Game Over (sin Editar)

DIECIOCHO.

Mi celular comienza a sonar como loco, me desespera ese sonido ahora que quiero descansar, pero en cuanto leo el nombre de Nathan en la pantalla sé que debo contestar. Él nunca me ha llamado o escrito a estas horas, siempre ha respetado mi horario nocturno, por lo que si llama debe ser por algo importante. Tomo el celular y contesto rápidamente la llamada, no me da tiempo ni de decir «hola» cuando Nathan dice una frase que me paraliza.

—Cole ha desaparecido —me quedo callada, debe ser una mala broma. Más porque no pueden declarar a alguien desaparecido si no han pasado 48 horas.

—Nathan, déjate de bromas tontas como estas —digo tratando de mostrarme relajada, aunque me esté muriendo de la angustia por dentro.

—No es ninguna broma, Ana —dice con total seriedad.

—Nathan, no puedes declarar a alguien desaparecido hasta después de cuarenta y ocho horas, y, por si lo olvidaste, hoy estuvo en la escuela —digo lo obvio.

—Ana —me llama, lo que me calla. Es demasiada seriedad para ser una broma, nadie es tan serio, ni siquiera él.

—¿Q-qué?

—Lo hemos declarado desaparecido porque en su cuarto hay un enorme desastre y sangre por todos lados —y con eso mi semana se volvió aún más horrible. ¿Cole desaparecido? Eso debe ser falso, tiene que serlo. Cole... él...—. Ana, Clarisse te necesita ahora. Debes venir.

—Claro, claro. Iré enseguida —digo para luego colgar.

Me quito mi pijama y busco unos pantalones de jean y una camiseta azul que encuentro. Me cambio con rapidez, tomo algunas cosas de mi habitación y camino al cuarto de mis padres para darles la noticia. Ellos adoran a Cole y son muy amigos del señor Willson, seguramente querrán ayudar todo lo que puedan. En cuanto les doy la noticia ambos se visten a la velocidad de la luz. Salimos de la casa y nos subimos al auto de papá.

¿Como es que pasó? ¿Quién podría hacerle daño a Cole? ¿Qué ganarían con él? Su familia ni siquiera es de dinero, son de clase media, no tiene sentido. Él nunca se ha metido con nadie, siempre ha sido muy pacífico, es demasiado extraño todo esto. ¿Por qué se lo llevarían? Muchas preguntas rondan mi cabeza, siento que explotará en cualquier momento, pero suprimo esa debilidad de inmediato, debo ser fuerte por Clarisse, ella me necesita más que nunca justo ahora.

En menos de lo que esperaba llegamos a la casa de los Willson, caminamos hasta dónde está el padre de los mellizos y de inmediato me dirijo hacia mi mejor amiga, no espero nada para abrazarla. Llora a mares en cuanto llegó a ella, está devastada, y cómo no. Ellos siempre han sido inseparables, son como uña y mugre, el que haya desaparecido así, sin dejar rastro, nos dejó a todos atónitos. Quiero llorar también, pero no servirá de nada que me desmorone también, debo estar fuerte y firme para apoyarla y ayudarla a sobrellevar esto, aunque parezca una misión imposible, teniendo en cuenta que es mi mejor amigo el que ha desaparecido de la faz de la tierra.

No me imagino como es que pasó, Cole no es un mega atleta ni nada por el estilo, pero es fuerte, puede defenderse muy bien. Nunca lo ví perder una pelea —las cuales siempre eran por defendernos a nosotras—, tampoco nadie se metía con él porque sabían lo buen luchador que es. Y aunque, quien sea que se lo haya llevado, hubiera podido ganarle, ¿por qué se lo llevó? No tiene sentido, nada de esto lo tiene. Quisiera pensar que son los Petrov, pero ¿qué interés pueden tener ellos en Cole, un simple adolescente, que pasa su tiempo libre jugando videojuegos o estudiando? No hay un móvil en esa teoría. ¿Quién...?

—Ana, se lo llevaron —dice Clarisse sacándome de mis pensamientos—. No sé por qué, p-pero se... se lo llevaron. ¿Por qué le harían algo así?

—No lo sé, C —digo acariciándole la cabeza, es la una ventaja de ser más alta que ella, me da un aire de fortaleza que no tengo, pero que necesito—. Él estará bien, saldrá de esto. Y, cuando menos lo esperes, estaremos representando a la escuela en el torneo de este año, como si todo hubiese sido... una horrenda pesadilla, ¿sí?

Ella solo se limita a asentir, su mirada se ve pérdida, vacía incluso. No había visto a Clarisse así desde la muerte de su madre, o desde que descubrió el engaño de Mindie... creí que eso no volvería a pasar, pero la vida nunca dejará de recordarnos que no hay una medalla de ganador, no hay un mensaje de «You Winn», solo el maldito Game Over.

Duramos abrazadas un rato más hasta que mi atención es captada por el chico pelinegro que viene hacia nosotras, Nathan viene caminando hacia nosotras con la mirada perdida y el semblante serio, está preocupado aunque no lo demuestre del todo, sus ojos hablan por él. Llega hasta dónde estamos, y solo hasta ese momento noto a la otra persona que está con él. ¿Qué hace aquí?

—Hola, Ana —saluda Harry con una cara de total cansancio.

—Hola, Harry. ¿Q-qué haces aquí?

—Eh... pues, yo...

—Estuvo conmigo toda la noche —dice Clarisse separándose de mí—. Ella fué la que escucho todo el escándalo en el cuarto de Cole, mientras fué a investigar yo llamé a Nathan y a la policía para que vinieran a ayudar, pero cuando entró ya era demasiado tarde. Se lo habían llevado.

Clarisse solloza y rápidamente Harry la envuelve entre sus brazos, apoyándola.

Gracias, Harry.

—La policía está revisando la habitación, pero no hay nada que no sea de Cole, quizá la sangre sea del atacante, pero hasta que no sea analizada en el laboratorio no podemos estar seguros de nada —dice Nathan a mi lado, mirando la escena de ambas chicas—. Ana, ¿estás bien?

—No, ¿cómo estarlo? Mi mejor amigo, quién nunca se ha metido con nadie, ha sido secuestrado y no hay ni rastro de él. ¡Y tampoco encuentro un motivo razonable para que lo hayan llevado! —me permito llorar, solo porque Clarisse no puede verme, y Nathan inmediatamente me envuelve entre sus brazos, acunando mi cabeza.

—Lo encontraremos. Lo prometo, Ana.




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