás de mí —¡Ya sé! ¿Clarisse?
Inmediatamente sus manos destaparon mis ojos. Me volteo para ver a una Clarisse muy divertida y a su hermano Cole con su típica sonrisa. Clarisse y Cole son mis mejores amigos y ambos a pesar que son mellizos son muy diferentes, Cole por un lado es castaño (aunque ahora tiene el cabello teñido de verde), ojos grises y un piercing en la nariz, mientras que Clarisse tiene el cabello negro (aunque ahora tiene el cabello teñido de morado), y ojos grises y al igual que Cole, un piercing en la nariz. Si sé que la descripción los hace ser casi iguales, pero son diferentes en personalidad, no lo describiré porque luego lo verán.
—¡Ana! —chilla Clarisse.
—¡Clarisse! —chillo esta vez yo.
—¡Cole! —chilla Cole su propio nombre.
Todos comenzamos a reir, nunca me cansaré de este par de idiotas.
—Ana, ya nos inscribiste en la prueba ¿No? —preguntas Clarisse.
—Sí —respondo.
—Si bueno... tengo una mala noticia para ustedes —dice Cole —. El director Malcom dijo que no podíamos estar los tres en el equipo, ya que debemos darle una oportunidad a otros alumnos.
—Me parece injusto, sin nosotros tres juntos el equipo se vendría abajo —dice Clarisse.
—En parte me parece justo —digo.
—¿¡Qué!? —exclaman los mellizos al mismo tiempo.
—Chicos, nosotros siempre jugamos, deberíamos dar chance a otros chicos —digo, en parte este podría ser mi escape de ser la chica rara de la escuela —. De hecho yo creo que no jugare este año.
—Pero Ana, tú eres la mejor gamer de toda la escuela —dice Clarisse —, Cole y yo juntos somos sólo la mitad de buenos que tú.
—Casi nunca estoy de acuerdo con mi hermana, pero esta vez concuerdo completamente —agrega Cole.
—Chicos están exageran... —pero mis palabras se pierden en el aire.
Siempre hay esa persona que todos aman y que te hace sentir que tu vida es miserable, en la escuela Ranger esa persona es Jessica Miller. Una chica pelinegra, de ojos de un azul verdoso increíble, curvas en cada parte de ella y la chica más popular de la escuela. Desde que tengo memoria he querido estar en su grupo de amigas, tal vez si estoy con ella dejen de verme como la chica rara, pero ella siempre me ha rechazado por mi reputación de gamer casi profesional. Cuando Jessica pasa junto a mí alzo mi mano en modo de saludo.
—¡Hola Jessica! —exclamo, pero ella pasa de largo sin siquiera notarme.
—¿En serio nos dejas por ser como ella? —pregunta Clarisse. Esa es una muy buena pregunta ¿Por qué quería ser como ella? ¿Por qué siempre quería encajar? Por desgracia aún no tengo la respuesta.
El timbre suena indicando que ya va a comenzar la primera clase del día. Tomo mis cosas y me voy a la clase de matemáticas. Cuando llego algo en específico llama mi atención, un chico pelinegro estaba sentado junto a mi asiento, lo interesante de la situación es que nadie se sienta junto a mí, sólo frente a mí para evitar conversación.
Me siento en el último asiento junto al chico pelinegro, el cual ahora que lo tengo al lado puedo detallarlo mejor. Es pelinegro, ojos verdes, piel pálida y veo que tiene túneles en las orejas. El chico voltea y me mira con una cara de pocos amigos.