Han pasado dos días desde la desaparición de Cole, y no hay ni rastros de él. La familia de los mellizos vinieron al pueblo para darles apoyo y colaborar con los equipos de búsqueda, pero Clarisse solo se estresa más y más. A pesar de que todo el pueblo sabe del lamentable suceso, solo hacen comentarios, no se unen a los equipos, solo los oficiales, mis padres y los familiares de Clarisse se unen, a nadie de la escuela le importa, mucho menos a sus padres. De verdad siento como si en este pueblo solo velaran por su propia seguridad, no les importa la de los demás.
En la escuela los profesores no han faltado a ninguna clase, siguen dando sus asignaciones como si un alumno no estuviera desaparecido, incluso muerto. El director nos dió dos días para faltar, teníamos un pase, pero en cuanto terminaron esos dos días nos insistían en volver a las clases, le importó poco o nada que uno de sus alumnos esté perdido. He tratado de que Clarisse no se deprima, pero es una misión casi imposible, lo que más puedo hacer es distraerla momentáneamente. Los profesores a cargo del torneo están pensando qué hacer en caso de que Cole no aparezca a tiempo, realmente eso no me importa, lo más probable es que Clarisse ocupe su lugar.
Kyle ha hecho todo lo posible por ayudarnos a encontrar a Cole, pero no hay casi pistas, la sangre que había en la habitación de Cole era toda de él, no había ni una gota del atacante. No puedo dejar de sentir que todo esto es mi culpa, si se lo llevaron los Petrov es por querer hacerme daño, si lo hicieron Ella y Mindie es por hacernos daño a Clarisse y a mí, ¿cómo no sentir que soy la culpable si así es?
Salgo de mis pensamientos cuando la profesora Cross me llama la atención por no prestar atención a clase, me disculpo con ella y todos se ríen de mí, incluyendo a esa vieja decrépita. Siempre me dicen que debo respetarla a pesar de que ella es tan mala, pero si ella no me trata bien a mí, no tengo porqué ser agradable con ella. La clase transcurre rápido y la campana suena, haciéndome saber que se ha acabado este martirio. Tomo mis cosas y salgo de la clase, busco a Clarisse inmediatamente y la encuentro en su casillero, pero me sorprendo al ver una melena rubia junto a ella, ¿por qué Emily está hablando con ella nuevamente? Me acerco a ambas chicas, y es solo entonces que noto la lágrimas en los ojos de mi amiga. Esa hija de...
—¡Hey, Levesque! —la llamo, la chica voltea con cara burlona, hasta que me reconoce e inmediatamente esa expresión de descompone, pasando a ser una de horror total—. ¿Qué le estás haciendo a Clarisse? ¿Quién te dijo que podías hablarle?
—No le estoy haciendo nada, yo solo...
—¿Tú solo qué? —digo retándola con la mirada, como no me responde mi mirada va hasta Clarisse—. ¿Qué te está haciendo la imbécil esta?
—Ella... —dice entre sollozos, la miró con ternura, para que sepa que no me molestaré con ella—. Ella se está mofando de la desaparición de Cole. Dice que seguramente él solo se fué porque no soportaba una hermana lesbiana.
—¿Eso dijo? —digo retomando mi tono molesto, miro a Emily, quién está completamente pálida. Me acerco a ella y la tomo del mentón con brusquedad, ella me mira horrorizada y yo no dejo de mirarla con cara de repulsión—. Eres una persona desagradable, Emily Levesque, si a tu madre la pasara algo así no creo que te gustara que dijeran algo así. Y créeme, si eso pasa, yo misma vendré a burlarme de que sufras, porque así como tú tratas a los demás te trataré yo. Agradece que no estoy de ganas para pelear, porque en estos momentos tú estarías en la enfermería y yo en dirección por dejar inconsciente a una alumna.
—Y-yo no te tengo miedo —dice tratando de hacerse la valiente, cosa que no funcionará.
—¿Ah no? ¿Entonces por qué estás temblando tanto, Levesque? —digo intensificando mi agarre en su mentón, ella hace una mueca de dolor, lo cual me llena de satisfacción—. No quiero que le hables, mires o respires cerca de Clarisse, o te prometo que querrás estar desaparecida, lejos de mi alcance. ¿Estamos?
Ella asiente y yo la suelto bruscamente, ella se aleja a paso apresurado y me volteo a ver a mi mejor amiga, quién está recostada al casillero, soltando sollozos. Me acerco a ella y la abrazo fuertemente, ella llora en mi hombro, yo la dejo hacerlo. Está pasando por demasiada mierda para que esa chica venga a empeorar las cosas, ella no merece todo esto, se merece un príncipe azul de cuento de hadas, una jodida vida perfecta, no todo esto.
Caminamos un rato por los pasillos, ya que gracias a la suerte estamos en receso, caminamos hasta el jardín y nos sentamos bajo un frondoso árbol, ella se deja caer sobre mis piernas y yo le acaricio el cabello. Al cabo de unos minutos Nathan llega hasta nosotras, con unas carpetas en mano y muy entusiasmado. Se sienta frente a nosotras y nos hace prestarle atención, agita las carpetas que trae en mano y nos las entrega en cuanto Clarisse se levanta de mi regazo.
—¿Qué es esto, Nathan? —pregunga Clarisse tomando la carpeta que le ofrece Nathan.
—Estas son las pruebas verdaderas de los análisis de sangre que se hicieron en el cuarto de Cole —dice señalando una página dentro de las carpetas, las leo con detenimiento, pero Nathan no se queda callado—. Al parecer no toda la sangre era de Cole, es cierto que la mayoría es de él, pero hay otro ADN ahí. Creemos que el secuestrador pagó para que nos dieran pruebas falsas.
—¿Cómo lograron conseguirlas si estaban comprados? —pregunta Clarisse asombrada.
—Porque, querida amiga, el encargado de estos análisis tiene algo de moral. Al saber que se trataba de un adolescente de diecisiete años la culpa se apoderó de él, hasta que no pudo más y confesó.
—Si le pagaron eso significa que él sabe quién se lo llevó, ¿no? —pregunto yo esperanzada.
—Por desgracia no, ya que el pago se hizo dejando una bolsa en un basurero, y quedaron a través de llamadas donde la voz estaba modificada. Pero al menos tenemos la sangre del atacante.