Gatica

Capítulo 12: "los sentimientos siguen creciendo"

Ya había pasado dos semanas desde que Sam volvió a la comisaría a la cual pertenecía, dos semanas desde las cuales el no había podido regresar a la ciudad de “El Olvido” pues aun no le correspondía su descanso del mes.

Durante ese tiempo el había seguido con la investigación de la asesina de su padre y del rey de narcotráfico en la zona, el “Viejo Kralf” del que nadie sabía supuestamente nada. Sam, a pesar de estar pendiente ello, no dejaba de pensar en la joven de cabellos castaños y antifaz que le había cautivado y a la cual esperaba volver a ver en cuanto tenga sus días de libres; los cuales él había decidido acumular para poder estar más de un día en el mismo pueblo de la joven.

Por su parte Liza no dejaba de pensar en Sam, a quien extrañaba y deseaba volver a ver pronto pues le había dicho que volvería. Liza durante esas dos semanas se la había pasado no solo apoyando a Candela en el bar, sino además ensayando un nuevo musical el cual lo presentarían ese fin de semana y ese día no fue la excepción.

 

—Gatica, Gatica— decía Celeste, a la chica de antifaz que estaba sentada en el piso con la mirada meditabunda y llena de nostalgia.

—Dime— contesto una entristecida Liza.

—Gatica, ¿sigues triste porque el oficial Wood, no cumplió su promesa? — pronunció Celeste con nostalgia.

—Celeste yo…— decía la joven de antifaz, siendo interrumpida por otra jovencita.

—¿De qué promesa hablan chicas? — pregunto Estrella, que acaba de llegar al ensayo del musical, y había escuchado parte de la plática de las chicas.

—De ninguna, no sé porque Celeste dijo ello— respondió Liza con cierto temblor en su voz, mientras se ponía de pie.

—Gatica, somos tus amigas, además lo que dije es cierto, y tú lo sabes, el oficial Wood te prometió volver, pero parece que no piensa cumplir su promesa, ya son dos semanas desde que se acabaron las fiestas en el pueblo y desde entonces él no ha vuelto— dijo Celeste con calma.

—A lo mejor le asignaron algunas tareas que le impiden volver, o el pueblo al que pertenece es muy lejano de este—pronunció Estrella, haciendo una pausa para luego acotar— Y a todo esto ¿de qué pueblo es el oficial Wood?

—Puede que tengas razón, se le notaba muy sincero, a lo mejor tuvo algún imprevisto como lo sugieres, y en cuanto a tu pregunta, no sé de qué pueblo sea el oficial, solo sé que no era de aquí— decía Celeste, mientras posaba su mirada en la joven de antifaz, al tiempo que agregaba en tono intrigado — ¿Gatica tu sabes de que pueblo es el oficial?

—No, no se lo he preguntado— respondió la joven castaña con calma.

—La próxima vez que lo veas pregúntaselo, a lo mejor viene de la capital. Te imaginas Gatica, lo enamoras, él te lleva con él a la capital, si eso pasa tu vida cambiaría por completo, aunque el hijo del alcalde también quiere llevarte con él a la capital ahora que ira a seguir estudios allá, aunque ya sé que tú le dijiste que no— decía Celeste.

—Gatica, ¿cómo dejas pasar una oportunidad tan buena? — dijo Estrella, en tono de reproche.

—Ian solo es mi amigo, no es justo que le dé esperanzas, si acepto su ayuda sería una forma de darle esperanzas y yo no quiero ello, no quiero que se confunda— respondió Liza.

—Bueno, tal vez tengas razón, sería injusto que alimentes su ilusión, ya que no sientes más que amistad por él, pero en el caso del oficial Wood, ¿A él también lo ves cómo amigo?, la verdad yo no creo ello— dijo Celeste, de manera picara haciendo sonrojarse a la jovencita castaña que se quedó en silencio.

—No te preocupes Gatiquita tu silencio nos dice todo, ¿no es así Celeste? —  pronuncio Estrella.

—Así es— respondió Celeste sonriendo.

 

Mientras Liza platicaba con sus amigas, en “El Escollo”, en una comisaria, Sam se encontraba hablando con su jefe.

 

—Entonces los retratistas llegan en dos semanas— decía Sam, tratando de controlar la ansiedad y rabia, que sentía, de poder con el apoyo de los retratistas conocer el rostro de la asesina de su padre y de esa forma hacerle justicia.

—Si oficial Wood, tuvo suerte que los retratistas acabaran con sus tareas asignadas antes, por ello adelantaran su llegada— respondió el jefe haciendo una pausa para luego acotar— Mañana se tomara sus cuatro días de descanso que le debemos.

—Sí, respondió Sam, al tiempo que pensaba— «Padre, en dos semanas el misterio del rostro de la persona que acabo con tu vida se revelara, y entonces no habrá nada que pueda impedir que dé con ella, para hacerla purgar condena por tu muerte»

—Pues disfrútalos hijo, lo mereces, es un muchacho muy trabajador es más puedes tomarte tu descanso desde ahora, todo está calmado en el pueblo—dijo el jefe.

—¡Gracias¡ me tomare su palabra entonces— respondió, Sam mientras una ligera sonrisa se plasmaba en su rostro.

 

Luego de algunos minutos de plática con su jefe, Sam decidió ir a su habitación a empacar su pequeña maleta para partir a la ciudad de “El Olvido”, en donde estaba la jovencita que lo había cautivado.




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