Dentro de la celda de una prisión de máxima seguridad. Jere no abandonaba su rostro lleno de furia al saber que estaba derrotado y que todos sus planes, que en su mente eran perfectos, habían fallado estrepitosamente.
—¿Estás aburrido, chaparrito? —preguntó su compañero de celda, un gran danés con un parche en su ojo derecho y un cigarro en su boca, mientras se acercaba a un palo.
—Lo mismo debería preguntarle yo. —Otro gran danés, tomó un bate de madera con su boca, y se acercó junto al otro al pastor alemán que había creado la máquina anti-mutaciones.
—No. ¡Guardias!, me golpearán otra vez. ¡Ayuda! —Una vez más, sonidos de golpes y fueron escuchados por toda la prisión—. Me la van a pagar esos seis entrometidos...algún día. Ya verán. —gritó.
FIN
Editado: 06.08.2023