Gavidia

Capitulo 4: Esto es problemático

Un sol rojo por su paso en el horizonte dio los primeros rayos de luz del día, el anillo en el cielo antes brillante ahora era más tenue adornando el cielo azul. Todo en el mundo parecía respirar el aire fresco de un nuevo comienzo; las plantas, animales y las personas que se levantaban temprano a sus quehaceres. La primera en salir de la casa fue una de las mujeres para conseguir algo de agua en un pozo cercano. El ruido de los animales y pollos a su alrededor le distraen lo suficiente de su entorno, un perro correteaba a sus pies sin darle ningún problema o señal de nada fuera de lo normal. Apenas llenó el balde madera con agua se dio cuenta de una gran figura extraña, recostada contra uno de los pocos árboles que tenían cerca de la casa se alza una figura revestida en metal, portando una espada enorme en sus manos. Tan solo verla la la mujer retrocede unos paso y ve al perro, este mira a la mujer y retrocede también intimidado. La imponente mujer alza su mirada para ver a la otra mujer con el balde en sus manos, haciendo que esta experimente un miedo incontrolable como nunca había sentido antes.

— ¡HAY ALGUIEN AFUERA! —Gritaba Emilia.

El alboroto hizo despertar al joven herrero de su rincón y entre bostezos se fue levantando lentamente, sintiéndose aliviado de los dolores que tenía horas antes. La otra mujer que estaba adentro con Jack al escuchar aquel grito ve entrar por la puerta a su mujer asustada y con el perro mojado siguiéndole atrás.

—¡¿Qué ocurre?!—Pregunta Romelia viendo a Emilia agitada del miedo.

—¡Hay alguien afuera, usa una armadura y no es ninguno de los soldados que patrullan por la zona!—Responde Emilia.

Solo basto eso para que la mujer dejará sus ollas y agarra un hacha de mano. Viendo la escena el joven herrero sale junto a las mujeres y ve parada frente a la entrada de la casa a la pelirroja. Ambas mujeres se quedan petrificadas de ver tal ser al cual no le llegaban si a los hombros. El joven herrero se adelanta y se coloca en medio de las mujeres para intentar calmar la situación.

—No se preocupen la señorita me acompaña—Dijo Jack intentando presentar a su acompañante.

— ¿Ella? ¿Ella viene contigo? ¿Y estaba afuera?—Preguntó confundida Romelia percatándose ahora bien que aquello no era un caballero sino una mujer en armadura.

—Si… pero no quiso entrar conmigo ayer, prefirió quedarse afuera—Responde Jack un poco apenado por no haberles contado antes.

La pelirroja sin prestar mucha atención a las mujeres miraba los pollos y ovejas que pasaban por el lugar. A sabiendas de la situación recostó la hoja de su espada contra el hombro.

— ¿Te sientes mejor? —Preguntó la Aria—. Ayer estabas terrible que ni podías caminar.

—Mejor que ayer absolutamente—Responde el joven herrero—. Dentro de lo que cabe haber sido perforado como una brocheta de carne asada, solo faltaron las papas y el pimiento en la hoja de esa espada.

—Tu humor me lo confirma… Lo siento por hacerte pasar por eso..

—Tranquila mujer, aún tengo algo de escalofríos de recordarlo pero ya lo pasado pasado se queda como dicen—Responde Jack de forma optimista.

—Bien, entonces nos vamos—Responde Aria.

— ¿Ahora, tan rápido? —Preguntó el joven.

—Si, pero antes, ¿Me traes un poco de agua? Quiero limpiar esta sangre para ir al pueblo.

—Voy.

El joven se alejó de la pelirroja regresando con las dos mujeres, éstas aún estaban en alerta por la desconocida que no le apartaban la mirada.

—Disculpen, ¿Me prestan un balde de agua para mi amiga? —Dijo Jack en un tono amable.

—C-Claro, no hay problema—Responde Romelia.

Una de las mujeres se apartó de ellos y fue en busca del balde con agua. La que había quedado junto al joven estaba muy en alerta de la pelirroja, esta última evitaba contacto visual con ambas mujeres. Sin apartar la mirada la mujer se acerca un poco más al joven herrero.

—Y… ¿Quién es tu amiga, es tu esposa o familiar? —Pregunta Romelia.

—Pues, ninguna de las opciones… Solo estamos viajando juntos—Responde Jack un tanto incómodo por la pregunta.

—Ummm ya, entiendo.

Las respuestas del joven solo hacían que la mujer se confundiera más. Al llegar la otra esta le pasó un balde de agua al joven herrero para que se lo llevara a la pelirroja él mismo, temerosa de acercarse a ella. Cuando este fue y le entregó el balde la pelirroja lo agarra y se lo tira encima, casi mojando al joven herrero.

—¡Hey casi me mojas!—dijo Jack.

—Perdona—Responde Aria para luego sacudirse.

Durante unos minutos con un paño mojado la pelirroja se fue quitando de encima las manchas de sangre aunque no pudo eliminar del todo el olor a sangre. Había quedado un poco dejado por los líquidos del Alcrodos lo cual fue lo más difícil de limpiar. Al terminar tiró toda el agua enrojecida a la tierra.

—No pregunte pero, ¿Dormiste bien anoche? —Preguntó Jack viendo a Aria actuar de forma normal.

—Te acostumbras a dormir a la intemperie, al menos si algo llegase a venir estaría la pendiente—Responde Aria en un tono seco.

—Entonces no dormiste.

—Lo hice pero con un ojo abierto.

El joven herrero mira algo escéptico a la pelirroja pero a sabiendas de llegado a este punto no se le hacía raro, dando casi por hecho esa afirmación.

—Bien, ¿Cuál es el itinerario de hoy?—Preguntó Jack al mismo tiempo que se estira debido al estar recién levantado.

—Hay que reabastecernos y seguir adelante, nuestro destino está a un día de distancia—Responde Aria.

— ¿Comida? Estoy seguro que aún nos queda lo que llevamos de aquel pueblito—Afirma Jack mientras se acomoda los guantes.

—No, alcohol.

—... Vale, tu vicio.

Juntos se dirigieron con las dos mujeres, el joven le entregó el balde a Emilia y estrechó su mano con la de Romelia esbozando una sonrisa en agradecimiento

—Emilia, Romelia, muchas gracias por la posada. Espero que el dinero les sea de utilidad—Dijo Jack sonriendo.



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En el texto hay: muerte, violencia, fantasía grimdark

Editado: 13.02.2025

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