Capítulo VI
Odio
La oscuridad se siente infinita para la pelirroja en medio de su viaje al mundo de los sueños, como si su forma dentro de allí fuera una imagen borrosa en el agua que va aclarando. Al materializarse se encuentra tirada en medio de un prado verde como es usual, apenas levantarse del suelo ve una cabaña a la lejanía y se aleja caminando en silencio todo lo que puede. Desviando su mirada de la cabaña ella ve alguien lejos sentado en una piedra al lado de un árbol, dándose cuenta al instante de quién se trata pero eso le confunde aún más, ya que es alguien que no debería estar aquí.
—Gre… gory…—Dijo Aria confundida.
Apenas de tan solo escuchar las débiles palabras que casi eran más un susurro de la pelirroja, el caballero se da vuelta a verla con una expresión neutral. Tan solo verle a los ojos ella pudo sentir que el caballero estaba pensativo, con un conflicto de emociones que aun en muerte tenían a su alma agitada.
—He… He estado hablando con gente en este lugar, en el tiempo que has tardado en entrar aquí—Dijo Gregory.
Afirma el caballero mientras las sombras de aquellos matados por la pelirroja antes se pasean a los alrededores como sombras, acechando y maldiciendo en voz baja.
—Tu… No deberías… Estar… Aquí…—Respondió Aria, consciente de que el tiempo en este lugar transcurre diferente al del mundo real, sin embargo la presencia del caballero le es extraña—. Yo… No provoque… Tu muerte…
El caballero ignora las palabras de la pelirroja y mira al suelo triste, consciente de su propia muerte y que ahora está atrapado en este lugar por alguna razón que le es desconocida tanto para él como para ella.
—Mamá… Hermanos, amigos… Les he fallado…—Dijo Gregory intentando contener sus lágrimas de frustración.
Sintiendo lástima por el caballero la pelirroja se acerca a este, posando su mano en el hombro de este. En un primer momento piensa apartarla pero primero la mira a los ojos, sintiendo de nuevo aquel sentimiento de familiaridad de antes.
—Ellos… Están bien… La criatura… Muerta…—Responde Aria mientras siente cómo el mundo a su alrededor tiembla, el esfuerzo de hablar está acortando el tiempo que tiene para estar allí y es algo que incluso Gregory llega a sentir—. No sé… Por qué estás aquí… Yo no te mate… Ni conduje tu camino a la muerte… Deberías descansar en paz…
Viéndose a los ojos y en este reino de las verdades el caballero se da cuenta que la pelirroja es sincera con él. Esto provoca que el corazón y alma del caballero se tranquilicen bastante, aunque no lo suficiente.
—Ellos me contaron muchas cosas sobre ti, cosas horribles, ¿Son verdad?—Pregunta Gregory con algo de esperanza en la respuesta de Aria, con un atisbo de amor generado por el interés que había sentido por ella antes.
La pregunta hace que la pelirroja levante su mano del hombro del caballero y mira en otra dirección apenas. Incapaz de decirle algo solo asiente con la cabeza.
—Ya veo… Entonces lo nuestro habría sido más complicado de lo que podría haber imaginado… No se si estar feliz o triste…—Dijo Gregory cabizbajo.
—No te hundas en el abismo por mi, Gregory—Dijo Aria concentrando toda su fuerza de voluntad y mental al hablar—. Solo céntrate en aquellos que amas y que te aman a ti, quédate aquí es algo que haría un caballero, no uno como tú.
Todo el mundo empieza a temblar más que antes, el horizontes y el cielo de rompen cuál vidrio dejando atrás un vacío negro visible. El caballero ante las palabras de la pelirroja se levanta y la mira frente a frente.
—Aun con todo y tu actuar, no se que pensar de ti, no termino de saber si eres una horrible persona o solo alguien que es víctima de su propia existencia—Dijo Gregory buscando una respuesta.
Las sombras alrededor de ellos los rodean como tiburones rodeando a sus presas, molestos al ver que la pelirroja intenta sacar al caballero de allí y que no se una a ellos en la espiral de odio que han formado.
—Soy ambas cosas, no tienes por qué buscarle mayor significado. Ahora vete o dime que prefieres, ¿Te quedarías aquí con estos resentidos mientras tu familia aún te necesita? Eres un caballero, un gran hombre, vete mientras puedas—Responde Aria.
Aquellas palabras de cierta forma acarician el alma del caballero, sintiendo una gran honestidad y aprecio por su labor, provocando que su figura empiece a desaparecer desde los pies.
—Señorita Aria, espero pueda detener toda esta masacre sin sentido y pueda ser feliz—Dijo Gregory mientras aún le quedaba su cuerpo del pecho hasta la cabeza.
—...
Sin respuesta el caballero se desvanece dejando a la pelirroja sola con las sombras. Indignados las apariciones cierran el círculo alrededor de ella y emergen como figuras de alquitrán que se aferran a sus piernas, intentando escalar pero sin las fuerzas para lograrlo. Ahí la pelirroja suelta una lágrima de su ojo izquierdo y retrocede para ver la cabaña en la lejanía. Un breve recuerdo de ella pequeña junto a un caballero llegan a su mente, haciendo que suelte un suspiro de tan solo recordarlo.
—«Al menos no estarás atado a mi, Gregory, ellos te necesitan» Piensa Aria para sí misma.
Con la mente más en calma la pelirroja camina dejando atrás a las sombras que le persiguen, viendo cómo su alrededor se resquebraja como trozos de un vidrio hacia el abismo. El panorama se rompe hasta dejarla a ella sola caminando, dejando un vacío por donde ya pasó y el terreno de reforma momentos antes de pisar el suelo.
Editado: 01.08.2025