Capítulo 02 | Tu no eres mi amigo
Pip
Pip
Pip
Gruño y apago la alarma del despertado, suspiro sacando las sábanas de mi y froto mis ojos para acostumbrarse a la luz que sale de la ventana, miro la hora en el teléfono, aun tengo tiempo para ir a al instituto y llevar a Matteo. Cepillo mis dientes y me ducho rápidamente para no perder tanto tiempo, ya vestida con un pantalón negro roto y una camisa fucsia bajo hacia la cocina.
Preparo unos panqueques y los coloco en un plato, termino de comer, subo corriendo hacia la habitación de mi hermano. Entro sin haber ruido, lo sacudo un poco para que se vaya despertando.
— Matty, despierta, es hora de ir a la escuela— digo con voz suave. Matteo no es un niño que tarda en despertar.
Por lo cual lo ayudó a vestirse y con su mochila en su hombro mientras se come una barra de coco, salimos de la casa.
— Sue, ¿Dónde esta mami? — me tenso un poco.
Mamá no se encuentra muy bien últimamente pero siempre dice que esta bien, que no hay nada que preocuparse pero es mentira, mentira. Miro los ojos avellanas de mi pequeño hermano y con tan solo mirarlo me entran ganas de llorar.
Tomo su mano para cruzar la calle.
— Mamá está descansando, pero más tarde cuando salgas de la escuela le compramos algo bonito.
Asiente con una pequeña sonrisa, mientras caminamos me cuenta que saco cinco estrellas en una actividad de arte, sobre la pintura. Lo felicito dándole un beso sonoro el la mejillas haciéndolo reír.
Después de unos minutos estoy dejando a Matteo en la entrada de su escuela. Me abraza las piernas ya que tan solo tiene 6 años, dice que me extrañara y que me daría una sorpresa. Con una sonrisa me despido de el hasta llegar a mi instituto.
En donde toda sonrisa que había en mi rostro desaparece de un golpe, mientras que caminaba por los pasillos podía percibir las miradas curiosas y murmullos. Muerdo mi labio y levanto la cabeza en alto, no soy una persona que mira el piso mientras la pisotean. Al entrar a la clase del profesor FitzGerald, cruzo miradas con el pelirrojo despampanante que llama la atención con su sola presencia.
Me guiña un ojo todo coqueto y yo tan solo ruedo los ojos, ridículo.
Me siento en la fila del medio empezando a sacar mi cuaderno, cuando siento una mirada fuerte sobre mi espalda, giro mi cabeza sobre el hombro y veo al cabeza de fósforo observándome. Frunzo los labios y vuelto a mi posición concentrada en resolver estas ecuaciones. Pero ¡maldita sea! ¿Este que tiene con mirarme? , pensaran que tan solo debo ignorarlo y ya pero sus ojos tienen una mirada potente que me pone nerviosa.
Inhalo y exhalo, volteándome bruscamente sobre mi puesto inclinándome un poco en su dirección.
El nota que me inclino había el, por lo tanto vuelve la mirada hasta FitzGerald. Lo fulmino y lo llamo.
— Hey, hey tu cabeza de fósforo — susurro para que solo el me escuche.
Sus cejas de Frunze y no puedo evitar analizar su rostro, tiene la mandíbula marcada y una nariz recta, labios pequeños pero carnosos y ojos cafés oscuros que podrían verte el alma.
Sacudo mi cabeza ante el pensamiento de que el es atractivo, el también se inclina pero como es más alto alcanza a poner menos centímetros sobre nosotros. Miro hacia los lados fijándome que no allá nadie viéndonos, algunos están dormidos, otros prestando atención a la clase —que se supone que tengo que hacer yo — y otras están más pendientes de si mismo que otra cosa.
— ¿Cabeza de fósforo? ¿Qué apodo es ese?— su voz en gruesa pero no demasiado, es varonil y lo hace ver más atractivo.
¡Mierda! Debo dejar de tener este tipo de pensamientos, no estoy para andar de pareja. Concéntrate.
— Eso que importa, lo único que te pido es que dejes de mirarme —susurro —es incomodo.
Sonríe, el maldito sonríe. El señor cabeza de fósforo a mi lista negra.
— Tengo ojos y puedo usarlos a mi placer, y no quiero perder la vista de una hermosa chica.
No quiero sonrojarme, no te sonrojes, ni se te ocurra Sue Esmeralda.
— Te ves adorable sonrojada — susurra devuelta, ¡pero que hijo de su madre!
Respiro profundo.
— Solo déjame en paz, ¿porque no te vas a tartamudear a otro lado? — esa mención hizo que se sonrojara.
Sue 1, cabeza se fósforo 00
Si me acuerdo de el regresándome mi brazalete hace dos días, en ese momento lo vi como un pequeño ángel, ahora lo veo como un idiota.
— Como te quedo el ojo — digo elevando un poco la voz, con una sonrisa burlona.
Cabeza de fósforo vuelve a su lugar actuando tranquilo, ocultando una sonrisa divertida. Frunzo el ceño confundida por su cambio hasta que siento alguien tosiendo falsamente. Hay no, tengo los ojos cerrados y giro lentamente sobre mi puesto acomodándome ; tan solo falta abrir los ojos para ver la mirada furiosa de FitzGerald.
Maldito cabeza de fósforo.
— Señorita Ellen, me sorprende verla hablando en horas de clase — voy a responder pero me interrumpe —. Salga de la clase ahora mismo y piense sobre su comportamiento, ¡ahora!
¿Por qué esto me pasa a mi ? A regañadientes recojo mis cosas saliendo del salón cabizbajo, estoy avergonzada. Jamás me había pasado algo así, antes de miro al pelirrojo que tiene una experiencia de culpa. Desvío la mirada para seguir mi camino pero mientras paso por la ventana del salón veo algunos murmurar entre ellos, apretó los puños y toco la pared con algo de fuerza así llamando la atención de todos, hasta de FitzGerald. Saco mi dedo corazón y desaparezco de sus vista. Yéndome a un lugar feliz.
La cafetería.
Estoy en la fila de la cafetería para poder alimentarme pero se esta siendo interminable. Hoy es día de tacos y la mayoría de aquí esta esperando los tacos veganos, yo no soy muy amante de los vegetales pero los que hacen aquí son una delicia, antes de que me tocara mi turno, siento que alguien choca con mi brazo haciendo que me inclinara bruscamente hacia adelante miro a la persona que me empujó y me doy cuenta que es el cabeza de fósforo.
El me mira pero lo ignoro, ¿Por qué tiene que estar en todos lados? No es que me afecte su cercanía sino que aparece en casa esquina, lugar del instituto. Me quejo y elijo mi aperitivo pero al parecer el nunca se queda callado.