Capítulo 01| Háblale a la chica friki dark
Y tampoco soy perfecto
Solo sé que yo te quiero así
Y el corazón no tiene cara
Y te prometo que lo nuestro nunca va a terminar
Y el amor vive en el alma
Ni con deseos sabes que nada de ti va a cambiar
Prende una vela, rézale a Dios
Y dale gracias que tenemos ese lindo corazón
Prende una vela, pide perdón
Y por creer que tú eres fea te dedico esta canción
Y si eres gorda o flaca
Todo eso no me importa a mí
La voz de Prince Royce se filtraba por las paredes de mi habitación, me voltee hacia al otro lado de la cama para volver a dormir pero los alta voces están a todo volumen. Suspire y me boca arriba con la almohada pegada a mi cara, 1…2…3… ¡demonios! Quiero dormir, gruño pegándome con la almohada varias veces y me levanto frotando mis ojos entrando al baño; hago mis necesidades y mientras que me cepillo los dientes pego mis cabeza contra el espejo. ¿Por qué dejo que Andrew se quede a vivir en el departamento? Ah ya se, porque el bastardo es mi mejor amigo, solo por eso.
Aun en boxers voy camino a la sala para detenerme en seco mirando la extraña escena, Andrew mi mejor amigo y mujeriego de primera, esta bailando con el coleto agarrando con su mano el cabello de la cosa para limpiar el piso con agua, mientras que levantaba la pelvis al sonido de Prince. Tengo tanta vergüenza y a la vez quiero grabarlo para poder chantajearlo en caso de emergencia pero lamentablemente no traigo mi celular, tan solo me quedare con la imagen el resto de mis días.
Amen.
Trataba de ahogar la risa pero estalle a carcajadas al verlo girar con la escoba, se detiene, me mira con el rostro indignado y rojo de la vergüenzas.
—Ríete todo lo que quieras, pero por lo menos yo se menearla —dice moviendo las caderas.
Niego con la cabeza aun riendo.
—A veces me pregunto si no eres gay.
Pone la palma de su mano en el pecho dramáticamente y me observa ofendido.
—Como puedes decir eso, a mi me gustan las mujercitas — dijo con una mirada picarona haciendo el sonido rawr—. Aunque pensándolo bien, si jugara para el otro bando tendría a una manada de hombres tras de este hermoso espécimen —dice recorriendo su cuerpo con las manos.
Suelto un aja y hago una mueca al sentir mi estomago gruñir, no sabia que hora era pero gracias al sol supe que es muy temprano.
—Ah, se me olvido decirte que llegas tarde a clases de míster popo—agrega, frunzo el ceño y corro a ver la hora dándome cuenta que estoy llegando a tarde a matemáticas.
Corro como un cohete hacia mi habitación para cambiarme lo más rápido posible, tomo mi mochila y saltando en un pie mientras que me pongo el otro zapato.
—¿No vas? — niega y me dice que ira más tarde, ya que había visto las clases del profesor FitzGerald el año pasado.
Sin más, voy al estacionamiento e irme en mi moto hacia el instituto.
Estoy prácticamente corriendo por los pasillos, me detengo en frente del umbral y un poco nervioso toco la puerta. Gerardo FitzGerald más conocido como míster popo, el maestro de matemáticas no esta muy alegre de verme ; por alguna extraña razón le caigo mal. Puede que sea la envidia de semejante belleza.
Miro sobre su hombro y veo una cabellera negra como la noche que llama mi atención pero FitzGerald obstruye mi vista.
—¿Qué horas son estas Jones?— la voz gruesa me da escalofríos.
El profesor no tiene un aspecto intimidante es un poco más bajo que yo, no tiene mucho cabello y es algo barrigón pero lo que nos da miedo en su voz. La tiene tan gruesa que parece que tiene una algo atascado en su garganta.
—Son las ocho treinta —sonrió como si hubiera ganado un premio.
Rueda los ojos y se aparta del camino para poder entrar al salón, claro que me dejo el pase, advirtiéndome que si vuelvo a faltar iría con el director. Me siento en la ultima fila sacando mi libro de matemáticas y empezando a resolverlas, mis ojos se despegan del libro para observa a la hermosa pelinegra del puesto del medio.
Sue Ellen es la marginada de la escuela, la que viste de negro y metida en los libros. ¿Estoy enamorado de ella? Tal vez, aunque yo tengo un concepto del enamoramiento un poco diferente. Me gusta desde que me caí en el pasillo, el primer día de clases hace cinco años. Recuerdo que me ayudo a levantar mis cosas cuando nadie lo hizo, en ese tiempo se veía diferente .
El cabello más corto, usaba blusas de colores y tenia una espectacular sonrisa que apuesto que la sigue teniendo, pero dos años después, tuvo un cambio radical. Ahora era más serie, ropa negra y bueno su cabello creció con los años.
No sabia que me había quedado mirándola como bobo hasta que FitzGerald, llamo mi atención.
—¿Le aburre mi clase, Jones? — en verdad no se, porque ese hombre me odia.
Niego con la cabeza y aclaro mi garganta.
—Lamento por haberme distraído, profesor, pero no pude evitar mirar la mancha de kétchup en su camisa —FitzGerald se pone rojo pero no de la vergüenzas, sino de la ira.
—¡Jones…! — aquí vamos otra vez.
—Ya se, ya se, ¡fuera de la clase, Ahora!— dije tratando de imitar su voz gruesa, obviamente no me sale pero hice el intento.
Recojo mis cosas y me voy como perrito abandonado, antes de salir por la puerta veo de reojo a Sue, tiene una pequeña sonrisa y esta conteniendo la risa. Ese gesto hace que mi estómago tenga aleteo, salgo dignamente con una sonrisa en el rostro.
Estaba en la cafetería junto con Andrew, que al fin se digno en venir, había pasado dos horas y nada que apareciera pero después lo encontré fumando sobre su auto. Andrew comía demasiado saludable para mi gusto, jamás pensarías de el comiendo una ensalada, un sándwich vegano y jugo de guanábana. Hago una mueca al ver su plato, yo soy más de carne. Puedo comer de todo pero mi favorito es la Hamburguesa.