Game Over (sin Editar)

VEINTICINCO

Estoy en serios problemas.

Con Hall como mi compañero será más difícil despistarlo para encontrarme con el secuestrador, el cual me contactó una vez más para darme la ubicación en donde nos encontraríamos. Seguramente Hall es muy observador, al igual que Kyle y Nathan, ¿cómo puedo lograr que me deje sola y alejarme? ¡Dios! Me va a dar un dolor de cabeza antes de poder encontrar una respuesta. Esto es demasiado para mi pobre mente adolescente.

Hall camina a mi lado en total silencio, alumbrando con su linterna por todos lados, buscando algún indicio de que Cole esté cerca. Yo hago lo mismo, pero con menos atención que él, necesito encontrar la manera de deshacerme de este tipo, va a estropearlo todo. Mi preocupación incrementa cuando, por primera vez, Halla me habla, sorprendiéndome totalmente.

—Ya va siendo hora de que vayas al lugar de encuentro, niña —dice, dejándome muda del asombro. ¿Cómo sabe...?—. Te recomiendo que te apresures si no quieres que una desgracia ocurra esta noche.

¿Soy yo o es sonó a amenaza?

No soy capaz de reaccionar, solo lo miro, completamente shockeada. ¿Todo este tiempo hubo alguien infiltrado con nosotros? No puede ser, si es así, no importa cuántos planes hayamos armado, siempre estarían un paso por delante de nosotros. Estoy furiosa y confundida a partes iguales, ¿cómo es que Kyle no se dió cuenta? ¿Desde hace cuánto siguen nuestros movimientos? 

—Niña, pronto será la medianoche, ¿realmente quieres esperar a que se haga más tarde? —preguntó Hall otra vez, sacándome de mis pensamientos inundados de ira.

—¿Desde cuándo nos han espiado? —pregunto, pero Hall no responde, solo se limita a seguir aparentando que está buscando algo—. ¿Quiénes son los que están detrás de todo esto? —de nuevo no hay respuesta, y eso comienza a enfadarme—. ¿Por qué...?

—No voy a responder nada de lo que preguntes —dice secamente, cortándome—. Solo te lo diré una última vez, ve al punto de encuentro antes de que sea muy tarde. 

Abro la boca para decir algo, pero la cierro de golpe cuando Hall se gira a verme con una expresión de advertencia, diciendo: «No me hagas impacientar». No digo nada más, y sin más, comienzo a caminar hasta el punto de encuentro, el cual me se me hace difícil de encontrar, pero al llegar el horror llega a mí de inmediato. Es el mismo sitio donde mi familia había acampado hace apenas una semana, de hecho, hay algunas fotografías en el suelo. Me agacho para recogerlas y poder verlas mejor, encontrándome con algo que me deja helada. En una de las fotos estamos todos en la fogata comiendo; en otra estamos todos en el río, enfocándose en Cole y Nathan; otra de ellas tiene el beso que tuve con Nathan de protagonista. No soy capaz de ver más y las rompo, horrorizada. ¿Desde cuándo me han estado vigilando? ¿Quién tan enfermo pudo haber hecho todo esto?

—¿¡Dónde estás, maldito enfermo!? —grito, totalmente furiosa, estrujando los restos de las fotos en mis manos. 

Nadie sale, ni siquiera escucho movimiento alguno. ¿Acaso esto es una broma de mal gusto? 

—¡Muestra la cara, hijo de puta! —grito nuevamente.

Escucho una risa, proveniente de unos árboles, debido a la oscuridad no puedo ver nada, pero no me quedaré con esa, así que alumbro el lugar de donde proviene esa risa con la linterna y mi cara se vuelve pálida al ver de quién se trata. ¿Qué demonios...? ¿El responsable de todo esto...? No, imposible, no puede ser real. 

—Hola, Anastasia —dice la persona culpable de todo esto.

No puede ser.

***

N A T H A N.

Hemos estado buscando por todos lados, pero ninguno de nosotros ha visto nada, tampoco he recibido ningún mensaje del resto, supongo que ellos tampoco han tenido mucha suerte. Mi mente me lleva a pensar en Ana, estaba muy tensa cuando llegamos al bosque, luego de que le llegó aquel mensaje. Me dijo que era de su madre, pero vamos, nadie se pone tan tenso con un mensaje con mala ortografía, ni siquiera la persona más maniática reaccionaría así. Fingí creerle solo porque tengo la tranquilidad de que no le pasará nada, Hall está con ella y él es un gran agente, casi tanto como Kyle, pero mi hermano lo supera en astucia y estrategia.

Me preocupa que ellos se encuentren con algún enemigo o algo así, después de todo, están tras ella, al igual que de Clarisse. Si quieren hacerle más presión seguro irán por su mejor amiga, un truco perfecto para las ratas que son. Me enoja que Ana esté en esta situación, ya ha tenido muchos problemas en su vida como para añadirle a la lista la muerte de su mejor amigo, son unos hijos de puta.

Pero no creo que Robert esté involucrado.

Por más que me irrite admitirlo, él la ama demasiado como para hacerle algo así, reconozco que ama demasiado a Anastasia como para hacerle algo, que él sabe, la destrozaría como esto lo está haciendo. Nunca creí que cuando llegara aquí me encontraría con la ex del tipo que arruinó nuestras vidas, mucho menos que llegaría a interesarme como lo está haciendo ahora. Ella no tiene ni idea de lo mucho que la quiero, me encanta todo de ella, desde su cabello suave y brillante, hasta su manera de arrugar la nariz cuando se enoja, algo de lo más tierno en ella. No hay nada que no me guste, nada, ni siquiera su absurdo pasado. ¿Por qué debería? Ella ahora me ama a mí, no tengo porqué tenerle miedo a la sombra de su pasado.

Harry golpea mi hombro, señalándome algo que al principio no noto, pero cuando la alumbro noto a qué se refiere, hay pedazos de papeles rotos por todo el suelo, no son viejos porque no se ven en mal estado, de hecho se ven bastante nuevos. Levanto un pedazo del suelo y lo giro, buscando algo que me diga qué es exactamente este papel, y me encuentro con una imagen de mi cara rota. Lo miro extrañado, al igual que Harry, quien tiene otro pedazo de papel, en ese se ve un grupo de jóvenes al rededor de una fogata y a alguien de pie hablando de forma entusiasta... espera un momento, ¿somos nosotros? Miro a Harry, en donde veo un total horror en su rostro, mezclado con asco.




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