siempre tuve un gran amor hacia la arquitectura; todo diseño, cada detalle que era, me encantaba. y en la universidad un simple tropiezo fue que conocí a Arthur, mi amor.
para fortuna íbamos en la misma clase de arquitectura, éramos demasiado unidos. solamente me estaba enamorando de él, tan elegante y caballeroso que no podía negarme a decirle que si cuando me pidió ser su novia.
y esa confesión me distrajo de mis estudios, había reprobado materias por estar atenta a las atenciones de Arthur, mi novio hacia mí. no deseaba nada más en la vida que no fuera estar con él y verlo ser feliz conmigo.