Game Over (sin Editar)

VEINTIOCHO.

No he visto a Cole desde que Regina apuñaló a Cole en el brazo, no me han dicho nada de él tampoco, solo que está bien. Nada más. Helena me sigue visitando diariamente, contándome como toda nuestra familia está buscándome desesperadamente, incluidos los hermanos West, Clarisse y Harry. Me parte el alma escuchar como Helena dice despistarlos, y como se burla de la desesperación de mis padres. ¿Cómo era posible que esta chica fuera mi familia? ¿Cómo es que siendo mi prima se regodeara del sufrimiento de sus tíos? La verdadera psicópata no es Regina, es Helena.

Hoy Helena no ha aparecido por acá, gracias a Dios, porque sus visitas diarias me van a volver loca. Una semana entera escuchando todas esas cosas no son agradables. Porque sí, llevo una semana atrapada en esta pocilga, a estas alturas creo que no pudieron encontrar la pista que les di para que nos encontraron.

Quizá no vieron la aplicación, o nunca abrieron la app de Notitas con el plan en ella.

Quien sabe, ya mis esperanzas de ser rescatada son casi nulas, debo encontrar la manera de escapar de este lugar, sea como sea. Pero primero debo saber dónde rayos está Cole, si escapo solo yo podrían matarlo o cambiar de lugar, y mi plan original siempre ha sido que Cole saliera de aquí, aún si yo no iba con él.

—¡Ana! —grita Helena entrando a la habitación, la miro desganada desde la cama, mientras que ella me sigue sonriendo y toma asiento en la silla frente a mi cama, la misma de siempre—. Tengo noticias jugosas que darte, créeme que sí.

Helena comienza a parlotea de todo lo que pasa en mi ausencia, pero no le presto verdadera atención, no quiero seguir oyendo nada de lo que ella tenga para decirme. De pronto, dice un nombre que me saca de mi trance.

—...Nathan es muy persistente, debo reconocerlo —dice, ¿de qué demonios está hablando? La miro confundida, a lo que ella sonríe y rueda los ojos—. No me escuchaste, ¿cierto?

No respondo, no quiero hacerlo, pero mi silencio le responde su pregunta.

—Ya veo, lo repetiré solo porque disfruto hacerlo —dice sonriendo—. Como todos los días, nuestros padres y primos se pusieron a buscarte en el bosque, y en los lugares abandonados de este asqueroso pueblo. Entre ellos se encontraban tus amigos y tu noviecito —cuando dijo eso soltó una pequeña risita. «¿Y esa risita a qué vino?»—. Pues fuimos Harry, tu amiga y Nathan, por una parte, solo nosotros; luego nos dividimos, Clarisse y Harry por un lado y Nathan y yo por el otro. Pues, hablamos un poco, pero él no dejaba de hablar de ti, que molestia...

—Al punto, Helena, por favor —dije, no tenía cabeza para oír cosas que no me importaban.

—Ya voy, ya voy. Ush, que impaciente —se queja—. En fin, yo estaba hablando y hablando y cuando menos lo esperé... ¡BUM! Me besó, y qué beso. Ya veo por qué te gusta tanto este chico.

No. Es mentira.

Me levanto de la cama y me siento, mi espalda contra la pared, mi vista fija en una arruga de las sábanas. Sin darme cuenta mis ojos se empañan de lágrimas, las cuales caen una tras otra por mis mejillas. Eso es mentira, seguro es falso.

Y si crees eso, ¿por qué lloras?

—Deja de mentir, Helena, no quiero oír nada de esto —digo finalmente, no voy a caer en sus trucos.

Es un truco, ¿no?

—¿Por qué mentiría, Ana? No gano nada con eso.

—No lo sé, pero no puede ser cierto.

—Piensa lo que quieras, yo cumplo con decirte lo que pasó. Pero piénsalo, no ha pasado ni un mes y Nathan ya está besando a alguien, ¿así de mala eres en la cama, primita?

No respondí, solo la miré con mis ojos llenos de lágrimas, nunca he llegado a ese nivel con Nathan, lo más cerca a eso fue lo que sucedió en el auto de Harry. Ella comienza a reír, entendiendo el significado de mi silencio.

—¿Nunca te acostaste con él? -
—dice entre risas, su risa tan escandalosa como siempre—. Oh, vaya. Ya veo por qué Nathan me besó,  ni siquiera pudiste complacerlo como se debe.

Quisiera decir que no me afectó, pero me dejó pensando. Nunca me he acostado con nadie, ni siquiera con Nathan. ¿Y si lo que dice Helena es cierto? ¿Y si Nathan  la besó mientras yo estoy aquí atrapada? ¿Y si nunca me quiso de la misma forma que yo a él? ¿Eso significa que, otra vez, yo fui la única que dio todo de sí en una relación? 

—En fin, no hay diversión si solo te quedas ahí sentada en silencio. Hasta mañana, Ana.

Helena salió de la habitación y luego en menos de lo que esperaba volví a quedarme sola, en una soledad tan sofocante que siento que me consume. Quisiera decir que esto no es nada, que ni Regina ni Helena han logrado mancillar mi espíritu guerrero... pero la realidad es que he perdido una parte de mi espíritu día con día. Creí que a esta altura estaría en casa de nuevo, pero ya no creo que vengan por nosotros. Debo ingeniar otro plan, no pienso dejar que Cole se quede aquí más tiempo.

Primero necesito tener una idea de la arquitectura del lugar, no puedo ir a ciegas. Y también debo encontrar la manera de escapar de esta habitación, deshacerme de André, él será el verdadero obstáculo.

***

Un golpe en la puerta me hace abrir los ojos de golpe. No me había dado cuenta de que me había quedado dormida, mis energías son cada vez menos, debo salir de aquí cuanto antes. Giro mi cabeza hacia la puerta y veo a André parado frente a mí con una bandeja con comida, me sonríe y la deja en la cama. La miro sin mucho interés, no tengo nada de hambre. 

—Tranquila, está limpia —dice.

—¿Limpia? —inquiero, no entiendo de qué habla.

—Oh, así que no recuerdas nada —dice con una sonrisa escalofriante escurriendo por sus labios.

—¿Recordar qué?

—Nada importante, solo que hace unos días encontraste un gusano en la comida y te horrorizaste —dice encogiéndose de hombros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.