Un hombre maduro de bigote miraba preocupado a un apuesto joven de ojos azules que empuñaba sus manos con rabia mientras intentaba contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.
—Cálmate hijo, se que es doloroso poder ver el rostro del infeliz en este caso de la infeliz que le causó la muerte a tu padre pero tú fuiste quien quiso reabrir el caso— decía el comandante.
—Lo sé— respondió Sam con dolor en su voz.
—Cuentas con mi apoyo para que inicies su búsqueda nuevamente aunque en este pueblo ella no está además su padre dice que él tampoco sabe donde anda su hija,……— agregaba el comandante.
—No se preocupe, yo me encargare de este caso, voy a mi habitación, respondió Sam dirigiéndose a tomar su maleta para ir a su pequeño dormitorio, mientras el comandante lo miraba preocupado.
Mientras Sam caminaba con su maleta en la mano, muchas preguntas le pasaron por la cabeza, preguntas que solo las podría responder Liza, pues ella era la persona que era señalada como la asesina de su padre.
Luego de varios minutos de camino, Sam llego al pequeño dormitorio que tenía asignado en los ambientes de alojamiento para los oficiales dentro de la comisaria, una vez que estuvo frente a la habitación, respiro hondamente, mientras tomaba la perilla de la puerta, para segundos después girarla y entrar. Una vez que estuvo dentro de la habitación, cerró la puerta, y con pesar camino hacia una silla, sobre la cual dejo su maleta, para luego caminar hacia una pequeña cama, donde se sentó, al borde de la misma, al tiempo que se tomó la cabeza mientras múltiples recuerdos aparecieron en su mente, recuerdos que hicieron que su corazón le doliera aún más, pues en esos recuerdos aparecía la joven que él conocía como Gatica, de la cual él se enamoró sin imaginar quien era en realidad. A la mente de Sam, vino el momento en que la vio por primera vez, los momentos que pasaron juntos, y las últimas horas que compartieron juntos mientras él esperaba el bus que lo traería de regreso al “Escollo”, a su vez también aparecieron recuerdos de su padre, recuerdos en los cuales él se veía con este jugando cuando era niño, cuando su padre lo abrazaba por cada logro que conseguía o lo aconsejaba ante algún fracaso, también apareció el recuerdo del momento en el cual el se entero de la muerte de su padre, el llanto de su madre, ese llanto que hasta ese momento le seguía partiendo el corazón.
—No, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué tú?, ¿por qué tú?, esto debe ser una pesadilla, debe ser una pesadilla, una horrible pesadilla— decía Sam mientras se tomaba la cabeza al tiempo que gruesas lagrimas de dolor y desesperación salían de sus ojos.
Mientras Sam se sentía el ser más desdichado del mundo en el pueblo de “El Olvido” una hermosa joven de cabellos castaños parecía estar sintiendo su nostalgia, y ello se evidenciaba en la tristeza de su mirada.
—¡Gatica¡ —dijo Candela al ver a la joven castaña arrodillarse a recoger los pedazos de vidrio de un adorno que había caído de la mano de la joven al piso minutos antes.
—¡Disculpe señora¡ se lo devolveré— pronunció Liza, mientras recogía los pedacitos de vidrio del piso.
—No los tomes con la mano Gatica, podrías lastimarte, además no tienes que devolverme nada, más bien dime, ¿qué te pasa?, tu eres muy cuidadosa siempre, respondió Candela, mientras unas chicas se acercaron a ellas.
—Gatiquita, ¿no te lastimaste? — preguntaba Celeste.
—No— respondió Liza, con la mayor calma posible.
—Pero, ¿qué te paso Gatiquita?, tú eres la más cuidadosa de todas por ello la señora Candela te confía a ti la limpieza de estos adornos— decía preocupada Estrella.
—Es lo que le estaba preguntando, ¿qué la distrajo? — agregaba Candela.
—Tuve una extraña sensación dentro de mí— respondió Liza.
—Una extraña sensación, ¿qué clase de sensación?, dijo Celeste preocupada.
—Fue como una sensación de nostalgia y desesperación que me invadió de repente—respondió Liza con tristeza mientras se ponía de pie.
—Debes estar triste por que tu Sam tuvo que volver a su trabajo—dijo sonriendo Cielo.
—Sí, si estoy triste por ello, pero esta sensación fue mucho más fuerte que la tristeza que normalmente siento cuando Sam se va— respondió Liza.
—Es normal que la sensación de tristeza vaya variando con el tiempo hija, tu amor por Sam no es el mismo de cuando lo conociste, ¿no?, supongo que este amor a crecido más, así mismo, el sentimiento de tristeza ante su lejanía también debe ser mayor ya que lo extrañas mas que antes pues ya han compartido más cosas juntos en todo este tiempo—pronunció Candela.
—Qué inteligente es señora Candela— dijo Cielo.
—¡Gracias¡ — respondió la nombrada sonriendo.
—Si por ello debe ser, hemos compartido más cosas juntos, por ello su ausencia ahora me duele más, dijo Liza tratando de estar calmada.
—Claro que es por eso hija— respondió Candela haciendo una pausa para luego acotar— No te preocupes por ese adorno, creo que ya era tiempo de colocar uno nuevo en ese lugar.
Editado: 24.07.2022